Opinión

¡Me llamo Gustavo Petro, y quiero ser su presidente!

¡Me llamo Gustavo Petro, y quiero ser su presidente!

Por: Carlos Eduardo Cano Martínez

¡Me llamo Harvey Milk y vengo a reclutarlos! Así, de esta forma –alentadora, retadora- con megáfono en mano, por las calles de la ciudad de San francisco -la city by the bay-  de los Estados Unidos, abría su discurso el activista y político Harvey Milk. Luego de dos intentos fallidos en su aspiración al cargo de la Junta de Supervisores, en el año 1977 -en su tercer intento- Milk se convertiría en el primer funcionario electo abiertamente gay en la historia de la ciudad.

Si bien, Milk abogaba por la comunidad gay, su accionar no solo procedía por ser homosexual, este derivaba también de conocer las necesidades de quienes como él –siendo homosexual- se sentían olvidados, marginados; por ello, Milk logró recoger el apoyo de las minorías, los trabajadores, los ancianos, personas sin hogar, pobres etc. Así entonces, como supervisor de la ciudad no solo promovió leyes a favor de los derechos de los homosexuales, también lideró la ejecución de programas sociales que beneficiaban a quienes por años fueron segregados. Harvey Milk fue asesinado el 27 de noviembre de 1978 por el concejal Dan White, a quien solo se le condenó a siete años de cárcel. Esto condujo a fuertes disturbios en la ciudad; la turba enfurecida, recordaba una frase de Milk "Si una bala entra en mi cerebro, esto puede romper las puertas de la represión tras la cual se esconden los homosexuales en el país".

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Traigo a colación esta breve historia, lejana en el tiempo y el espacio, pero cercana en cuanto a su contenido reivindicativo, porque Gustavo Petro, al cerrar cada uno de sus discursos, en las distintas manifestaciones que ha hecho por el país, entona esta frase “Me llamo Gustavo Petro y quiero ser su presidente". Acá no se pretende comparar al candidato presidencial con el activista Harvey Milk; lo que quiero resaltar es que esta frase, junto a la que Milk enunciaba: ¡Me llamo Harvey Milk y vengo a reclutarlos!, evocan un llamado a quienes hemos sido invisibilizados por décadas; a quienes, y con justas causas vemos en la Colombia Humana, no venganza - como han querido señalar en un claro acto de estigmatización - sino sed de justicia y esta justicia implica entonces, reconocer a quienes hemos estado en la oscuridad, en el olvido del Estado, los derechos que en la Colombia de hoy, han sido para unos pocos.

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Esta es la razón de fondo por la que muchos ciudadanos –dentro de los que me incluyo-,  los de la Colombia profunda, esa que ha sido utilizada para la guerra e instrumentalizada por los poderes corruptos que han regido al país durante décadas, pensamos que el programa del candidato Gustavo Petro busca recuperar la dignidad de los de abajo, perdida en la ignominia de la pobreza, la desigualdad y la injusticia social. El fervor en las plazas, calles y espacios tomados por quienes acompañan esta propuesta de cambio, es simplemente el reflejo de que, como diría Harvey Milk, “La esperanza nunca será silenciosa”.

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