Editoriales
Ibagué en sus 468 años tiene horizontes de fututo
No pertenecemos al grupo de aves agoreras ni de casandras que profetisan desastres y hecatombes a cada instante en el futuro de Ibagué; tampoco al de los politiqueros oportunistas que caminan los recovecos de la ciudad en campaña anticipada a la alcaldía tratando de menoscabar y desprestigiar la obra de gobierno del alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo.
Al hacer un breve balance de los 34 meses de la administración local, tenemos que los tangibles de los que parten muchos para hacer sus juicios críticos, entre ellos nosotros, son favorables al mandatario local. En una breve nota sobre los logros que publicamos en este portal hace algunas horas, se perciben las obras de concreto que se encuentra disfrutando la ciudad. No son promesas son realidades.
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Si bien es cierto, algunos puntos de su programa de gobierno no se han iniciado y posiblemente no se cumplirán, es necesario reconocer que los ítem fundamentales los está cumpliendo, caso acueducto complementario, el que todos los alcaldes anteriores desde hace 30 años venían prometiendo y nunca lo habían realizado. Creemos que en la campaña del próximo año tendrán que buscar otro tema porque van a quedar sin argumentos para ofrecer lo mismo; y así sucesivamente, podemos hablar, por ejemplo, de la canalización del Sillón un colector de aguas residuales que hacía 35 años venían ofreciendo a los habitantes de la comuna 10, que esta administración construyó y concluyó, solucionando un grave problema de salud que tenían más de 15 mil habitantes de esa zona por los fétidos olores que producía este caño a cielo abierto, pero además, esta obra estuvo acompañada de la construcción y pavimentación de la llamada avenida Fantasma, que ahora es otro tangible de esta administración.
A ello, se le puede añadir las obras de infraestructura escolar para adecuar los las edificaciones para la jornadas única, donde se invierten 36 mil millones de pesos; el arreglo de todos los parques existentes y la construcción de los parques biosaludables; la apertura de los 17 puestos de salud rurales que se encontraban cerrados y los campesinos carecían de asistencia médica y primeros auxilios; la pavimentación de calles abandonadas desde hace décadas, la avenida al aeropuerto de Perales, donde el gobierno aportó más de 10 mil millones y, además, construyó la hermosa ciclorruta del sector; la intensa actividad en el sector cultural y la conclusión del Museo del Panóptico el próximo año con recursos asegurados por más de 10 mil millones de pesos; y qué decir de la atención que la administración le ha prestado a las mascotas y animales abandonados con la construcción y funcionamiento del Capa.
Estas son entre otras, tareas que se pueden mostrar, sin dejar de lado la importante gestión seria, dispendiosa, jurídica y administrativa que se ha realizado para desenredar el problema de terminación de los escenarios deportivos, donde ya cuatro de ellos cuentas con licitaciones públicas y la financiación respectiva. Esperamos que al concluir esta administración queden todos terminados.
Y pensar que los recursos para la mayoría de estos logros, han sido propios, gestionados por la administración municipal que no ha recibido aportes significativos del gobierno nacional, departamental ni de nadie. Mucho menos de la clase política tradicional o del sector privado, que más bien han permanecido al margen de la situación como críticos hirsutos como el presidente Ejecutivo de la Cámara de Comercio Luis Alfredo Huertas, quien se comprometió a colaborar con los escenarios deportivos desde el sector privado y hasta el momento sus anuncios han quedado en eso: anuncios.
Qué decir del rocambolesco Representante Ricardo Ferro, del Centro Democrático, quien en su frustración por no haber podido llegar a la alcaldía en las dos oportunidades que lo intentó, ahora se dedica a sembrar discordia y saña desde cualquier flanco, incluyendo al gobierno nacional, para impedir los avances de la administración local. Qué político tan inane.
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No desconocemos, los problemas que ha tenido el alcalde Jaramillo, por su temperamento o carácter recio, desde joven es así, ahora, quizá por los años, ha mejorado bastante; pero nosotros no elegimos a un alcalde no para mantenerse riendo a todo momento, sino para gobernar y comenzar a sacar al municipio de la olla putrefacta donde se encontraba.
Igualmente, no pasamos por alto las denuncias de algunos sectores opositores que con claros intereses electoreros han efectuado sobre presuntos actos de corrupción de la administración local. Esperamos que la Fiscalía y autoridades competentes investiguen y fallen, no obstante, la administración ha tomado medidas inmediatas contra los funcionarios sindicados de haber incurrido en estos hechos relevándolos de sus cargos, actos que no han sido tan publicitados, como si, la infortunada ocurrencia de los mismos con el ánimo de desprestigiar al gobierno de Jaramillo, más que con pruebas y hechos ciertos, con rumores, manipulaciones, tergiversaciones y hasta calumnias y montajes 'periodísticos'.
Por fortuna, la historia y la dialéctica que hemos aprendido, nos han enseñado que a las personas y los acontecimientos que sucedan a su alrededor, no se deben tomar por partes o aisladamente, sino en su conjunto para hacer una análisis más objetivo y sacar conclusiones más acertadas. Hecha esta evaluación, consideramos que Ibagué al cumplir este domingo 14 de octubre de 2018, sus 468 años, va por buen camino y tiene horizontes de un mejor futuro.
Nota editorial escrita por: Humberto Leyton
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