Opinión
Pijao Editores y los Pardo, una hazaña cultural de dos siglos
Por: Alberto Santofimio Botero
*Exministro y exsenador
En la plenitud de su sueño juvenil Carlos Orlando y Jorge Eliecer Pardo, sorprendieron al público lector con un águila bicéfala literaria: “Las primeras palabras”. Obra que recogió su inicial presentación en el territorio de la ficción y el relato. En ese delicioso empeño de contar la vida, de hilvanar con prodigiosa imaginación que brotaba entusiasta de la visión soñadora y de la audacia de dos plumas hermanas abriéndose paso en el complejo territorio de la literatura con desafiante aire de juventud iniciaron ellos esa formidable audacia con la cual construyeron entre cuentos relatos y novelas el edificio monumental de la que seria con el tiempo, según el Instituto Caro y Cuervo y la Cámara Colombiana de industria editorial como la agrupación editorial independiente más sólida reconocida y productiva del país.
El entusiasmo con la literatura, el descubrimiento y promoción de talentos literarios desconocidos hasta entonces del Tolima y del país cumplieron también con la capacidad de convocar no solo un encuentro Nacional por la literatura con participación de poetas y narradores precursor de múltiples congresos festivales y acontecimientos de cuento, novela y poesía impulsando además la promoción de la Unión Nacional de Escritores.
Sin duda, bajo el alero hospitalario de la familia Pardo, en su propio hogar la familia en el barrio Interlaken en Ibagué, se convirtió en un santuario de la literatura y la cultura con una formidable capacidad de convocatoria de talentos emergentes sin antecedentes en la vida de la apacible Ibagué y del Tolima de entonces.
Fue la raíz con que estas dos audacias tempranas levantaron por más de 50 años su bandera de renovación y proyección cultural hasta lograr acontecimientos como el encuentro internacional de Colombianistas Siglo XXI.
- Puede leer: La palabra extendida en el Tolima
Nuestra devoción amistosa con Carlos Orlando y Jorge Eliécer por su incesante tarea intelectual sin pausa ni reposo nos lleva a coincidir con orgullo de tolimenses en lo que un instituto objetivo y profundamente respetable como el Caro y Cuervo destacó entre casi 100 casas editoriales la resonante e ininterrumpida tarea de Pijaos Editores acompañado del indudable prestigio de Villegas Editores.
Pero, el prestigio Nacional Internacional de Pijao no reside solamente en los más de 800 títulos publicados y en millones de ejemplares de novela, poesía, cuento, ensayo, sino en la presencia activa de la editorial en todas las ferias del libro y en la penetración de los trabajos de Pijao a través de la tecnología de la página web, que ha sido una innovación afortunada, para que los libros de Pijaos Editores cada día tengan mayor y más amplia penetración en el gran público lector colombiano, Latinoamericano y universal.
Con deliberada arbitrariedad puedo afirmar que sin la obra “Protagonistas del Tolima Siglo XX”, habría quedado un hondo vacío de toda una época trascendental de nuestra historia.
De idéntica manera, vale la pena resaltar el significativo hecho que Carlos Orlando Pardo, con su relato “Los últimos días de Armero”, compitió según el diario El Tiempo entre los más vendidos en 1986, con el libro “El amor en los tiempos del Colera” del Nobel Colombiano Gabriel García Márquez.
Considero no equivocarme al reconocer que este fue un trabajo periodístico de indudable merito literario, con sentido de la oportunidad histórica y escrito por su autor con el dolor hondo y fresco de la inenarrable tragedia de Armero.
Una de las mas altas cumbres del trabajo laborioso, dedicado, serio y profundo de la existencia de Carlos Orlando Pardo, como investigador, talento literario, y descubridor y promotor de autores ignorados y olvidados, es el libro “ La Novela en el Tolima Siglo XIX,XX Y XXI”, publicado por Pijao Editores en sus 53 años de existencia.
