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Opinión

Más de 34 mil niños han dejado de matricularse en Ibagué desde 2020

Más de 34 mil niños han dejado de matricularse en Ibagué desde 2020

Por Nicolás Álvarez
Economista U. Nacional


Platón, uno de los más grandes pensadores de todos los tiempos, afirmaba en su obra La República que “El objetivo de la educación es la virtud y el deseo de convertirse en un buen ciudadano”. 

En otras palabras, la educación es la herramienta por excelencia para mejorar la calidad de vida de las personas y de las ciudades y, así mismo, tiene un papel clave en la promoción de la igualdad y la inclusión social.

Es gracias a la adquisición de habilidades y conocimientos que las personas pueden superarse, salir de la trampa de la pobreza y realizarse como personas, una cuestión que ha sido dejada de lado por la actual Alcaldía de Ibagué.

Según datos del Sistema Integral de Matriculas (SIMAT), en 2020 hubo un total de 108.641 matrículas en el sistema educativo ibaguereño, mientras que en el 2021 hubo 103.356 y en el 2022 llegó a la escandalosa cifra de 73.946 matriculas. Esto denota la gravísima tendencia que podemos evidenciar en nuestro municipio: cada vez menos niños están estudiando; y, aunado a lo anterior, podemos observar que de 2020 a 2022 hubo una reducción del 29% en las matrículas escolares.

De lo anterior, surgen las siguientes interrogantes ¿por qué se han reducido en tal magnitud las matrículas? ¿en dónde están y que están haciendo esos niños que no se matricularon en el sistema educativo? ¿qué está haciendo la Alcaldía para recuperar a esos niños, niñas y jóvenes que han desertado del sistema educativo?

Ahora bien, si se analizan los anteriores datos según el ciclo educativo, nos encontramos que el impacto ha sido diferenciado, siendo los más afectados aquellos a quienes debemos darle mayor protección: los niños y niñas. 

Según datos del SIMAT, mientras que en 2020 había 10.291 niños matriculados en preescolar, en 2022 solo hubo 5.286 matriculados, una reducción de casi la mitad de los infantes. Esto resulta extremadamente preocupante porque es en las etapas más tempranas de la formación educativa donde se desarrollan las habilidades motrices, cognitivas y sociales que son fundamentales para el futuro en el mundo laboral y personal. 

En ese mismo sentido, dichas deficiencias generadas a causa de la negligencia del sistema educativo, están condenando a que los niños y niñas ibaguereños no puedan acceder a educación superior en el futuro, debido a las falencias que tendrán en su educación y esto, a su vez, provocará que no puedan acceder a buenos trabajos y a un ingreso digno que les permita salir a ellos y a sus familias de la condición de pobreza en la que se encuentra sumido el 34% de los ibaguereños.

Las estadísticas anteriores son el resultado de un sistema educativo paquidérmico que no está incentivando y facilitando a que los niños, niñas y jóvenes se instruyan, además, tampoco está funcionando el sistema de alerta temprana que haga seguimiento de los estudiantes que abandonan el sistema escolar. 

Para la muestra de un botón, el año pasado 6 niños de la misma familia que residen en el asentamiento Portal de Nazareth se encontraban sin colegio, debido a que el único colegio al que podían asistir debido a la cercanía a su vivienda, no los aceptaba, arguyendo que no tenían cupos. Solo a través de una tutela logramos que el Juzgado 13 Penal Municipal de Conocimiento ordenará al municipio de Ibagué y al colegio que se les diera el cupo a los 6 niños. 

Llegados a este punto me pregunto ¿cuántos niños, niñas y jóvenes estarán en la misma situación de olvido por parte del sistema educativo ibaguereño? Sin duda, es imperativo un verdadero fortalecimiento en el sistema de alerta temprana escolar debido a que está permitiendo que los niños abandonen el colegio y no se está haciendo nada o muy poco para recuperarlos y brindarles más oportunidades. 

Antes de diseñar visiones de Ibagué a 10 o 15 años, debemos enfocarnos en dar solución a los problemas de base, como la educación, que están generando un lastre para que la ciudad pueda tener un alto crecimiento y desarrollo económico, para que de esa forma se puedan reducir las altas tasas de desempleo y pobreza que aquejan a nuestra ciudad. 

Nunca podemos olvidar que la base de cualquier propuesta económica siempre son los trabajadores quienes son los que construimos y generamos la riqueza y, por consiguiente, la educación y la dotación que les podamos brindar a los actuales y futuros trabajadores será lo que realmente podrá transformar la ciudad y el departamento.

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