Columnistas
Dios los cría...y el clan hurtado los postea en sus redes

Por José Baruth Tafur Gutiérrez
*Abogado-especialista y magister U. Externado de Colombia
En Ibagué llueve, y no sólo agua, también llueven fotos con condenados por corrupción; mientras la ciudad se ahoga literal y políticamente, el clan Hurtado sin importar la pobreza y falta de oportunidades busca a cualquier aliado.
Y es que no hay nada más hermoso que ver a los semejantes reencontrarse. Como almas gemelas con prontuario.
Ahí los vimos, sonrientes, bien peinados, sin una gota de mostaza de vergüenza: así es Andrés Hurtado y su hermana —la misma que cree que dar comida a niños y abuelos es una “opción, no obligación”— y como cereza del pastel, el exalcalde de Armero Guayabal, Medardo Ortega. ¿No le suena? Le refresco la memoria: fue procesado por sus nexos con el caso del ex senador del Partido Liberal, Mario Castaño, por malos manejos de recursos durante su administración.... y ahora posan juntos con la candidata a la cámara hermana del jefe del clan hurtado como si nada, aunque el jefe del clan hurtado le debemos la construcción de la 60.
Porque en este clan, lo importante no es que no tengas antecedentes, sino que compartas el espíritu… del saqueo, sí, el saqueo de sueños y un bienestar para los ibaguereños.
Mientras tanto, acá donde estamos nosotros el pueblo, en la ciudad real, el cielo se viene abajo y la administración también. Las lluvias recientes no solo revivieron los fantasmas del invierno, sino también los del abandono.
El Coliseo Mayor, esa joya que costó 61.000 millones de pesos y fue “reinaugurado” más veces que un bar de mala muerte, el cual se llena … pero no de deportistas, sino de goteras.
¡Pero el caos solo demuestra la falta de proyección de planeación y anticipación de problemáticas; en las comunas, los derrumbes taponan vías, los árboles caídos bloquean barrios, y los barrios parecen sets de películas postapocalípticas! Pero, ¿y la alcaldesa Johana Aranda? La misma que aparece en redes, la señora alcaldesa que aparece hasta en la sopa cuando se trata de cámaras, disfraces o entrevistas azucaradas, ahora parece estar atrapada en el mismo hueco que no han tapado desde la administración pasada.
Eso sí, si el barro fuera escenografía para un TikTok, seguro ya estaría bailando en botas, con pala en mano y casco blanco, pero como lo que se necesita es gestión y no show, pues… no apareció. Pero la ciudad en caos. El silencio se vuelve política de Gobierno.
Y aquí estamos: con barrios convertidos en lagunas, y el clan hurtado que no repara en invitar al círculo a fichas manchadas por presunta corrupción. Porque en este circo tropical, los delincuentes no se esconden: se abrazan, se suben a la tarima y se toman la foto.
Dicen que Dios los cría y ellos se juntan. En Ibagué, además, se etiquetan, se postean y hasta se lanzan de nuevo; así que si ve al clan Hurtado tomándose una foto con alguien, pregunte primero: ¿cuál fue el escándalo? Porque aquí la hoja de vida se mide no por logros… sino por la condena. Y si no ha sido condenado, tranquilo, es cuestión de tiempo.
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