Es un viaje fascinante por la novela colombiana, a través de autores oriundos del Tolima, pese a que en la introducción su autor aclara por ejemplo que el caso de Álvaro Mutis es excepcional porque a pesar de no haber nacido en el Tolima, se enamoró de una pequeña porción de su territorio, y esa pasión la traslado a algunas de sus producciones narrativas.
De ahí, que yo haya sostenido en diversas ocasiones que a Álvaro Mutis lo adoptó el paisaje del Tolima, y le determinó gran parte de sus esplendidos relatos y sus enormes historias de Maqroll el Gaviero.
Pero, como lo dice el propio Carlos Orlando Pardo, en la introducción a la monumental obra que comentamos: “Mas allá del territorio, la tierra común es la imaginación y la palabra, y desde las novelas se concilian las funciones estéticas y sociales mediante el descubrimiento de valores que lejos están del discurso oficial, y que evocan y en forma mutante dinamizan la historia y el periplo del ser humano. La apertura hacia el pasado se ofrece desde la búsqueda verbal y temática que incursiona en “Un laberinto Roto,” como diría Carlos Fuentes, donde todo lo de ayer es presente y genera preguntas criticas acerca del mundo.”
Este gran libro de Carlos Orlando Pardo significa un audaz recorrido por novelas de autoría de tolimenses desde el siglo XIX hasta los 25 años que llevamos vividos intensamente del siglo XXI. Más de medio siglo de su existencia de cultor del lenguaje, artesano feliz de la palabra e insigne manejador de realidades y ficciones de Carlos Orlando Pardo, dedicado al pasearse ufano en medio de esa avalancha literaria en la cual, en los últimos 160 años, 144 autores han publicado 354 novelas, siendo el periodo comprendido entre el 2000 y 2025 el más fecundo de nuestra historia con 243 novelas de autores nuevos o de talentos literarios consagrados. Toda esta abrumadora realidad literaria bajo el certero ojo crítico de Carlos Orlando Pardo, en medio de sus solitarias vigilias de escritor impenitente.
Aprecio mucho más, que cualquier otro lector esta obra esencial de Carlos Orlando Pardo, porque en nuestra lejana juventud me comprometí esencialmente con la poesía, como el comienzo de la literatura, y mi vida la he entregado a una perenne devoción por ella. Llegue en mi interminable discusión juvenil a considerar acogiéndome a la tesis de Jorge Luis Borges, que después de leer El Quijote, la monumental obra e Miguel de Cervantes, el comienzo de la novela moderna en el mundo no valía la pena volver los ojos a este género literario especializado, porque según el propio Borges: “Toda literatura es esencialmente fantástica; que la idea de la literatura realista es falsa, ya que el lector sabe que lo que le están contando es una ficción. Y, además, la literatura empieza por lo fantástico, o, como dijo Paul Valèry, el género más antiguo de la literatura, que vendría a hacer lo mismo. Es decir, la idea de la literatura relista quizá date de la novela picaresca, y haya sido una invención funesta, porque sobre todo en este continente todo el mundo se ha dedicado, a una novela de costumbres que vendría a ser un poco descendiente de la novela picaresca. O si no, los llamados “Alegatos Sociales”, que también son una forma de realismo. Pero, feliz mente para nuestra América y para nuestra lengua Española, Lugones, publico en el año 1905 “las fuerzas extrañas” que es un libro de libertados cuentos fantásticos, y suele olvidarse Lugones, y se supone que nuestra generación, digamos, que BIOY Casares, Silvina Ocampo y yo, iniciamos este tipo de literatura; y que eso sacudió y dio escritores tan ilustres como García Márquez o Cortázar”.
Con la alborada del llamado Boom Latinoamericano, y especialmente con el conocimiento de las obras de Julio Cortázar, Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes, Octavio Paz, entre otros, me reconcilié con la novela sin renunciar a mi infinita e inacabable devoción por la poesía, como principio y fin desde la biblia y Homero hasta nuestros días de toda la literatura Universal.
