Opinión

Dos visiones acerca del significado de la vida

Dos visiones acerca del significado de la vida

Por Juan Bautista Pasten G.


La disciplina reflexiva que trata acerca de las temáticas planteadas, es la Antropología Filosófica que, si bien surge como tal a fines del siglo XIX, se halla fundamentada en los orígenes de este pensamiento discursivo en la antigua Grecia. En efecto, intentar discernir el germen de la humanidad y las temáticas derivadas, han prevalecido desde la antigüedad hasta el presente.

Por lo pronto, la actual columna se enmarca en el rol que tenemos – o debemos tener – en la sociedad, es decir, en la participación, activa o pasiva, que cumplimos en el mundo. Apunta, de modo prioritario, a la necesidad del ejercicio reflexivo como medio substancial de crecimiento y evolución del ser humano, tanto individual como colectivamente.

En el contexto descrito, propongo dos maneras de percibir e instar tal desarrollo, recurriendo a conspicuos pensadores, aparentemente disímiles, Sin embargo, la labor filosófica trasciende las diferencias cuando se trata de generar campos de reflexión, examen y acción transformadora.

Por cierto, es preciso acotar que existen muchas formas de entender, investigar y proponer pensamientos propulsores de cambios fundamentales. De hecho, cada filósofo tiene su peculiar modo de tratar el tema en cuestión. No obstante, en esta oportunidad, he seleccionado los pensadores que enunciaré prontamente.

Como hemos señalado en escritos anteriores, pienso que los cambios esenciales comienzan – deben iniciarse – en la consciencia de las personas, en cada uno de los seres humanos. Así y solo así, estaremos en condiciones de perfeccionarnos y proyectarnos positivamente en el mundo y, como tales, convertirnos en agentes de transformaciones substanciales para la humanidad toda.

Ahora bien, el modelo de desarrollo, la tarea de crecimiento integral, lo abordaremos mediante las ideas de dos pensadores, ambos del siglo pasado; ellos son el filósofo español José Ortega y Gasset y el escritor alemán Hermann Hesse.

I. Tesis de Ortega y Gasset. La propuesta a describir se
halla en el libro “El hombre y la gente”, donde dedica un capítulo entero para enunciar lo siguiente:

a) “Alteración”, del latín “alter”, lo otro, lo ajeno. Estar alterado es estar “fuera de sí”, de uno mismo, movido, llevado y traído por las cosas, por los acontecimientos externos. En otras palabras, un ser alterado es manejado, manipulado, condicionado e, incluso, adoctrinado por lo exterior, se actúa y vive como simple elemento irrelevante de la multitud, como “hombre masa”.

b) “Ensimismamiento”, un descriptivo y bello concepto de la lengua española, para referirse a la posibilidad del ser humano de dejar de estar “alterado”, de vencer la manipulación externa. El ensimismarse es una actitud exclusivamente humana, la cual permite abandonar y “salir del mundo exterior” e “ingresar” al más importante de los mundos, “el interior, el propio e íntimo”, aquel donde nadie puede entrar, salvo que lo permitamos. Esto posibilita pensar y reflexionar en y por nosotros mismos, darnos cuenta de quienes somos y que queremos hacer con nuestra vida.

c) “Praxis” o acción creadora”. La mediación del pensamiento racional y consciente, posibilita – ahora y en todo momento – “regresar a la realidad externa”, pero ya no para ser una máquina humana, tampoco una marioneta ni una hoja llevada por el viento de aquí para allá. Entre otras muchas cosas, descubrimos que quizás seamos esa hoja, pero también somos el viento e, incluso, quien mueve el viento.

Al “retornar” a la realidad exterior, lo hacemos conscientes de quienes somos verdaderamente, más vigorosos, más resilientes, más positivos y energéticos. Ahora somos dueños y creadores de nuestro destino

Esta es la propuesta del filósofo español, que invito a meditar y profundizar.

II. Tesis de Hermann Hesse. Gran escritor, cuyas ideas hemos rescatado de su libro “ El lobo estepario”. En este texto, el autor asimila la existencia humana, desde su origen hasta nuestros días, a una obra artística, la llama “el gran teatro del mundo”.

Ciertamente, en toda obra teatral que se precie, intervienen, en términos genéricos, diversas personas; entre estas podemos mencionar los siguientes:

a) “Los actores de reparto”, que cumplen papeles secundarios y acompañan a los actores principales, son aquellos que entran y salen del escenario. Por lo general, constituyen una importante cantidad de actores y/o personas.

b) “Los protagonistas”, ejercen un rol principal y sobre ellos gira el rumbo de la obra y de la historia. A diferencia de los anteriores, los protagonistas constituyen un reducido número de actores y personas. En este punto surge la pregunta: ¿Quiénes son o han sido los protagonistas – positivos y/o negativos – en la historia de la humanidad?

c) “Los espectadores”, representan a la gran mayoría de los seres humanos, es decir, son quienes pueden observar la obra (la historia), además de analizarla, cuestionarla e interpretarla. Sin embargo, lo que los espectadores están impedidos de hacer, es… cambiar y transformar la obra, la historia. Los espectadores cumplen una función más bien pasiva e inánime, dependen de situaciones y acontecimientos externos.

d) “Autor”. “Director”. “Guionista”, son los auténticos constructores y creadores, quienes imaginan, escriben y consolidan la obra y la historia. Siempre son personas individuales con la suficiente paciencia e idoneidad para forjar los parlamentos, derroteros y objetivos de los actores. En el plano real e histórico son aquellos seres capaces de idear, planificar y concretar su ser en el mundo, los constructores de su propio destino.

Aquí culminamos las tesis de comprensión, desarrollo y evolución que establecen ambos pensadores. Ahora, corresponde a cada uno de Uds., estimados lectores practicar los caminos propuestos, utilizarlos como sustratos y modelos de crecimiento o – mejor aún – teniendo presente éstos, junto al conocimiento de otras instancias filosóficas y/o psicosociales, aventurarse a pensar, elaborar y concretar teorías acordes a la realidad existencial de cada uno.

En consecuencia, no es tiempo de procrastinar, vale decir, no debe posponerse la decisión de construir un mundo mejor, cuyo inicio se encuentra en ti, en mí, en nosotros, en la humanidad entera. Es tiempo de aplicar y expandir, con amor, certeza y alegría, las sublimes palabras del gran poeta mundial Walt Whitman:

“La vida es un poema y a todos nos corresponde agregar una nueva estrofa”. ¿Cuál será la estrofa que agregarás tú al poema de la vida?

Docencia e investigación en Filosofía - Universidad de Chile

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