Opinión
Oposición anticipada
Por: Edgardo Ramírez Polania
La sociedad está formada por seres con conciencia y temperamentos diversos y antagónicos como en toda agrupación de individuos y vemos entre ellos, atávicos y perversos y civilizados y buenos en que unas veces ganan unos u otros y esa circunstancia está en cada uno de nosotros. La bestia y el Yo.
Por ello, lo desconcertante de la propuesta de la Senadora María Fernanda Cabal, de un plantón por los militares caídos y no por los civiles asesinatos sin combate o “falsos positivos” y centenares de de asesinatos de líderes sociales y niños, que su única indebida acción, aguantar necesidades, y representar a los débiles y excluidos de las comunidades, hambrientas y excluidas de esos Estados prepotentes que defienden las causas de los poderosos.
Los Congresistas que representan la oposición deben hacer debates sanos y constructivos al gobierno del Presidente elegido Gustavo Petro, quien se posesionará el próximo 7 de agosto.
El odio ciego de la señora Cabal, producto de sus expresiones de violencia emocional, que es una de las manifestaciones que demuestran alteraciones mentales, no lleva a la reconciliación, la convivencia y La Paz total que se llevará a cabo con o sin ella, porque el país escogió ese camino del cambio de la muerte y los privilegios por la vida y la reconciliación de los colombianos.
Los de a pie y don nadies, que la señora Cabal denomina vagos, e indios sucios son quienes representa al país nacional. Esa masa formidable exenta de apellidos inútiles de viejos encomenderos de la molicie y el maltrato.
Vamos a ayudarle al Presidente Gustavo Petro a que el país salga de la ruina moral en que lo han dejado el uribismo, con Gaviria, Santos, Duque y sus adláteres, porque tenemos la capacidad y la fuerza de la acción para defender sus ideales y propuestas de cambio social, que hacen prever un adelanto del conocimiento, no con “plantones” que es el arma de los ignorantes, sino a través del estudio y el análisis para que el ser humano evolucione, acumule experiencia de la vida y de lo que ha sido su miseria a través de ella, para que aprenda, progrese y vitalice la percepción de los abominables tiranos que todo se lo han negado y ha destruido su libertad individual.
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De esa manera, superemos el viejo criterio absurdo de quienes se creen dioses, sabelotodo, para que sean sustituidos por un nuevo ser colombiano que forme su imaginación hacia el progreso social, que mantenga siempre viva en el corazón de su patria saqueada y doliente la antorcha inextinguible de la esperanza y el cambio de una Colombia de paz con un futuro mejor.
Estamos listos y preparados para defensa de nuestros principios donde sea y como sea. Así lo señala nuestro destino.
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