Por distintos caminos Carlos Orlando Pardo, y yo llegamos a la amistad con Gabriel García Márquez. El quizá a través de su amigo German Vargas Cantillo, el eje de la célebre cueva literaria de Barranquilla, con Álvaro Cepeda Samudio, y de nuestro paisano y formidable director de teatro y cine Jorge Ali Triana.
Mi relación y mi íntimo conocimiento del Nobel García Márquez fue a través de entrañables amigos suyos, el cartagenero Augusto de Pombo Pareja, ex gobernador de Bolívar y entonces presidente de la Academia de la Historia de Cartagena de Indias, en cuya casa solíamos hacer celebres tertulias. Y el médico Guillermo Valencia Abdala, presidente de la Academia de Medicina y de su esposa Linda Falquèz, los más cercanos amigos personales de Gabo. Ella en su espléndido otoño, entre libros y canciones, aun vive frente al mar para contar esta historia fascinante de relación literaria, bohemia musical, poesía y humor exquisito.
Por García Márquez tuve la oportunidad de conocer al mejicano Carlos Fuentes en el hotel Santa Clara de Cartagena de Indias, y compartir la conversación fluida con estas dos cumbres de la literatura universal.
Con German Uribe escritor y novelista, recientemente fallecido, tuve la fortuna de acercarme a Julio Cortázar y a Mario Vargas Llosa, en los cafés emblemáticos, “Les Deux, Magots”,y “ café de Paris”, en el París de Mayo de 68.
Todas estas relaciones y acontecimientos me llevaron a la lectura constante e intensa de novelas, y a armonizar en mi espíritu lector y en mi trabajo de escritor, novela y poesía, y a admirar también superiores genios literarios como José Saramago y Milán Kundera Así, la controversia de juventud concluyo y la historia le dio feliz mente la razón a mi entrañable amigo Carlos Orlando Pardo, hasta el punto de estar envuelto ya hace algún tiempo en la escritura de mi propia novela.
En diversos escenarios, en artículos periodísticos, en discusiones académicas, siempre sostuve que era difícil entender como en una tierra “como el Tolima”, azotada tan implacablemente por la violencia y la muerte, en décadas de sangrienta y bárbara confrontación insularmente, poetas como Emilio Rico y Ernesto Polanco Urueña, le cantaron a protagonistas de la violencia, como Reinaldo Aguirre Palomo, Eliseo Velásquez y Guadalupe Salcedo, pero fue notorio el silencio de nuestros intelectuales y autores frente al fenómeno de la larga, dolorosa y cruenta noche violenta que vivimos los colombianos y especialmente los tolimenses.
Este inmenso vacío lo vino a llenar, muchos años más tarde Jorge Eliécer Pardo, quien había ganado el premio Nacional de poesía en 1985, y en el 2008 el primer premio del Concurso Nacional de cuento sobre desaparición forzada titulado: “Sin nombre, Sin rastro, Sin rostro”, y quien, en el 2018, lanzo su novela “Maritza la Fugitiva”.
Como bien lo dice el escritor Manuel Neila, Jorge Eliécer Pardo: “Tras varios años dedicado al estudio de la historia de Colombia, reanudo con más fuerza su vocación. Y, es que, para el autor de “El quinteto de la frágil memoria “, este escritor, conto la guerra y la violencia seculares en que se ha visto atrapado su país. Darle voz a las victimas es la manera que tiene de ser hombre”
Con su obra extensa y lúcida sobre la violencia Jorge Eliécer Pardo se ha colocado entre los mas reconocidos autores sobre este tema, como Eduardo Caballero Calderón, Daniel Caicedo y José A Osorio Lizarazo.
Finalmente, el otorgamiento a Carlos Orlando Pardo, del premio Gustavo Adolfo Bequer 2025, por su novela “Las otras vidas de mi Hermana Gloria”, no es solo el reconocimiento a esa obra en particular, de suyo fascinante, sugestiva y de enorme aceptación en el publico lector de Latinoamérica y Europa, si no un justísimo reconocimiento, a la vida, la trayectoria y la obra de quien ha sido además de escritor, novelista y pedagogo el gran notario de la historia del Tolima en esos dos últimos siglos.
