Por Franklin Ruiz

*Presidente Polo Democrático Ibagué

Un precandidato presidencial habló hace unos días de “destripar y erradicar la izquierda” en el país. Hasta el momento, el precandidato no se ha retractado, y lejos está de hacerlo.

Los medios tradicionales, cómplices y simpatizantes de este tipo de pensamientos, poco cuestionaron las declaraciones, y mucho menos, pusieron en el debate público algo que, a toda vista, es una amenaza directa a los pensamientos, apuestas políticas y la vida misma de los sectores progresistas de todo el país.

Este comentario no es un tiro al aire, es la proyección y la visión política de un sector de la clase política colombiana, que, luego de 3 años de Gustavo Petro haber ganado la presidencia del país, y la mayor bancada de sectores alternativos haberse instalado en el Congreso, no han logrado aceptar que, en democracia, y con todas las garantías electorales, una buena parte de la sociedad colombiana eligió el proyecto del cambio.

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Estas ideas están sembradas en los pensamientos de los simpatizantes de esta forma de ver y hacer la política. Ahí están, y todos los días se nutren con las declaraciones de este precandidato y otros más de la misma línea que han reducido el debate político y programático de país, a un odio visceral, a unas mentiras libreteadas y a la eliminación de lo diferente como promesa de campaña Y en las regiones el germen está, o nunca se fue, y el Tolima no es la excepción.

Hace unos días, vimos una fotografía publicada en redes sociales donde los liderazgos de los sectores alternativos y progresistas del departamento anunciaban unidad. Por supuesto que esto nos alegra, pero la historia nos demuestra que, los egos, los dogmas, los cálculos políticos y la resolución de diferencias mal tramitadas, han roto cualquier posibilidad de unidad para la disputa del poder regional y la reorientación de la política del departamento.

El reto para los sectores alternativos del Tolima no es menor. Además de seguir defendiendo el proyecto elegido en las urnas en 2022, está el de permitir que el proyecto se consolide en el 2026 con una o un presidente progresista, además, con una bancada al Congreso mayoritaria que logre tramitar las reformas y leyes que están pendientes.

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Pero para ello, los liderazgos del departamento se deben desprender de egos, deben mostrar humildad, grandeza política, sabiduría, lectura de la historia reciente y sensatez. La apuesta, por supuesto, es que el proyecto político del cambio logre continuar en el 2026, pero lo primordial, es preservar la vida de cada simpatizante, que no muera el pensamiento.

Cristian Acosta, Marco Emilio Hincapié, Martha Alfonso, Renzo García, Maryluz Biscué, la responsabilidad que ustedes tienen es grande, histórica y vital. Pero esta responsabilidad no puede recaer únicamente en ellos. Los equipos, las bases sociales, los partidos políticos de izquierda, las y los simpatizantes del proyecto progresista, tenemos una responsabilidad ética y política: que cuando la unidad se quiera quebrar, cuando los egos le quieran ganar a la razón, llamemos a la sensatez y que aquí la prioridad es la vida.