Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Opinión

‘El Frente’, 82 años en la historia de Santander y de Colombia

‘El Frente’, 82 años en la historia de Santander y de Colombia

Por: Alberto Santofimio Botero

Exministro de Estado y exsenador de la República y 
Miembro de las academias de historia de Cartagena de Indias y del Tolima.


Es aceptado por historiadores y por críticos literarios que el periodismo ha sido la antesala de grandes figuras del pensamiento y de la literatura. Humanistas, polígrafos, novelistas y poetas iniciados en este sublime oficio terminaron convertidos en enormes figuras de la literatura universal.

En publicaciones periodísticas para solo citar ejemplos de los últimos siglos precedieron a su obra literaria grandes figuras como Ortega y Gasset, Alfonso Reyes, Carlos Fuentes, Gabriel García Márquez, Pedro Henríquez Ureña, José de Vasconcelos, Amado Nervo, Porfirio Barba Jacob, Pablo Neruda y Jorge Luis Borges, entre otras, reconocidas celebridades de las letras universales.

Entre el vértigo de la diaria noticia, el ensayo y el análisis sobre los temas de interés público o la ensimismada meditación sobre profundos temas de la vida, la muerte, el amor, el dolor, el goce y el sufrimiento se paseaban los periodistas que luego hacían el tránsito feliz a autores reputados y reconocidos. El periodismo los conducía como tarea cotidiana a una especie de “mariposeo estético de alta calidad, un apetito de saber, universal e incontenible que lleva a quien lo padece, a interesarse por todos los temas, épocas, culturas, y a leer y escribir sobre ellos sin convertirse en un especialista, aunque siendo en todos los casos algo más que un beato epígono”.

Así lo expresó el premio Nobel de Literatura 2010, Mario Vargas Llosa, abordando esta temática. Eran periodistas, entregados a este hermoso oficio, inspirados en la amistad con los libros, en la investigación y el conocimiento de las realidades sociales, la evolución cultural y la contradictoria dinámica política.

En algunas épocas del destino colombiano, por ejemplo, grandes figuras del acaecer democrático no escribieron sus proclamas iniciales, ni sus ideas, ni su pensamiento en grandes diarios de circulación nacional sino en publicaciones desde la Colombia profunda, como el caso de Rafael Núñez en el periódico El Porvenir o de Manuel Murillo toro en La Gaceta Mercantil de Santa Marta. De igual manera, lo hicieron Gilberto Álzate Avendaño, Silvio Villegas, Augusto Ramírez Moreno, Eliseo Arango y tantos otros desde la altiva cordillera caldense en La Patria de Manizales.

El Correo, El Colombiano y El Mundo de Medellín, fueron las tribunas en las cuales publicaron ampliamente sus opiniones, políticos antioqueños, del partido conservador como Mariano Ospina Pérez, Francisco de Paula Pérez, Fernando Gómez Martínez. También lo hicieron en publicaciones regionales, el ingeniero Alejandro Gaviria, el líder político Luis Guillermo Echeverry Abad, y el ideólogo y promotor de los “Encuentros de la Ceja” Hernando Agudelo Villa, desde las trincheras del pensamiento liberal

Antes en publicaciones de circulación restringida lo habían hecho Fernando González el gran rebelde de “Otra Parte” y Antonio José Restrepo el célebre “Ñito”, figuras estelares de la montaña antioqueña cuya batalla en la vida pública se inició también desde las alturas del periodismo provincial Igualmente, Carlos Castro Saavedra, Manuel Mejía Vallejo, Jorge Robledo Ortiz. Gonzalo Arango el gran pontífice del movimiento nadaísta, vetado por algunos y admirado por muchos, especialmente por los jóvenes, tuvo que hacerse conocer con sus propias publicaciones desde la provincia.

En la Costa Caribe, las casas periodísticas de El Universal, El Heraldo, La Libertad, Diario de la Costa, El Fígaro, El Informador, fueron hogar de brillantes generaciones de escritores y también refugio de los políticos regionales, y caja de resonancia de las grandes divisiones entre centralistas y federalistas. Todas estas publicaciones registraron no sólo las realidades políticas de la época sino al mismo tiempo el descubrimiento de descollantes talentos literarios.

El más antiguo periódico de Colombia, El Espectador, fundado en Medellín en 1887 por el patricio Fidel Cano Gutiérrez, albergó en sus páginas como periodista al nobel Gabriel García Márquez. Sin todas estas publicaciones que acabo de mencionar no habrían tenido la oportunidad de hacerse conocer García Márquez, Rojas Erazo, Álvaro Cepeda Samudio, los Zapata Olivella, Eduardo Lemaitre, Donaldo Bossa y tantos otros.