- Puede leer: Los de las canas
Sobre la huella de su padre y de su tío, Carlos Pardo Viña levanta la antorcha y la bandera de una nueva generación literaria que continuará con honor y dignidad intelectual, la formidable hazaña cultural y literaria de Pijao Editores en los próximos 53 años, con la entusiasta participación y asesoría de Juan Pablo Gálvez y la insuperable colaboración artística del gran pintor universal nacido en el Tolima, el Maestro Darío Ortiz Robledo.
La vanguardia renovadora que lleva en sus manos Pardo Viña, autor de varias exitosas novelas como: las novelas Los días del trueno (Pigmalión, 2022), ganadora del X Escriduende a mejor novela hispanoamericana de la Feria del Libro de Madrid, 2022; Bohemian Rhapsody, 2015, reeditada por el Grupo Editorial Sial Pigmalión en España en 2017, ganadora del Premio Internacional de Literatura Rubén Darío, 2017, y Como si fuera viernes, 2000. En 2017 apareció su libro de cuentos Cuesta Abajo y en 2022 fue incluido en la antología hispanoamericana Frankfurt Territorio Literario, presentada en la Feria del Libro de Frankfurt, y autor de la mejor obra sobre Ibagué, ciudad Musical , nos permiten a nosotros mirar sin nostalgia el camino recorrido y evocar las sombras amadas de quienes contribuyeron con magistral devoción a la consolidación de este visionario e inigualable monumento cultural, Pijaos Editores, sin antecedentes en toda nuestra historia regional.
En este debemos reconocer la tutelar presencia del maestro Eduardo Santa, sabio, bondadoso, iluminado, el mejor biógrafo del General Rafael Uribe Uribe, sociólogo, novelista y gran poeta. De Héctor Sánchez, Hugo Ruiz enormes escritores tempranamente desaparecidos, de Camilo Pérez Salamanca y Víctor Hugo Triana como periodistas y escritores, del exministro Jorge Valencia Jaramillo siempre presente y solidario, de José Luis Diaz Granados, ejemplo de poesía, humanismo y sensibilidad afectuosa, Benhur Sánchez, valioso talento literario, Darío Ortiz Vidales, el polemista, el descubridor de José María Melo para la nueva historia, el novelista, el político esencial y el amigo incomparable. De este coro plural en torno a la hazaña de pijao editores, podemos decir con el célebre soneto del admirado Julio Cortázar que:” Los muertos hablan más, pero al oído, y los vivos son mano tibia y techo suma de lo ganado y lo perdido”
Así, como Argentina y Méjico fueron en el siglo anterior las grandes potencias de nuestro idioma en el campo de producción de libros, pijao editores convirtió al Tolima, en la gran potencia editorial independiente de Colombia, afirmando la majestad del hombre libre, reconociendo al lector como el héroe de los libros y a las obras literarias como la máxima creación del espíritu.
Todos cuantos participamos en el empeño audaz y modernista de Pijao Editores, para colocar la creación literaria como una esperanza de paz, éramos conscientes que a través del ejercicio de la Inteligencia y la cultura, haciendo de las grandes convocatorias una dimensión popular del pensamiento y de los libros, se alimentaba esta utopía, que nos llevó a pensar con ilusión que” El hombre deberá llagar a ser plenamente humano, dejando atrás los estorbos de la absurda organización económica en que estamos prisioneros, y el lastre de los prejuicios morales y sociales que ahogan la vida espontanea; a ser, a través del franco ejercicio de la inteligencia y de la sensibilidad, el hombre libre, abierto a los cuatro vientos del espíritu”.
*Ibagué el Bunde, 14 de octubre de 2025.
(CO) 313 381 6244
(CO) 311 228 8185
(CO) 313 829 8771