Crónicas

Sandy Vásquez, la vendedora de velitas

Sandy Vásquez, la vendedora de velitas

Desde muy tempranas horas del día y con su carretilla cargada de velitas y faroles, Sandy Vásquez una humilde mujer residente en el barrio Combeima, se alista para salir a recorrer el centro de Ibagué con el fin de venderlas a precios módicos.

Sabe que esta semana es una buena oportunidad para recuperarse económicamente porque las deudas no dan espera. 

El compromiso que tiene de mantener a sus dos pequeños hijos, hace que salga en medio del frio y la lluvia a vender velitas y faroles y espera que en el trascurso del día las ventas se vayan mejorando, pues como ella misma lo afirmó: “Como buenos colombianos dejamos todo para lo último”.

En el día se está haciendo unos 80 mil pesos y cuando llueve sabe que debe realzarle a su santo de devoción para que el producido salga a como dé lugar, haciendo un producido de 60 mil pesos.

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Cuenta Sandy, que ella se dedica a vender lo que sea y que la semana anterior vendió mangos, sin embargo, no se puede quejar porque ha tenido mucha aceptación las velas eléctricas, las cuales han salido, pero que la gente siempre busca lo tradicional.

Se trata dice esta mujer de 30 años, de darle lo mejor al cliente y con su voz gritando velitas…velitas..faroles…la acompañamos hacer un recorrido desde la calle 15 con carrera tercera hasta el parque Murillo Toro. 

Fueron muchos los compradores, algunos pidiendo rebaja, otros llevando faroles de su predilección y los más católicos las tradicionales velitas que llaman la atención por sus colores vivos y por la fe que estas representan para ellos.

“Esperemos que en el día de la vela como ella lo afirma nos vaya muy bien y la pasemos muy bueno”, lo afirma con una sonrisa tímida.

No se queja porque el año pasado le fue muy bien, ya que su mercancía se agotó.

Afirma que el paquete de diez velitas cuesta 3 mil pesos, los faroles están a 4 mil pesos, además señaló, que no ha tenido problemas con la autoridad porque me debo mover por todo el centro de la ciudad a fin de buscar compradores.

Sandy como muchos vendedores de velas y faroles esperan que hoy los ibaguereños salgan a comprarles pues, esta es una celebración preámbulo a la navidad.

Sabe que mañana es el día de la virgen Inmaculada y por eso estará en las afueras de la catedral para seguir en su oficio, el de vender velas y faroles a quienes celebran el día de la vela como ella lo afirma.

Cansada y después de haber vendido el producido de más de 500 paquetes de velas y algunos faroles, Sandy se regresa de nuevo para su casa, arrastrando su carreta y su sombrilla, que la protege de la lluvia.

Mañana será otro día en la vida de esta ibaguereña, que, acompañada por su hermana, la que ayuda a promocionarlas, volverá por todo el centro a gritar… a la orden las velas... y los faroles.

Así se cierra un capítulo más en la vida de esta mujer, a lo mejor la semana entrante nos la volveremos a topar vendiendo mangos o el producto de la cosecha que esté de moda.

Con un hasta luego, esta simpática mujer que no deja de reírse, nos desea buena suerte, ante su insistencia sacamos un billete y le compramos las mejores velas de la ciudad, porque como ella dice, son de la mejor fábrica que existe en la ciudad musical de Colombia.

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