En el Valle del Cauca, empresas periodísticas como El País, Occidente, El Relator, El Pueblo, fueron albergue de familias conservadoras y liberales de la región, como los Lloreda, los Caicedo, los Zawadzky y los Londoño. En todas ellas hay registro de la batalla política y la creación literaria. Esta última de quienes incursionaron en el periodismo o dieron allí sus primeros pasos en la literatura, como ejemplos, Carlos Villafañe, Gilberto Garrido, Antonio Llanos, José Pardo Llada, Alfonso Bonilla Aragón, Andrés Caicedo y Gustavo Álvarez Gardeazabal, consagrado Nacional e Internacionalmente como uno de los grandes novelistas contemporáneos nacidos en Colombia.

En el Tolima, las más importantes casas periodísticas de claro acento regional fueron, El Pueblo, de Gabriel González, el Semanario el Derecho, de Floro Saavedra, el Diario Tribuna, cuyo director Héctor Echeverry Cárdenas fue asesinado por la violencia política en 1957, y el diario El Cronista, en sus dos épocas,  fundado en 1911 por Aníbal Quijano, Segundo Santofimio, Enrique Vélez y Enrique Caicedo, y luego reapareció  en 1961, el más prestigioso  diario, y el de más amplia circulación en todo el departamento, por iniciativa de Rafael Parga Cortes, Pablo Casas Santofimio, Rafael  Caicedo, y dirigido por Alberto Santofimio Botero y Diego Castilla Duran. Luego aparecieron Combate, Actualidad Tolimense, de Jorge Torres y el Nuevo Dia, de la familia Galvis del grupo Vanguardia, que ya desapareció como publicación escrita, lo mismo que Tolima 7 días de Casa Editorial EL Tiempo.

En la arisca y legendaria tierra de Santander, cuyo estado soberano presidió mi egregio paisano Manuel Murillo Toro, la tierra de José Antonio Galán, el comunero, Antonia Santos, Manuela Beltrán, Gabriel Turbay, Augusto y Abdón Espinosa Valderrama, Pedro Gómez Valderrama, Luis Antonio Calvo y José A. Morales, músicos geniales, vio la luz el 01 de septiembre de 1919 el periódico Vanguardia Liberal. En pleno vigor de la hegemonía conservadora, en un acto admirable, casi heroico, el connotado dirigente del liberalismo Alejandro Galvis Galvis, hizo posible el nacimiento de este gran diario en Bucaramanga, entonces una aldea de 24.919 habitantes. Bajo la absoluta dominación del gobierno conservador, levantó con altivez de santandereano recio el doctor Galvis Galvis las ideas, las banderas y los difíciles sueños de poder del partido liberal colombiano, en el ostracismo. Empresa que quiso repetir mucho tiempo después en 1981, el senador de la República Norberto Morales Ballesteros, al fundar el diario El Liberal que por lamentables situaciones económicas tuvo una breve existencia.

Paradójicamente 23 años más tarde de la fundación de Vanguardia Liberal por Galvis Galvis,  el culto y respetado dirigente conservador Rafael Ortiz González, fundaba en  1942  en Bucaramanga el diario “El Frente”, para defender con ardor, perseverancia y entusiasmo las ideas conservadoras, en la plenitud de la República Liberal que lideraron Enrique Olaya Herrera, Alfonso López Pumarejo, Eduardo Santos, Gabriel Turbay, Jorge Eliécer Gaitán, Darío Echandía, Carlos Arango Vélez, Alberto Lleras Camargo, Carlos Lleras Restrepo, los Lozano y Lozano, y otros más.

La adversidad política que hubo de transitar de 1919 a 1930 el periódico de Galvis Galvis, la vivió “El Frente”, también en sus años iniciales.

Este periódico fue el sueño del abogado javeriano Rafael Ortiz González, poeta, académico de la historia, dos veces gobernador de Santander, embajador en Suiza y senador de la República de Colombia. Durante 40 años mantuvo viva la llama del ideal conservador en el diario que ahora conmemora sus 82 años de existencia. Fue una admirable aventura periodística la que logró Ortiz González, combinando el ejercicio de la vida pública, el gobierno, la diplomacia y la academia, con la publicación de valiosos libros que compendian su obra poética, entre otros “Los rastros de la Hora, Los himnos de la sangre, Los caminos y los ríos, los Cantos de la Angustia, Antes de la Canción, los Ángeles de Piedra entre otros.

