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Los grados del saber

Los grados del saber

Por: Juan Bautista Pasten G.

En este contexto, algunos pensadores han establecido una escala cognitiva ascendente, desde lo básico hasta lo más elevado; al mismo tiempo, han propuesto ciertos instrumentos y métodos para acceder a un creciente conocimiento humano.

Por lo pronto, una de las disciplinas filosóficas más destacadas es la denominada Gnoseología (del griego antiguo, “gnosis”, que significa conocimiento y “logía”, que se traduce como estudio o investigación). Esta disciplina también es llamada como Teoría del Conocimiento.

La Gnoseología trata de las formas de acceder o alcanzar conocimiento, que van desde lo primario y elemental hasta lo más esencial y universal.

Entre los filósofos que se han ocupado de esta temática pueden mencionarse pensadores tan notables como Platón, Aristóteles, Descartes, Spinoza, Hume, Berkeley, Husserl, Heidegger entre otros.

Ahora bien, más allá de las diferencias metodológicas, sistemáticas y conceptuales manifestadas por cada uno de estos pensadores, podemos observar ciertas afinidades y semejanzas. Esta escala o pirámide cognoscitiva que va de lo primario a lo fundamental, es la siguiente:

  1. La simple sensibilidad, la cual está al alcance de cualquier ser vivo, desde los protozoos, los animales mayores, los vegetales y, por supuesto, los humanos. Consiste en la simple sensación o roce con elementos externos, los que pueden ser acogidos o rechazados.
  2. La experiencia, la experimentación o vivencia personal o colectiva de hechos o situaciones, es decir, la percepción y/o ejecución de acciones, voluntaria o involuntariamente.  Cuando un evento se repite una o más veces tenemos una experiencia, una constatación efectiva de lo acaecido; por ejemplo, que la luz solar ilumina, produce calor y energiza a las personas y a la naturaleza toda.

 

En la experiencia se incluye, además, lo que el filósofo holandés Spinoza llama “el conocimiento de oídas”, o sea, aquel que recibimos de lo sucedido a otras personas, por la vía de la audición o la lectura.

 

  1. La técnica (“techné”, en griego), en la cual ya intervienen el entendimiento y la aplicación de aspectos racionales básicos, los cuales posibilitan la modificación y creación de obras humanas. Aristóteles incluye en la técnica a todas aquellas áreas que forman parte del arte (música, pintura, escultura, literatura y todo tipo de manualidades, entre otras)

Por lo pronto, en cualquier situación en que, aplicamos, mediante la memoria y el razonamiento, una experiencia, ya estamos concretando una técnica.

 

  1. La ciencia (“episteme” en griego), que constituye, sin duda, un quehacer netamente racional, cuyo campo de acción es amplio y profundo. En efecto, la ciencia abarca, prácticamente, todos los aspectos de la realidad, aunque focalizada en aspectos específicos de la misma, por ejemplo, la naturaleza, el ser humano, el desarrollo y generación de nuevas tecnologías y/o el universo, del que somos una ínfima parte.

 

La ciencia, es el constante afán humano por develar las causas y principios de lo existente o habido, mediante el análisis, la deducción, la hipótesis, la explicación, el cuestionamiento y la investigación.

 

  1. La filosofía, es la búsqueda permanente por acrecentar el conocimiento humano, el no conformarse ni resignarse al saber logrado hasta ahora. Según Aristóteles, la filosofía ya no solo trata de causas y principios, sino de los Primeras Causas y los Primeros Principios de todo cuanto existe y puede existir. En este sentido, le da orientación, dirección y propósito al grado anterior del conocimiento. Esta disciplina filosófica recibe el nombre de Epistemología o Filosofía de las Ciencias.

 

 

Filosofar es el constante asombro y admiración ante la realidad, seguida de la duda respecto del conocimiento vigente y emprender, con solicitud y energía, la dilucidación y descubrimiento de nuevas y más cosas e ideas, no con fin de negar el conocimiento adquirido, sino de profundizarlo y enriquecerlo.

 

Filosofar es llevar el conocimiento siempre más allá, es avanzar sin desmayar en la posibilidad de ir resolviendo misterios y desocultando enigmas, Filosofar tampoco es pretender que lo conocido es suficiente para vivir, sino asumir que la Verdad es y debe ser el norte fundamental del quehacer humano, en todo tiempo y lugar.

 

Esta ansia y apetito ilimitado por conocer y saber permitirán el crecimiento integral de la humanidad, ya que es la intuición de lo verdadero lo que generará el surgimiento de los seres universales que, en realidad, somos. Así y solo así, podremos comprender y aplicar en toda su grandeza la cita sublime de los sabios: “Conocerás la Verdad y la Verdad te hará libre”.

 

*Docencia e investigación en filosofía

Universidad de Chile

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