Por Óscar Viña Pardo

Lo vivido este fin de semana en Ibagué debe convertirse en el punto de partida de una ciudad multipropósito desde el turismo, especialmente. La oferta coyuntural generada por el Festival Nacional de la Música Colombiana y la respuesta de las autoridades regional y local permitió que nuestro tejido empresarial no perdiera el ánimo, más cuando se dejó de ganar, más no se perdió en las cifras proyectadas por especialistas en el tema. 

Queda claro que los esfuerzos mancomunados tienen sinergias propias y conducen a que influenciadores nacionales muestren esa otra cara de la ciudad. Ibagué no es solo lechona o tamal, Ibagué no es visitar los 5 centros comerciales en medio día como lo expresaron algunos visitantes. 

Toda crisis está llena de oportunidades y es ahí donde debemos apuntar como ciudad con marca propia, Ciudad Musical y no trabajar con el eslogan de la actual administración Ibagué Vibra, un error craso, porque en año y medio desaparece y en el imaginario de la gente debe quedar claro lo que nos identifica ante el mundo. 

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La ligereza o el oportunismo de algunos que piensa que lo vivido este fin de semana se puede repetir cada 8 días es solo eso, oportunismo. Les gusta “pantallar” en las redes diciendo que ya solucionamos el problema de empleo, de formalización empresarial y es ahí donde no podemos caer en la trampa. 

Sin prisa, pero sin pausa. Ibagué puede hacer desde el clúster turismo – entretenimiento un ciclo de ofertas para Bogotá, especialmente, donde se generen esas experiencias y sensaciones que permita a los turistas hablar no de los centros comerciales sino de toda esa oferta donde los museos, el avistamiento de aves, los shows en vivo; de turismo ecológico, de aventura, campesino, entre otros. Una nutrida oferta que sí tenemos, y que hasta ahora reconocemos. Por fin nos comimos el cuento que sí podemos, que sí tenemos.

Ojalá los del discurso pasen a la acción y le apostemos a creer en Ibagué, Ciudad Musical