Sobre el rastro y la profunda huella admirable del doctor Ortiz González, Rafael Serrano Prada un santandereano cabal, auténtico, tozudo, talentoso y versátil, atravesando el círculo de fuego de grandes adversidades y derrotándolas todas, ha conseguido la formidable hazaña de mantener, no dejar morir, modernizar tecnológicamente y expandir la merecida influencia del periódico “El Frente”, como faro y guía no solo del conservatismo sino de toda la comunidad Santandereana.

Por largos años, en sus páginas está reflejada la vida, las glorias, los infortunios, las realidades y los sueños mejores de Bucaramanga, y de todo el Departamento de Santander. En su colección está escrita la historia de esta tierra generosa, rebelde, altiva y creadora que lleva en sus venas la sangre de tantas mujeres y hombres valientes, luchadores de las causas de la independencia, la libertad, la justicia y la democracia.

No se estarían conmemorando con orgullo, y fortuna estos memorables 82 años de existencia del periódico “El Frente”, sin la personalidad combativa, vigorosa, creativa, decidida, soñadora, abnegada y entusiasta de Rafael Serrano Prada. Reconocido por muchos, combatido por algunos pocos, Serrano Prada ha transitado impávido, firme y resuelto caminos de dificultad, con las nobles armas de su pluma y lanza de quijote auténtico.

Esta efeméride del diario “El Frente” debe servir para rescatar del absurdo olvido a la más grande figura del Departamento de Santander en el siglo anterior, Gabriel Turbay. Desde muy joven, llegué al conocimiento de su figura, su trayectoria, sus ideas y su enorme importancia en la historia de Colombia, por mi maestro y acudiente en la época universitaria Juan Lozano y Lozano. Del discurso que este eximio escritor, diplomático y hombre de Estado, pronunció en el cementerio central de Bogotá, en representación del Senado de la República, en el entierro de Turbay en diciembre de 1947, tomo estas palabras, pues intentar un elogio más afortunado resulta tarea imposible.

Esto dijo Lozano y Lozano, refiriéndose al gran santandereano Gabriel Turbay: “Nadie como en la vida pública contemporánea estuvo más compenetrado con lo que esta patria representa como proceso civilizador, como evolución creadora, como ideal histórico. Colombia es un país de convivencia. Desde la noche iluminada del 20 de julio, dirigentes y pueblo buscaron por la inteligencia, por la sensibilidad o por el instinto, una forma de asociación que permitiera a los ciudadanos no necesitar del odio, de la estupidez, de la crueldad, de la barbarie mental, para vivir en el país donde nacieron.

De Francisco de Paula Santander a Gabriel Turbay un invisible hilo de Ariadna guía a los colombianos por la selva tupida de la historia hacia el camino de la democracia. El pueblo elige a sus hombres representativos para gobernar así mismo a través de ellos; y no con la intención de consolidar poderes personales omnímodos, por divinizados sobre la vida colectiva.

Ello fue Gabriel Turbay: un héroe civil saturado por la tradición entrañable de la historia colombiana; su más genuino vástago, su más afortunado intérprete en las variadas condiciones de la vida contemporánea, enviado extraordinario, -realmente extraordinario - y ministro plenipotenciario – realmente plenipotenciario- de la historia de la patria ante las nuevas generaciones amenazadas por nuevas formas de opresión política y humana”.

La defensa de la libertad, la democracia y la justicia, realizada con firmeza, independencia y decisión durante largos 82 años por el periódico “El Frente”, convertida en misión existencial por mi dilecto amigo Rafael Serrano Prada, ha estado asistida por una honda y admirable pasión Santandereana. Esta tarea periodística ha sido una afortunada combinación entre los grandes temas nacionales y las inquietudes, angustias y prospectos de los barrios olvidados de la Bucaramanga pujante, hasta los clamores y gritos lejanos de necesidad de los municipios más remotos, de las provincias y regiones a las cuales el centralismo absorbente no les ha dejado llegar los necesarios recursos para su desarrollo social. Y siempre Zapatoca, el solar nativo en el alma del inquieto y agudo periodista, y del hombre cabal, al timón de la nave, lo mismo en tiempos sosegados que en las grandes tempestades con que el destino nos sorprende.

El merecido reconocimiento y el honroso prestigio del que goza hoy en la comunidad Santandereana y en el ámbito Nacional, el Periódico “El Frente” se deben, sin duda, a la titánica y formidable aventura personal de Rafael Serrano Prada, quien pudiera exclamar, con justificado orgullo, parodiando a José Eustasio Rivera en La Vorágine, “Jugué mi corazón al azar, y me lo ganó el Frente, para siempre”.

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados