Opinión
Dos años del Gobierno del Cambio
Por Martha Alfonso - Representante a la Cámara por el Tolima
Estos dos años han sido un viaje lleno de retos, aprendizajes y, sobre todo, logros que no hubieran sido posibles sin la participación activa de cada uno de ustedes, especialmente de nosotras las mujeres, quienes hemos sido el motor de este proceso transformador.
Es fundamental, en este momento de reflexión, hacer una autoevaluación honesta. Reconocer nuestros aciertos, pero también nuestras falencias. La política es un escenario en permanente disputa y estamos aquí con toda la dignidad y la disciplina para hacer realidad los cambios que Colombia necesita.
Hoy quiero resaltar dos cambios de fondo que hemos construido juntas: la reforma a la salud y la reforma pensional. Estos temas, que durante tanto tiempo fueron relegados y escondidos de la agenda pública, hoy ocupan un lugar central en nuestra conversación diaria. Por primera vez en décadas, hemos logrado que las reformas sociales se conviertan en un tema de interés colectivo, en un asunto que nos afecta a todos y que requiere nuestra participación activa.
La reforma a la salud no es solo un cambio en el sistema, es una lucha popular y colectiva hacia una atención digna y accesible para todos los colombianos. Aunque no logramos que la reforma pasara en su primer intento en el Congreso, el debate sobre la transformación del sistema de salud obligó a la sociedad colombiana a exigirle a los políticos y a las EPS la reforma.
Ha quedado demostrado que el sistema de salud tal como funciona hoy no aguanta más. Agradezco a todas las mujeres que se han organizado y han alzado la voz para exigir un sistema más justo y humano. Su valentía y determinación han sido cruciales para que hoy podamos decir que la salud de nuestras familias está en el centro de nuestras decisiones.
En cuanto a la reforma pensional, hemos dado pasos significativos con su aprobación y así garantizar un futuro más seguro para nuestros adultos mayores y para todos aquellos que han trabajado arduamente por construir el país que hoy conocemos. La seguridad económica en la vejez es un derecho que todos merecemos, y estamos comprometidos a asegurar que este derecho se haga realidad.
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También, existe un ámbito en el que los resultados son alentadores, a pesar del entorno internacional desfavorable: la economía. Veamos.
En primer lugar, luego de la caída en el PIB de -7.2% en 2020 y el posterior “efecto rebote” que permitió un crecimiento de 10.8% en 2021, se esperaba un ajuste económico fuerte e incluso una desaceleración prolongada; todo indicaba que iba a ser así cuando el año pasado el crecimiento fue apenas de 0.6%. No obstante, el Gobierno Nacional ha logrado evitar la continuación de la desaceleración: las estimaciones de distintos organismos muestran que este año la economía crecerá entre 1,5% y 2%; y el año 2025 por encima de 3,2%, superior al de Estados Unidos (1,8 %), la zona euro (1,4 %) y el promedio de América Latina (2,7 %) y por encima de las economías más poderosas de América Latina como Brasil (2,2 %) y México (2,1 %).
En segundo lugar, y ligado estrechamente a este panorama alentador en el futuro inmediato, está el hecho de que una promesa de campaña, consignada en el Plan de Desarrollo, poco a poco se empieza a materializar: la transformación de la matriz productiva, que se refleja en dos datos clave que quiero destacar; el primero, el crecimiento del agro, que fue de 8.9%; la política de reforma agraria y de fortalecimiento al aparato productivo en el campo explican este repunte muy importante; el segundo, la dinámica del turismo: en 2023 llegaron 5.8 millones de turistas extranjeros a nuestro país; y no solo eso, se estima en $9.000 millones de dólares las divisas generadas por este sector, superando a los $8.000 millones de dólares que genera el carbón. Es decir, estamos asistiendo a la descarbonización de la economía y el cambio hacia una economía productiva.
En tercer lugar, hay que destacar el logro socioeconómico más relevante de este gobierno, como es la reducción de la pobreza y la desigualdad. La pobreza multidimensional pasó de 12.9% a 12.1%, la pobreza monetaria se redujo de 36.6% a 33.3% y la pobreza extrema pasó de 13.8% a 11.4%; esto equivale a 1.6 millones de personas que lograron superar la pobreza; el ritmo de reducción es mucho mayor en las zonas rurales, lo cual permite ir cerrando la brecha entre el campo y la ciudad. Asimismo, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad en el país, presentó una disminución de 0.556 a 0.456.
Finalmente, en materia económica quiero destacar lo que ha sucedido con la inflación y el desempleo en estos dos años del gobierno del cambio. En 2023 se redujo la inflación a 9,28% después de que en 2022 había registrado 13,12%. y este año se espera sea de 5.3% y el próximo 3.2%; en este marco, se logró controlar especialmente la inflación de los alimentos, que en su peor momento llegó a ser de 27%, lo cual permitió que en estos dos años se lograse revertir la tendencia que venía del gobierno anterior, en la que la inflación afectaba más a los hogares más pobres.
Esto ha sido muy importante y ha tenido un impacto muy favorable sobre la disminución de la pobreza, pues la inflación ha sido inferior al aumento del salario mínimo de 12% en 2024. La política salarial del gobierno ha permitido recuperar la capacidad adquisitiva de millones de hogares colombianos. Y en materia de empleo, para no alargar demasiado este balance, quiero destacar la reducción del desempleo, incluso por debajo de un dígito en algunos momentos, a pesar de la desaceleración económica, sumado a que la informalidad viene disminuyendo sistemáticamente en estos dos años; además, un resultado que nos parece muy significativo: es histórica la reducción que se ha presentado en la brecha de desempleo entre hombres y mujeres en Colombia, al llegar apenas a 3.1%; nunca antes esta brecha había sido tan pequeña.
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En suma, recuperación económica a pesar de la desaceleración internacional, estabilidad del sector externo, control de la inflación, generación de empleo con cierre de brechas de género y fomento de la formalidad laboral, aumento de la participación del agro y el turismo como motores del crecimiento y transformación de la matriz productiva, y reducción de la pobreza y la desigualdad, marcan hitos en el panorama de la economía colombiana en estos dos años de gobierno del cambio.
La política salarial y de formalización, el compromiso con la reforma agraria y la reactivación del agro, el fortalecimiento de los subsidios a familias de más bajos recursos y una mejor focalización de los mismos, así como la decisión de aumentar el protagonismo del sector público en la economía son el conjunto de políticas que explican estos importantes logros.
Sin embargo, también debemos reconocer que no todo ha sido perfecto. Hay temas que aún requieren nuestra atención y esfuerzo. Las críticas son una parte necesaria de este proceso, y debemos estar dispuestos a escuchar y aprender de ellas. No se trata de escondernos tras logros pasados, sino de tener la valentía de enfrentar los desafíos que aún tenemos por delante.
El futuro de nuestro proceso político depende en gran medida, de la capacidad de organización popular, de la renovación real de los liderazgos y las dirigencias en todos los niveles organizativos. El presente de la izquierda está en plena transformación y esos cambios están siendo liderados por nosotras las mujeres. Estamos cambiando con disciplina y resultados, las estructuras de poder tradicionales.
Quiero finalizar este mensaje reafirmando nuestro compromiso inquebrantable con el cambio. Este es un proceso que no se detiene, que sigue evolucionando y que necesita de cada una de nosotras. Juntas, seguiremos construyendo un país más justo, más equitativo y con oportunidades para todos. Sigamos adelante, porque el cambio apenas comienza y estamos aquí para transformar a Colombia.
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