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Opinión

‘Los Caza Cochinos’, una campaña del asco

‘Los Caza Cochinos’, una campaña del asco

Por Germán Gómez Carvajal - Docente universitario


Los Caza Cochinos es una campaña que ha emprendido la alcaldía de Ibagué para sancionar a ciudadanos que sacan a destiempo sus desechos. Una campaña nada prometedora, y que, desde ya, es un detonante de problemáticas de convivencia en diferentes sectores de la ciudad con la que se busca, al parecer, echar el agua sucia de la responsabilidad a los residentes de los barrios populares, y no aceptar, la inviabilidad de las ideas cojas de las administraciones municipales recientes.

Saben los expertos en comunicación, en semiótica, en intervención psicosocial, sobre el poder de la palabra y nos enseñan en las primeras clases que los mensajes para la acción no deben ir jamás con negaciones, y menos con adjetivos peyorativos, porque podrías estar creando un monstruo.

Primera pregunta, ¿Quién asesora a nuestra alcaldesa?

Esa promoción de cazar a los vecinos puercos, nos invita a una cacería de brujas que se le puede convertir en la versión ibaguereña de la película La Purga a Aranda. A decir verdad, no hay que ser adivino, para prever, que a esta ciudadanía acalorada: le están echando sal a la herida de un conflicto abierto.

La administración municipal que debería de ser promotora de claridades y entrenar a las personas en la resolución de conflictos, resulta dando pedal, como el niño de escuela pública que goza de ver pelear a sus compañeritos, al mismo tiempo que tira la piedra y esconde la mano.

El aumento de la suciedad en las calles de Ibagué está directamente relacionado con la mala socialización de la estrategia de contenedores de basura en la zona urbana. Porque los contenedores de basura implementados en Ibagué empezaron mal y terminaron siendo el centro de la discordia en los barrios populares.

 De la nada, con estudios instrumentales y básicos que desconocen las humanidades y los desafíos de trabajar en articulación con las comunidades, llegaron a instalar en las esquinas, unas canecas enormes para que la gente arrojara las basuras.

Antes, las personas dejaban los desperdicios en el piso, se esperaba que con los contenedores todo sería mejor. Pero al parecer, la anterior administración tuvo un desfase en cálculos. La basura generada por los habitantes de las zonas duplicaba la capacidad de sus canecas salvadoras y sumado a la desinformación, empezó a empañar el proyecto.

Razón por la cual, los residentes no tenían más opción que empezar a circundar con basura el basurero, lo que hizo de Ibagué, la ciudad de los bloques de basura y facilitó el trabajo de las aves carroñeras, las únicas beneficiadas de los contenedores que no contienen.

Los dueños de casas esquineras empezaron a correr los contenedores a cualquier parte que no fuese cerca de sus casas, y los vecinos salían con sus bolsas de basura desorientados, molestos e incluso volviendo a sus domicilios con la podredumbre a cuestas al no divisar las canecas.

Ante la falta de comunicación efectiva, algunos ibaguereños pusieron sus propios horarios, y los vecinos más braveros, los pendencieros, obligaron a los más tranquilos al parqueo constante de los contenedores frente a sus casas.

Funcionarios de la Alcaldía han pasado dando información por megáfono distorsionado sobre las horas de recolección de basura, pero lo hacen en horario laboral, donde la mayoría de adultos responsables, no están en casa.

Con los ánimos así de caldeados, la administración sale con la perla de la campaña ‘Caza Cochinos’, para contrarrestar las formas que ellos mismos deformaron con su inoperancia, haciendo de las basuras el florero de Llorente de la Ibagué de los soles, porque establecer un sistema de recolección de basuras armonioso les quedó grande.

En barrios como El Jordán, Calarcá, Versalles y Pedregal ya se han presentado incidentes entre vecinos que incluso se han ido a las manos. En El Jordán 9 etapa, hay contenedores desaparecidos. Los espacios designados para los contenedores no están señalados, carecen de infografías frente a los horarios y usos, y en fin, la incapacidad de generar procesos de desarrollo comunitario por parte de la administración quedó en evidencia.

Su gestión en esta materia, se reduce a la campaña ‘Caza Cochinos’, una estrategia que atenta contra cualquier asomo de inteligencia y deja ver que la comitiva de la Alcaldesa, no solo es servil, sino en grado superlativo torpe.

La comunicación en esencia es convocante, constructiva, analiza variantes y articula procesos de diálogo. En serio, ¿A nadie se le pasó por la cabeza, que un enunciado como ese, en un contexto como el nuestro, es inapropiado?  En serio, en toda la administración, ¿no hubo una voz sensata que llamará a la cordura?, ¿La cacería va a ser el concepto que construirá cultura en Ibagué?, ¿En Ibagué se seguirá concibiendo la Secretaría de Cultura como la cartera de los eventos artísticos? ¿No es esta problemática un asunto a trabajar desde dicha cartera?, ¿No tiene la alcaldesa un equipo de comunicación de alto nivel que filtre y encause las ideas e iniciativas de las diferentes secretarías?, pregunto, pregunto.

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