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¿Irresponsabilidad institucional o irresponsabilidad ciudadana?

¿Irresponsabilidad institucional o irresponsabilidad ciudadana?

El filósofo esloveno Slavoj Zizek identifica tres tipos de violencia: Subjetiva, objetiva y simbólica. De estas tres, la violencia subjetiva es simplemente la más visible. Hace referencia a aquella que ejercen físicamente “los agentes sociales, los actores malvados, los cuadros represivos o las multitudes fanáticas”, por ejemplo, cuando golpean o maltratan a una persona.

 Por otro lado, la violencia objetiva es una forma de violencia extraña, “anónima” e invisible que se ejerce de forma sistemática, por ejemplo, cuando un sistema de salud cierra sus puertas a quien no lo puede pagar o cuando un sistema económico deja a millones de personas en la mendicidad. La lección que comparte el filósofo en esta importante reflexión consiste en resistirse por la fascinación de la violencia subjetiva y, en esa medida, a no desconocer la existencia de la violencia objetiva. 

Si se lleva a cabo una reflexión similar sobre la emergencia por Covid-19 en Colombia, pueden encontrarse puntos de convergencia con lo anteriormente expuesto.  

La indisciplina ciudadana es simplemente la variable más visible de toda la ecuación, la ejercen “agentes sociales” (ciudadanos), “actores malvados” (indisciplinados) o “multitudes fanáticas” (caravanas). Bajo la premisa de que existe fascinación por esta forma de irresponsabilidad subjetiva, hoy la indisciplina ocupa la primera plana en distintos medios, es tema prioritario en agendas gubernamentales y es ampliamente compartida por la mayoría de los ciudadanos.

“Los ciudadanos indisciplinados son un factor importante en el actual escenario de emergencia, pero deben revisarse elementos estructurales como nuestro sistema de salud, nuestro sistema económico, nuestro sistema educativo y la eficiencia de quienes hoy administran el Estado”.

 Ahora, esta fascinación por la iniciativa individual, por el “cuidémonos a nosotros mismos”, por el “aprender a vivir con esto” y por el “la culpa es de los indisciplinados” (Que sí lo es), nos ha hecho desconocer o pasar a segundo plano otra forma de irresponsabilidad, una “anónima, invisible y sistemática”, utilizando burdamente las categorías de Zizek, una irresponsabilidad objetiva.

Si hablamos de culpas, efectivamente los ciudadanos indisciplinados son un factor importante en el actual escenario de emergencia, pero, para tener una visión más amplia del problema, deben revisarse elementos estructurales como nuestro sistema de salud, nuestro sistema económico, nuestro sistema educativo y la eficiencia de quienes hoy administran el Estado.

Para empezar, aunque somos sujetos constituyentes, también somos sujetos constituidos, es decir, existen instituciones que nos determinan, regulan y asignan valores, conocimientos y formas de conducta. En ese orden de ideas, los altos niveles de indisciplina y la negación de la emergencia son un apéndice de la debacle y el fracaso de nuestro sistema educativo; en segundo lugar, se supone que la ley 100 de 1993 sacrificó calidad por cobertura, aunque, esta premisa incluso se queda corta cuando la oferta de UCI es ampliamente superada por la demanda, cuando las EPS no practican pruebas ni hacen cercos epidemiológicos, cuando se debe esperar 15 días por un resultado PCR y cuando se niegan procedimientos por pertenecer al régimen subsidiado; en tercer lugar, nuestro sistema económico es entreguista, ofrece clemencia tributaria para el extranjero y rejo tributario para la Mipyme nacional.

En ese orden de ideas, no es una coincidencia que nuestras empresas estén quebrando; por último, existen jurisdicciones o diversas autoridades que aún no encuentran punto medio entre salud y economía, existen administraciones municipales que operaron varios meses sin modelo epidemiológico (a ciegas), se negó la renta básica universal y, existen autoridades con medidas ambiguas, confusas, contradictorias y sensacionalistas, escenario que ahonda más la crisis.

Para terminar, la invitación, al igual que la lección ofrecida por Zizek, es a no subsumir el asunto a una sola tipología, en este caso, a la irresponsabilidad del ciudadano. Sí, es la más visible, es muy preocupante y debe abordarse, pero, para entender mejor lo que estamos viviendo, debe también prestársele atención a la irresponsabilidad objetiva, la que ejercen las instituciones, nuestro sistema salud, nuestro sistema educativo y nuestro sistema económico.

*Politólogo U. del Tolima

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