Opinión

Sombras sobre El Bosque de Galilea (I)

Sombras sobre El Bosque de Galilea (I)

Por Martha Alfonso - Representante a la Cámara por el Tolima


Desde que asumí esta curul como Representante a la Cámara por el departamento del Tolima, me propuse investigar lo sucedido con el Bosque de Galilea, ubicado en los municipios de Villarrica y Dolores. Aquí les resumo una parte, los resultados de esta investigación.

En el año 2019 Cortolima declaró el Bosque de Galilea como un Parque Regional Natural por ser “el mayor relicto boscoso natural del departamento del Tolima, único y último fragmento de bosque húmedo montano presente en la vertiente occidental de la cordillera Oriental de los Andes y del Tolima y reservorio de carbono (…)”, en ese sentido, es innegable la importancia ambiental y ecosistémica que tiene este fragmento de bosque y que merece ser protegido.

En contraposición a la riqueza ambiental de esta zona, la población civil ha sufrido las inclemencias de la guerra. El Informe Final de la Comisión de la Verdad en su aparte “Villarrica, la guerra olvidada” narra como en 1954, el general Rojas Pinilla declaró ilegales en todo el país las actividades del Partido Comunista Colombiano (PCC) que precisamente había logrado una estructura fuerte en este municipio de colonos: “La segunda semana de junio de 1955 comenzó la guerra de Villarrica, la primera ofensiva del Ejército contra una población (…).

Un testigo de los hechos lo relató así a la Comisión de la Verdad: «Esto se volvió el infierno. Aquí llegaban cualesquiera 15 avionetas a bombardear, aviones bimotores por todo lado, entonces echaron cinco meses, Rojas Pinilla con todo el poder que tenía, para subirse de Villarrica a La Colonia».”

La historia de violencia en Villarrica permitió que en la década del 60 éste territorio fuera priorizado para la implementación de la Reforma Agraria de Alberto Lleras Camargo y el extinto INDERENA, trasfiriendo más de 138.000 hectáreas a la antigua Caja Agraria que se perdieron por el camino sin que hasta hoy exista claridad sobre estas tierras, desorden que aprovecharon actores que fueron apareciendo para apropiarse del Bosque y de sus servicios ecosistémicos.

Revisando las matrículas inmobiliarias de la zona, encontramos que el Bosque de Galilea se encuentra ubicado en parte de un predio de 16.700 hectáreas llamado “Hacienda Galilea” el cual, en el año 1998, fue “loteado” en 219 fincas de aproximadamente 50 hectáreas cada una por una sociedad llamada Maderas del Oriente S.A. (antes denominada Bienes y Servicios S.A.) quien en el mismo año vendió cada uno de estos predios por valores que ascendían a los 300 mil pesos. Posteriormente, en el año 2003 la Cooperativa Coopgalilea Ltda. (ya liquidada) se hace al control de todos estos predios, comprándolos por valores que rondan el millón de pesos cada uno. Dicha Cooperativa en el mismo año ofreció en donación las 16.700 hectáreas de la Hacienda Galilea a la Universidad del Tolima, quien a través del Acuerdo No. 007 de 2003 del Consejo Superior autorizó al rector la aceptación de dichos predios.

Lo curioso del caso es que las donaciones a la Universidad terminan haciéndose a través de empresas como Holcim Colombia, Hyundai Colombia, Casa Toro Automotriz S.A, Distribuidora Nissan S.A., Cafesalud Medicina Prepagada S.A., Colmédica Medicina Prepagada S.A., Mayaguez S.A., entre otras, que compraron individualmente los 219 lotes de la Hacienda Galilea por cifras astronómicas que llegan hasta los 3.500 millones de pesos por lote que, según escrituras, habían sido vendidos entre 100 mil y 10 millones de pesos, para luego regalarlos a la Universidad del Tolima, que finalmente solo pudo legalizar la donación de 75 predios entre 2003 y 2016, los cuales suman poco más de 3.200 hectáreas.

Revisando las escrituras, encontramos que algunos de estos predios se habían vendido 5 meses antes por valores que van ente los 100 mil y los 10 millones de pesos. ¿Cómo es posible que en pocos meses la tierra en el Bosque de Galilea haya multiplicado su valor de forma tan escandalosa?

Se preguntarán ¿qué pasó con el resto de las 16.700 hectáreas de la Hacienda Galilea que no fueron a parar a la Universidad del Tolima a través de las donaciones? La revisión del caso nos lleva al Fideicomiso Fondo Ambiental, a la Fundación Amé y a la estructuración de un negocio multimillonario por la venta de bonos de carbono producidos por el Bosque de Galilea, y en la que también está involucrada la Universidad del Tolima.

En la próxima columna les contaré sobre el “programa de Compensación de Emisiones Conservación del Bosque de Galilea-Amé” y sus repercusiones en la comunidad de Villarrica y Dolores.

 

 

 

 

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