Opinión

La crisis de salud mental en Ibagué no es por falta de Dios

La crisis de salud mental en Ibagué no es por falta de Dios

Por: Juan Sebastian Giraldo


Aunque la crisis de salud pública por problemas de salud mental no se mide únicamente en los casos de intento de suicidio, sí es un buen factor para hacer un diagnóstico del tema.

El Sistema Nacional de Vigilancia en Salud Pública –SIVIGILA, identificó un total de 671 casos de intento de suicidio en Ibagué para el año 2022. En lo corrido de este año, se habla de al menos 330 casos, una cifra bastante similar al año inmediatamente anterior.

En comparación con otras ciudades que poseen un nivel poblacional similar, Ibagué ocupa el primer puesto en casos de intento de suicidio: Ibagué (671), Manizales (618), Pereira (614), Soacha (610), Villavicencio (398). Por otro lado, la tasa de incidencias por cada 100 mil habitantes es bastante similar entre las primeras tres ciudades.

Se debe señalar que las mayores causas de ideación suicida en el Tolima para el 2023 son: 1. Problemas familiares (36,5%), 2. Conflictos con pareja o expareja (26,2%), 3. Problemas económicos (10,4%), 4. Problemas jurídicos (6,5%), 5. Muerte de un familiar (4,5%), Maltrato (4,3%), 6. Enfermedad crónica (4,1%), 7. Problemas escolares (3,5%), 8. Problemas laborales (2,8%), 9. Suicidio de persona cercana (1,3%), 10. Falta de Dios (0%).

Así las cosas, las políticas gubernamentales en torno a la salud mental deberían estar enfocadas en atender las principales causas de ideación suicida ya mencionadas. Sin embargo, aún persiste la idea arcaica de que las personas que piensan en acabar con su propia vida están en dicha situación debido a las oscuras tentaciones del diablo y a la falta de Dios en sus vidas.

Un ejemplo de ello es la ex secretaria de Salud de Ibagué y hoy candidata a la Alcaldía de Ibagué, Johana Aranda, quien, siendo aún encargada de la cartera de Salud en 2020, afirmó que los suicidios en Ibagué eran por ausencia de Dios en los hogares y propuso crear una red con sacerdotes y pastores para hacerle frente a la problemática. Como quien dice “atacar el problema de raíz”.

El puente de la vida

Otros piensan que la solución es colocar una imagen gigante de Jesucristo, o en su defecto, exorcizar y echar agua bendita (como ya lo han hecho) en el puente de la variante, llamado también el puente de la vida. Detrás del “puente de la vida”, que se convirtió en la mayor ironía de Ibagué debido a los suicidios, también hay mucha tela que cortar.

La necesidad de unas rejas de alta envergadura, cámaras de seguridad y elementos que eviten que las personas se puedan suicidar desde este sitio, es innegable y prioritaria, una acción que, de no ser por la tiradera de pelota entre la Alcaldía de Ibagué, la ANI y APP GICA, ya se habría realizado desde hace meses. No obstante, el evitar que se puedan lanzar desde el puente de la vida tampoco soluciona el problema.

La represión a la conducta suicida puede provocar un efecto adverso en las personas, así como se evidencia en varios países orientales. La prevención y el tratamiento a los problemas de salud mental de manera temprana es fundamental si de verdad se quiere hacer algo por los ciudadanos.

El papel de los medios de comunicación

Un lamentable hecho ocurrido el 6 de febrero de 2019 en Ibagué, en el que una mujer con su hijo en brazos decidió saltar al vacío desde el puente de la variante, se convirtió en tendencia. En Ibagué, la mayoría de medios de comunicación y otros testigos de la tragedia se encargaron de hacer de lo ocurrido todo un show, una película, un espectáculo y el clamor mediático por mendigar un par de likes y compartidas. En internet se crearon memes, se hicieron chistes y se popularizó la estructura metálica como el lugar de los suicidios.

Ese año los intentos de suicidio llegaron hasta los 641, a pesar de que en 2018 fueron 457, casi 200 menos. Debe existir como norma en los medios de comunicación una responsabilidad con este tipo de sucesos, de nada sirve que el día de mañana las personas ya no se puedan lanzar desde el puente de la variante y que un par de semanas después aparezca un titular tendencioso que diga: “Este es el nuevo sitio para suicidarse en Ibagué”.

No importa que no de likes, que no lo compartan, que no haya interacción con las publicaciones, los medios de comunicación deberían, como mínimo, dar a conocer frecuentemente las líneas de atención psicológica disponibles en cada municipio. En el caso de Ibagué, pueden comunicarse al 123 para la línea ‘Yo te escucho’ de la Alcaldía o al 3186072341 ‘Línea Naranja’ y al 3173188854 ‘Yo te escucho: háblalo', de la Gobernación del Tolima.

¿Qué hacer?

Son muchas las tareas pendientes si se sueña con una Ibagué con mejor salud mental, pero principalmente se debe velar por la prevención de estos problemas, los cuales son más fáciles de tratar si se encuentran en etapas tempranas o si no existen. No se debe esperar a que las personas a punto de quitarse la vida busquen ayuda, se les debe ayudar desde mucho antes.

El primer paso es atender a las personas que no quieren ser atendidas o ni siquiera saben que lo necesitan. La relación con los padres y los problemas familiares son el principal desencadenante de trastornos mentales e ideación suicida. Se debe hacer del cuidado de la salud mental parte de la cultura ciudadana en Ibagué. Dejar de lado los tabúes ridículos y concientizar sobre estos problemas. Brindar a las personas la oportunidad de tratarse a tiempo y de manera eficaz, sin temor a los prejuicios.

No se debe minimizar ningún dolor o padecimiento. El hecho de menospreciar un trastorno o condición neurodivergente solamente empeora el problema y evita que las personas quieran buscar ayuda. La empatía es fundamental.

La preparación académica de psicólogos, psiquiatras y trabajadores sociales debe primar por encima de sus propias creencias religiosas. La espiritualidad puede ser una opción después de empezar un tratamiento, no antes. Es inmensurable el daño que le pueden hacer a una persona al mostrarle que el único camino a sus problemas mentales es recurrir a Dios, cuando los factores que desencadenan sus padecimientos están lejos de tener que ver con la religión.

"Nunca la institucionalidad podrá abordar sola, la salud mental de las personas", afirmó Sandra Bedoya, coordinadora de la Dimensión de Convivencia Social y Salud Mental del Tolima, y tiene razón; sin embargo, que desde la institucionalidad se brindara todas las herramientas necesarias para abordar este problema, sería de gran ayuda.

Se debe resaltar que la Alcaldía de Ibagué y la Gobernación del Tolima han implementado líneas de apoyo emocional que funcionan las 24 horas, los siete días de la semana; sin embargo, y sin desconocer su impacto, se necesita de mayores medidas para prevenir y tratar los problemas de salud mental de los ibaguereños.

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