Opinión
Olga B., ¿con el enemigo en su casa?
Por: Humberto Leyton
A Olga Beatriz González la derrotaron sus propios 'amigos' de partido. No de otra manera se entienden esos guarismos tan raros y sospechosos que constituyen la diferencia de la votación al Senado por Olga B. y la Cámara de Representantes del Tolima.
Mientras la primera arrojó un número de 22.701 votos, la segunda fue de 42.343, es decir una diferencia de 19,642 sufragios, que nos indica que, si la candidata al Senado hubiera obtenido el mismo número o al menos cercano, otra sería la suerte. La diferencia es enorme, casi de la mitad. ¿Y de esta situación qué nos pueden decir todos los que pelecharon de la empresaria en lista de Cámara de Representantes? Es una respuesta que le deben a la candidata y a sus electores. La empresaria hizo la terea bien al conseguir cerca de 20 mil votos por fuera del Tolima, casi igual a la votación que obtuvo en el este departamento.
Pero este hecho también se extiende a los cinco concejales del partido liberal en Ibagué, donde la candidata escasamente saco 7.736 votos. Un desastre vergonzoso de los concejales salvo una o dos excepciones a quienes se les notó el trabajo que realizaron.
Esta derrota deja al descubierto que además de la traición manifiesta, sin excusas e inexplicable de los 'copartidarios y amigos' de Olga B. la dirección departamental y municipal del liberalismo es de papel. No tiene ninguna fuerza ni representan nada. Son organismos burocráticos que algunos de sus directivos utilizan para conseguir contraticos, puestos y como política de estómago.
Estos directorios deben asumir su responsabilidad y las consecuencias de la derrota política; sus directivos si tienen carácter deben de renunciar de inmediato y permitir que el partido abra las puertas a una nueva dirigencia, que sea capaz políticamente hablando e inteligente para afrontar los retos que se vienen con las elecciones presidenciales. De lo contario, los liberales seguirán condenados a sufrir nuevos descalabros.
Lo hasta aquí manifestado, son algunos parches dentro de la cadena de fallas de esta campaña, donde posiblemente, no escapan errores de la propia candidata que, según nos señaló algún dirigente en privado, se le advirtieron a tiempo y no fueron corregidos. Pero esto es irrelevante y no es la fundamental, la mayoría de candidatos cometen sus yerros.
(Puede leer: Carta abierta de Olga B.)
Lo que sucedió con Olga B. debe de servir para una autocrítica y tomar decisiones de fondo que vigoricen al partido, lo saquen del estado amorfo en que se encuentra y lo conviertan en un partido al lado de las masas, de los sectores populares, que entienda e intérprete las necesidades de todos los sectores sociales. Convertir esta derrota es una, dos y más victorias... Pese a las circunstancias, aquí no debe tener campo el pesimismo. Se debe ser propositivo y brindar soluciones a los problemas de la gente. Y precisamente, la dirigente liberal tiene estas características y debe asumir las riendas del liberalismo por su capacidad, inteligencia y forma afrontar la adversidad. Tiene experiencia tanto en la elaboración de programas y proyectos como en la praxis política.
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Pero volviendo a la felonía de los 'copartidarios y amigos' de Olga B. recordamos a Nicolás de Maquiavelo en sus enseñanzas, cuando afirmaba que la traición política es el único acto de los hombres que no tiene justificación y añadía: "(...) los celos, la avidez, la crueldad, la envidia, el despotismo son explicables y hasta pueden ser perdonados, según las circunstancias; los traidores, en cambio, son los únicos seres que merecen siempre las torturas del infierno, sin nada que pueda excusarlos"; pero infortunadamente en nuestro país, la traición es pan de cada día, especialmente en política, cuando es ejercida por personas sin honor ni valores morales y éticos, donde a una prostitutita se le ofende y deshonra comparándola con un mercachifle de estos a los que estamos haciendo referencia.
No desconocemos que en esta campaña influyó, y de qué manera, los dineros sucios y la maquinaría oficial de la gobernación del Tolima a favor de sus candidatos Miguel Barreto y Adriana Magali Matiz, pero esta acción iba en contra del resto de candidatos no solo de Olga B. Y aunque de ninguna forma justificamos estos ilegales procedimientos, al menos tratamos de entenderlos, máxime cuando este ente territorial se ha convertido en el directorio político conservador más grande del departamento y en una fábrica de candidatos para todas todos los cargos de elección popular.
(Puede leer: Barreto entre la Fiscalia y los mercaditos de la politiquería)
Lo que no aceptamos ni tiene perdón, como dijo Maquiavelo, son los traidores políticos, más cuando son de la misma casa. A Olga B. la ordeñaron hasta donde más pudieron y la engañaron infamemente. Estas sanguijuelas y rémoras deben ser extirpadas y el liberalismo debe depurarse y oxigenarse.
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