Columnistas
La mala hora de la oposición

Por Felipe Alejandro González Sabogal
Resulta interesante el mutuo proceso de aprendizaje en los polos opuestos de la política nacional. La izquierda democrática aprende a transitar de la denuncia al poder, de la traza militante en los Derechos Humanos a gerenciar, implementar recursos y buscar la consolidación de resultados medibles en el ejercicio de gobierno.
En contraste, la derecha aprende a ser oposición, sin las mieles del poder, sin motosierra, haciendo política en franca lid.
Por estos días, la oposición no pasa por el mejor momento. La derecha se agrupa y obedece en torno a la figura patriarcal y autoritaria de Uribe, quien les indica a diario qué hacer y decir, quien sí y quien no; regaña y corrige a sus líderes inmediatamente después de sus intervenciones.
Es el eje sobre el cual gira toda la derecha colombiana, eje que se va haciendo frágil, por el ineluctable paso del tiempo y sobre todo por los cercanos movimientos de la justicia que en cualquier momento podría llegar a condena al presunto jefe político del aparato narco-paramilitar.
De contenido ideológico más bien poco tirando a nada.
Como muestra de ello, en la última convención del Centro Democrático escasas fueron las propuestas que se escucharon para ayudar al país; por el contrario, el mismo Uribe tuvo que reprender a sus discípulos Holguín y Mejía por el uso de expresiones como ‘dar de baja’, la exhibición de símbolos nefastos como la motosierra y la apología directa al régimen de Bukele caracterizado por gravísimas violaciones de los Derechos Humanos, que tarde o temprano serán objeto de juzgamiento ante la justicia internacional.
En el auge de la Justicia Restaurativa, la centralidad de las víctimas y su pleno reconocimiento, representantes del uribismo exhiben la motosierra como símbolo identitario de su movimiento político… ¿En qué estamos?. En vez de escucharse una propuesta política para los problemas estructurales del país, todo parece reducirse a los ya quemados términos de “castro chavismo”, “guerrilleros” y “comunistas”, contenido central de cualquier intervención o discurso, sin que pueda verse alguna sugerencia o solución respecto a las problemáticas que enfrenta la nación.
Los candidatos del uribismo aún no destacan en ningún sondeo, se encuentran dispersos, enfrentados entre sí, esperando la orden de su amo para ver quien los representará en las justas del 2026.
Por el contrario, en la otra franja hay perfiles que vienen tomando fuerza, Gloria Inés Ramírez, María José Pizarro, Gustavo Bolívar, Francia Márquez y Susana Muhamad, son algunos nombres que desde ya agitan el panorama electoral y pueden llegar a aglutinar las fuerzas políticas que hicieron a Petro presidente.
A su vez la oposición al gobierno nacional ha enfocado todas sus fuerzas en bloquear las reformas sociales, en los despiadados y personalísimos ataques al presidente, sin que hayan tenido significativos resultados.
El gobierno se mantiene estable frente a estos ataques, se fortalece vinculando a la ciudadanía a las decisiones trascendentes de la clase trabajadora como la consulta popular, tiene candidatos fuertes y las bases en proceso de organización para lo que se viene. Amanecerá y veremos.
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