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Erika Palma: el monumento al cinismo

Erika Palma: el monumento al cinismo

Por: Humberto Leyton


Con una sonrisa socarrona y al mismo tiempo retadora, la gerente de la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Ibagué (IBAL), Erika Palma, adorna la desvergüenza de una funcionaria, que según sus afirmaciones, no siente el mínimo respeto por el tesoro público ni los bienes del Estado.

"Estoy feliz con ese informe de la Contraloría, diferente a algunos que piensan lo contrario”, manifiesta al inicio de sus declaraciones a la prensa, donde con frescura y un elevado grado de cinismo trata de revertir la contundencia de un informe de la Contraloría General de la Nación, que le es adverso en todo sentido, para buscar, con más mentiras, el acomodo a sus conveniencias personales.

Luego la funcionaria da a entender, que los investigadores no encontraron lo que venían a buscar que era “un elefante blanco”, ni que tampoco se trataba del “robo del siglo”, y minimiza la investigación al señalar que los hallazgos fueron de “accesorios que estaban enterrados”; algo así como que no encontraron un elefante blanco, pero si encontraron medio elefante.

Reduciendo la investigación a un problema de semántica: encontraron el acueducto complementario, pero este era un cascarón. Y esto es lo que no entiende la gerente del IBAL, que como buena alumna del exalcalde Andrés Hurtado, trata de tergiversar y acomodaticiamente, adaptar a su favor el demoledor documento de la Contraloría General.  

La señora Palma, desconoce u oculta, que el detrimento patrimonial que significa daños o pérdida de bienes o recursos públicos, acarrea sanciones previstas en la ley, que pueden ir desde correcciones administrativas, sanciones económicas y hasta penales, según la gravedad y calificación del caso por parte de las autoridades competentes.

De tal manera, que el detrimento patrimonial encontrado por ocho mil 200 millones de pesos, en la construcción del acueducto complementario de Ibagué no es para sentirse feliz. Es una prueba, al menos mínima, de que en la construcción de este acueducto se cometieron delitos, y que investigando más a fondo, se pueden encontrar mayores sorpresas, por ejemplo, cuál fue el destino real de esos 250 mil millones de pesos, que dice la gerente del IBAL, haber invertido en la “mega obra” que aún no ha concluido.

Máxime, cuando el problema del agua en Ibagué prácticamente sigue igual que cuando no había acueducto complementario. Siguen las protestas por la falta del vital líquido en los diferentes barrios de la capital del Tolima, especialmente en las comunas 3, 7, 9 y 10, sin que esto quiera decir que otros sectores no sufren los cortes permanentes de agua. 

Por eso, aquí no hay tiempo para risas fingidas y falsas, menos para sentirse feliz. La burlesca risa y felicidad de la gerente de Erika Palma, es el valor del sacrificio y la angustia de miles de ibaguereños que amanecen todos los días sin el servicio del vital líquido. Ya imaginamos a la gerente Palma, ad portas de recibir otra estatuilla que la distingue como la mejor funcionaria y ella presta a pagar el favor con jugosa pauta publicitaria.

¿Y de los cambios cómo vamos alcaldesa?

Es de conocimiento público que la gerente del IBAL es una de las personas más allegadas al nefasto exalcalde Andrés Fabián Hurtado, y que cumple sus órdenes al pie de la letra. A ella, en la práctica, la manda Hurtado y poco le obedece a  la alcaldesa Aranda.

Esta opaca funcionaria viene desde la alcaldía de Hurtado, y su relevo se hace indispensable, si la alcaldesa Aranda de manera real quiere recuperar la joya de la corona. El tiempo corre y con un buen gerente en esa entidad, a la Alcaldesa le alcanza para dejar un buen servicio de agua en Ibagué antes de terminar su mandato.

Igualmente, siguen entronizados en la administración personas consideradas de entera confianza de Hurtado como:

Leandro Vera:  Fue secretario General y de Planeación en el gobierno Hurtado. Se dice que en algún momento sonó como candidato a la Cámara por el llamado hurtadismo, luego lo quisieron perfilar como candidato a la alcaldía, pero nunca cuajó. Fue gerente de Ibagué Limpia, luego Hurtado lo impuso en la secretaría de Gobierno, pero solo duró tres meses en ese cargo y ahora se desempeña como secretario de Desarrollo Social. En reciente entrevista prácticamente negó a Hurtado y dicen que lloró literalmente a la alcaldesa pidiendo que no lo echaran.

Milton Restrepo: Fue secretario de gobierno de Hurtado. Luego de referirse en los peores términos a Aranda durante todo 2024, Hurtado lo impuso como gerente de Ibagué Limpia. Ha protagonizado varios escándalos, tanto privados como de funcionario público, como el fallido contrato de las cámaras de seguridad y el usurpar funcionarios como la recompensa de 20 millones de pesos, para el que diera informes sobre la persona que había pintado un grafiti en el monumento del  Águila en las piscinas olímpicas de la 42.  

Felipe Larrota: Actual gerente del Imdri. Fue jefe de control interno al comenzar este gobierno, luego pasó al Ibal. También fue funcionario en el gobierno Hurtado.

Daniela Cabrera: Ocupa unos de los puestos clave de la administración municipal como lo es la secretaria de Planeación, también proveniente del gobierno de Hurtado y muy cercana a este, aunque en política trata de guardar perfil bajo, aunque hace parte, junto con los anteriores, del grupo que llama ‘jefe’ a Hurtado.

Edilberto Pava: Mutó del barretismo al llamado hurtadismo por lo que lo premiaron con la gerencia de Infibagué, donde sigue campante.

Entendemos la difícil tarea que tiene la alcaldesa Aranda, de cambiar a una administración dominada de extremo a extremo por los amanuenses del exalcalde Hurtado, pero dentro de esas muestras de independencia que quiere mostrar la funcionaría, se hace necesario que gobierne con gente de su entera confianza y no con personal prestado de una pésima administración.

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