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Palos porque bogas, palos porque no bogas
Difícil para una administración trabajar y realizar sus programas y obras en medio de una campaña electoral, donde algunos candidatos, bajo cualquier motivo, oportunistamente, aprovechan sus aciertos, errores o falencias para hacer política.
Este espejo lo estamos viviendo en varios municipios del país, entre ellos Ibagué, donde el gobierno local es objeto de inclementes críticas por hacer o dejar de hacer. Para la muestra unos botones: el acueducto complementario era una obra que venían ofreciendo los diversos candidatos y luego mandatarios para solucionar definitivamente el problema de agua de Ibagué, y durante este tiempo (cerca de 25 años), se esfumaron cuantiosos recursos y nadie hizo nada ni pasó nada con los recursos perdidos. Ahora que el alcalde Jaramillo, muestra resultados concretos con la nueva bocatoma de la quebrada Cay, donde se invirtieron cerca de siete mil millones de pesos, y los avances innegables en la del río Coello-Cocora, donde se invierten 42 mil 500 millones de pesos, de los cerca de 70 mil millones que cuesta la obra total, surgen opositores que apoyados en posibles motivos reales, se oponen a la obra, o al menos le atraviesan palos en el camino para su desarrollo normal.
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Lo mismo sucede con el proceso de construcción de los escenarios deportivos, una vez superada la cadena de dificultades que ha tenido que afrontar este gobierno, después del robo de los dineros en la administración de Luis H. Rodríguez y sus amigos.
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Caracterizados opositores a la administración municipal han reconocido la forma acertada del manejo jurídico y financiero que se le está dando a la situación tan complicada que nos dejó el nefasto exalcalde. No obstante ello, también le salen sus críticos.
Si los guardas de tránsito cumplen con su deber bien en el control de piques ilegales, ambulancias y vehículos mal parqueados en cualquier sector de la ciudad, tienen la guillotina encima, cuando antes se reclamaba el cumplimiento precisamente de estas normas, ahora se busca algún esguince para impedir el cumplimiento de la ley por parte de los opositores a la administración. ¿Quién los entiende?
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Pero en este proceso de oposición ciega y ataques infundados a la administración local, surgen cosas de no te lo puedo creer como el caso de la plaza de la 21.Un sector caótico de la ciudad y abandonado por todas las administraciones, cuando se le quiere poner mano al desorden y cambiarle el rostro a tan desagradable lugar de la capital del Tolima, aparecen los enemigos visibles, invisibles y engañados del alcalde con el fin de oponerse a la remodelación de la plaza de mercado donde Infibagué invierte cerca de 10 mil millones de pesos.
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Pero los enemigos de lo bueno o lo malo del gobierno actual de Ibagué, tienen algo en común: son aspirantes a la alcaldía de la ciudad o a figurar en corporaciones públicas y, oportunistamente, no tiene otra alternativa que buscar clientela electoral con cualquier problema de surja en el desarrollo de las obras. Para ello cuentan con los micrófonos del noticiero oficial del Centro Democrático, cuyo director aspira a ser elegido alcalde de Ibagué en el año 2019. La campaña la quieren calentar desde ahora.
No estamos defendiendo a la administración municipal, que se le critique en sus desaciertos, se le investigue y de ser responsable, se castigue por las presuntas faltas a la transparencia, pero en juicios normales reglados por la justicia colombiana no a través de noticieros de emisoras ni periodistas en transe a políticos.
Lo que está sucediendo con algunos críticos y opositores del la administración local, es algo parecido al proverbio o sentencia popular que hace referencia al trato o castigo propiciado a los galeotos o esclavos condenados a rema en los barcos o galeras que recibían azotes o latigazos remaran o no, lo mismo le está sucediendo a Jaramillo: palos porque bogas, palo porque no bogas.
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