Opinión
¿Nuevas profesiones?
Por Carlos Alberto Estefan Upegui - Exgobernador del Tolima
Las profesiones clásicas se enfrentan a la realidad de un mercado saturado, razón por la cual quienes obtienen su título académico deben dedicarse con gran desilusión a otros oficios para los cuales no han sido educados.
Y que por fuerza de la necesidad, no les queda más alternativas que aceptar poniendo a prueba sus otras potenciales aptitudes o habilidades, que empíricamente y gracias a su talento pasan a convertirse en su principal fuente de ingresos y de subsistencia.
Así las cosas, frustrados sus esfuerzos luego de hacerse profesionales y no poder ejercer, quedan desaprovechados sus conocimientos adquiridos y siempre estarán inconformes en cualquier oficio porque les parecerá no estar a su altura.
De otra parte, el alto costo de los estudios para su familia, como para el Gobierno, pasan a formar parte de una cuenta de pérdidas, convertida en una inversión sin retorno. Entre tanto, sin decir que esas profesiones vayan a desaparecer, hoy día la realidad nos muestra un panorama diferente en el que las actividades virtuales demandan perfiles distintos y que llaman la atención de la población joven, a través de las cuales se interactúa globalmente.
Es el caso de los Youtubers, Influencer, Streamer, Gamer, Creadores de Contenido, Programadores de videojuegos, y otras labores relacionadas con tecnología como inteligencia artificial, robótica, etc. Todas de gran demanda en redes sociales, plataformas digitales y diferentes dispositivos que generan empleo y dinero.
Así mismo, el marketing y las asesorías online, el trabajo en casa con horario flexible, particularmente en horas de la noche, gusta a las muchachas y muchachos y son opciones que antes no existían.
Todo lo cual representa un gran desafío para la educación, bien para profesionalizar esos oficios y brindar capacitación académica y práctica con la consiguiente refrendación institucional y oficial, o dejar que esa realidad crezca al garete y se desborde por sí misma.
Igualmente, ya es hora de revisar la estrategia de sólo dedicarse a expedir títulos sin consultar las verdaderas necesidades del mercado laboral. Abogados, ingenieros, médicos, agropecuarios, etc. y otros profesionales en la calle sin hacer nada o dedicados a otros quehaceres son un cuadro crítico de una problemática que «hizo aguas» y algo debe hacerse para encararla y resolverla. Las Universidades frente a las nuevas tendencias del mercado laboral es la tarea.
Muy preocupante, que cada vez haya más jóvenes que no quieran ir a la Universidad, mientras el déficit de inscritos se ha vuelto un dolor de cabeza para sus directivas.
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