Opinión
Objetividad en desuso
Carlos Alberto Estefan Upegui
A los analistas económicos y técnicos les asiste éticamente la responsabilidad de ser objetivos, de decir siempre la verdad.
Lo anterior, puesto que se supone que su análisis sea tan riguroso como sus mismos conocimientos, con total imparcialidad e independencia.
Sin ser vulnerables al pago de honorarios con mayor razón cuando se trate de la toma de decisiones que puedan afectar a la comunidad.
Pero, lastimosamente sucede que sí hay quienes se contratan para emitir juicios y preparar discursos y publicaciones al servicio de dichas causas, o cuando menos, para desinformar y confundir al público con propósitos perversos.
La confianza depositada en profesionales competentes precisamente se basa esperando en que ellos sean el fiel de la balanza con un sustento válido.
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Así como el paciente confía en el diagnóstico de su médico y el tratamiento orientado a resolver su enfermedad, Igual se espera de un técnico contratado para cualquier asunto sea de la competencia que fuere.
La política no es una ciencia, mucho menos exacta, se dice que es un arte, pero se vale del acompañamiento técnico para tomar determinaciones que se supone deberían estar al servicio de la verdad y no del engaño.
Sin embargo, ese es un mundo al cual le falta mucha moral y objetividad. Por eso, donde falta la ética vienen las grandes equivocaciones.
De otro lado, los medios de comunicación matriculados en causas políticas, también han perdido objetividad e imparcialidad, principios básicos de su oficio.
Su obligación es garantizar la transcripción fidedigna y exacta de los hechos reales, pero no sucede siempre así.
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Un ejemplo elemental, pero de gran trascendencia, aunque no parezca, fue el trabajo inapropiado de los camarógrafos, director y coordinador de la transmisión de televisión del 20 de Julio pasado desde el Congreso de La República. No trasmitieron de manera fidedigna lo que allí ocurría, omitieron escenas y se recargaron en otras.
Así mismo, hubo periodistas que pasaron por alto deliberadamente las exageraciones y mentiras del discurso del presidente y, por el contrario, elogiaron sus palabras, siendo su oficio obrar con objetividad.
Para no ir muy lejos, igualmente los empresarios en plena campaña electoral resolvieron amedrentar a sus empleados si no votaban como ellos querían. Su intención era torcerle al brazo a la democracia, aun tratándose de un derecho fundamental consagrado en la Constitución Nacional que obliga a respetar la voluntad del ciudadano, representando esto otra transgresión a la objetividad y la transparencia.
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Son muchos quienes quieren infringir la ley para ponerla al servicio de sus propios intereses.
En consecuencia, cuando no es la prensa terminan siendo los abogados y los jueces.
Y qué no decir de los órganos disciplinarios, los entes de control que operan según su propio interés.
Reflexión:
"No les falta razón a quienes sostienen que el ejemplo no es propiamente el mejor argumento para predicar y o enseñar, sino el único."(...)
“Un verdadero líder siempre tratará de guiar a los demás dando ejemplo”. Nelson Rolihlahla Mandela.
*Exgobernador del Tolima.
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