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Opinión

La autoestima, una tarea constante

La autoestima, una tarea constante

Por Juan Bautista Pasten G.


 Por lo pronto, el concepto que tenemos de nosotros mismos no es algo heredado, sino aprendido de nuestro alrededor, mediante la valoración que hacemos de nuestro comportamiento y de la asimilación e interiorización de la opinión de los demás respecto a nosotros.

 La importancia de la autoestima radica en que nos impulsa a actuar, a seguir adelante y nos motiva para perseguir nuestros objetivos. La autoestima es el sustrato de nuestra concepción de la vida y, por tanto, de la participación en la sociedad.

Además, la adecuada autoestima potencia la voluntad, dota de optimismo, buen humor y deseos de vivir.

Ahora bien, las personas con alta autoestima se caracterizan por lo siguiente:

  • Superan los problemas o dificultades personales mediante la tenencia y aplicación de la resiliencia.
  • Empoderan la personalidad, se sienten aptos para interactuar, sin mayores problemas, con todos quienes le circundan.
  • Favorecen el ingenio y la creatividad, teniendo ideas y acciones distintas y originales.
  • Refuerzan la autonomía y la independencia, son capaces de formular pensamientos y realizar quehaceres diversos del común de las personas.
  • Desarrollan satisfactoria y oportunamente las relaciones interpersonales, con sensibilidad y empatía.

Por consiguiente, la buena autoestima posibilita, entre otras situaciones: a) estas bien contigo mismo, b) sientes que estás al mando de tu vida, c) eres flexible e ingenioso, d) disfrutas con los desafíos que la vida te presenta, e) estás preparado para abordar la vida de frente, f) te sientes poderoso y creativo, g) sabes como " hacer que sucedan cosas positivas " en tu vida.

Por el contrario, las personas con baja autoestima se caracterizan por:

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Falta de credibilidad en sí mismas, manifiestan inseguridad respecto de ideas, acciones y objetivos.

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Suelen atribuir a causas internas las dificultades, incrementando las justificaciones personales.

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Descienden el rendimiento académico y laboral.

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No alcanzan las metas propuestas.

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Carencia de habilidades socioemocionales para resolver situaciones aflictivas, propiciando respuestas sumisas o agresivas.

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No efectúan críticas constructivas ni positivas. Permanente autocrítica pesimista, donde prima la desvaloración personal.

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Sentimiento de culpabilidad, que conlleva el desánimo y la ausencia de buen humor e, incluso, estados de estrés y depresión.

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Incremento de los temores y del rechazo social, que insta a la inhibición para participar en actividades sociales y, por tanto, tendencia al aislamiento.

Hemos señalado, entonces, las profundas diferencias entre personas con buena autoestima y los beneficios que ella trae consigo, respecto de aquellas con baja autoestima, con las restricciones personales y colectivas que ella implica.

¿Cómo mejorar la Autoestima?

En primer lugar, es necesario conocer cómo funcionamos, es decir, cuáles son nuestras fortalezas y aspectos positivos y cuáles son nuestras limitaciones. El plan de acción para cambiar determinadas características debe ser realista y alcanzable en el tiempo, vale decir, hay características que tendremos que aceptar y con las cuales convivir, intentando sacar partido y ver sus aspectos positivos.

 Factores básicos para mejorar la autoestima:

No idealizar a otras personas, concebirlas tal como son, con sus cualidades positivas y negativas.

Evaluar, en su justa medida, las cualidades y falencias propias.

Cambiar todo aquello que no nos agrada, aún cuando lo realicen quienes nos rodean

Controlar los pensamientos, ampliando los positivos y erradicando o controlando los negativos.

No buscar la aprobación de los demás, sentir agrado por lo que decimos y hacemos.

 

Afrontar los problemas sin demora, evitar dejarlos para después (la llamada procrastinación).

Aprender de los errores, considerarlos como lecciones y, por tanto, aprendizajes

Practicar nuevos comportamientos, hacer nuevas actividades, practicar deportes, leer, escribir. caminar, estar más en contacto con la naturaleza.

Aceptar las habilidades y la importancia de nuestro cuerpo, es el mejor vehículo para habitar en este planeta.

 

Cuidar y velar por la salud física, así como mental y emocional.

Ser autónomos, desarrollar la capacidad para vivir de modo distinto, adecuado y original.

Vivir el aquí y el ahora, la vida se manifiesta en el presente y, mientras existamos, será así, cuando llegue el mañana, seguirá siendo ahora.

Ciertamente, un elemento muy importante para permitir y potenciar la Autoestima, lo constituye el Autoconcepto, el cual a diferencia de la Autoimagen - la representación mental que se tiene sobre la propia persona – constituye la opinión, surgida del análisis exhaustivo, que tenemos de nosotros mismos.

En efecto, el Autoconcepto forja, en gran medida, la concepción valórica de cada uno de nosotros, de esta noción depende la construcción de personas grandes o débiles, vale decir, de autoestima alta o baja.

 

¿Qué es el Autoconcepto? Es la concepción que se tiene de uno mismo, generado por la reflexión y el análisis que llevamos a cabo de nuestra persona.

  En el autoconcepto, intervienen varios componentes que están interrelacionados entre sí, ellos son los siguientes:

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Nivel cognitivo-intelectual: constituido por la diversidad de ideas, opiniones, creencias, percepciones y el procesamiento de la información exterior.

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Nivel emocional afectivo: es un juicio de valor sobre nuestras cualidades personales, implica un sentimiento de lo agradable o lo desagradable que observamos en nosotros.

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Nivel conductual: es la decisión de actuar, de llevar a la práctica y consolidar un comportamiento coherente y consecuente a lo que sentimos y pensamos.

Ciertamente, la Autoestima debe ser la expresión más positiva de cada uno de nosotros, ya que ella es la instancia fundamental de perfeccionamiento personal.

A nuestro juicio, una rica Autoestima se convierte – parafraseando al gran poeta Walt Whitman - en la savia que energiza y optimiza, de modo permanente, el crecimiento personal. Necesitamos reconocernos y aceptarnos como un todo, con los límites y las potencialidades, solo así, sentiremos el incremento y los beneficios de la Autoestima. Es imprescindible, entonces, amarnos en plenitud, que incluye nuestras habilidades, debilidades y todo nuestro ser.

“Estamos formados de tierra, pero también de polvo de estrellas”. Carl Sagan, astrónomo estadounidense, siglo XX.

“Todo ser humano tiene necesidades superiores que deben ser satisfechas”. Abraham Maslow, psicólogo estadounidense, siglo XX.

“Los seres humanos estamos hechos a imagen y semejanza de Dios”. Biblia.

  • Docencia e investigación en filosofía.

Universidad de Chile

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