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Aranda se libera de la influencia de Hurtado
El rumbo de la ciudad busca encauzarse por senderos más prometedores, dejando atrás los turbios manejos que durante cuatro años y 18 meses impuso el sibilino exalcalde Andrés Hurtado.
Las medidas tomadas por la alcaldesa Johana Aranda en los últimos 15 días auguran nuevos y buenos tiempos para la capital del Tolima. Ibagué, convertida en una finca privada del clan Hurtado durante su mandato (2020-2023), sufrió además la asfixiante influencia del exalcalde durante los primeros 18 meses de la administración actual. Hurtado, a través de videos, declaraciones y acciones, se presentaba como el verdadero alcalde, sin respeto alguno por la mandataria titular, a quien hacía ver públicamente como su marioneta.
Afortunadamente, esta situación ha cambiado. La alcaldesa Aranda ha decidido recuperar la dignidad que le confiere el cargo y, además, su autoridad como primera mandataria de Ibagué.
Se ha hecho sentir, liberándose de la sofocante, irrespetuosa y atrabiliaria coyunda de Hurtado. Esta actitud podría marcar el inicio de una administración independiente y autónoma, libre de injerencias oscuras, con una clara vocación de cambio en el modelo y estilo de gobierno.
Pertinente es manifestar que no se trata de cambiar de bando, de pasar del "hurtadismo" al "arandismo" para que todo siga igual, solo con nombres diferentes. Los cambios que propone la alcaldesa Aranda deben ser profundos o, al menos, significativos.
Remover a los incontables familiares y amigos íntimos de Hurtado de la administración central y de los entes descentralizados es un paso significativo. Sin embargo, es igualmente necesario transformar la forma de contratación municipal. Se debe abandonar el direccionamiento de contratos y adoptar la ley en lo referente a los pliegos de licitación tipo, garantizando igualdad de condiciones para todos los aspirantes. Hay que terminar con la "sastrería" que Hurtado manejó con fines lucrativos y politiqueros, acciones que fueron, por demás, sucias. La contratación debe ser transparente, sin dejar dudas ni sospechas.
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Dejar al clan Hurtado sin el andamiaje de cerca de cuatro mil Órdenes de Prestación de Servicio (OPS), que operan como activistas políticos para su campaña a la gobernación y la de su hermana Carolina a la Cámara de Representantes, es un golpe certero a una estructura política que de manera indecorosa se burla de los contribuyentes. Pero esto no es todo; es imprescindible erradicar de raíz el estilo opaco de gobernar el municipio, arraigado desde la administración anterior.
La alcaldesa Aranda no tenía otra opción que poner fin a esta herencia sin justificación ni presentación ante la ciudadanía y opinión pública. Casos manifiestos de corrupción como el puente de la 60, el acueducto complementario (o nuevo acueducto de Ibagué), las piscinas olímpicas de la 42, y el SETP (Sistema Estratégico de Transporte Público), por citar solo los más representativos, no deben repetirse en la administración municipal.
Lamentablemente, a este panorama se suma la inoperancia o complicidad de los órganos de control como la Contraloría, la Personería Municipal y la Fiscalía, que inician investigaciones que nunca concluyen. La Fiscalía, por ejemplo, merece un capítulo aparte por su ineficacia, al cumplir más de cinco años sin resultados en investigaciones por corrupción. Todas las que se siguen contra el exalcalde Hurtado permanecen "engavetadas" o avanzan a paso de tortuga.
Asimismo, a los llamados gremios económicos también les corresponde su grado de responsabilidad en la crisis de la ciudad, intensificada en la era Hurtado. Los contratos que suscriben con la administración municipal les impiden actuar con independencia y, en muchas ocasiones, terminan validando el descuadernamiento.
No estamos de acuerdo con la propuesta de algunos, incluidos periodistas "prepagos" que apoyaron ciegamente a la administración Hurtado por la millonaria pauta publicitaria, en el sentido de "tecnocratizar" la administración para salir de la bancarrota dejada por el clan Hurtado. Tampoco se debe parcelar en minifundios políticos para dar representación a todos los que apoyaron a la Alcaldesa en su campaña electoral.
Consideramos que el nuevo equipo de gobierno de la alcaldesa Aranda debe estar conformado por personas con capacidad gerencial que orienten y ejecuten los proyectos más necesarios para la ciudad en el tiempo restante. Es crucial que no haya tintes políticos, que tengan un compromiso genuino y sientan a Ibagué como algo propio, no como un escampadero de paso ni mucho menos como un trampolín para aspiraciones personales.
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