Periodismo de análisis y opinión de Ibagué y el Tolima

Columnistas

¿Judas más honesto que algunos políticos tolimenses?

¿Judas más honesto que algunos políticos tolimenses?

 

Por: Humberto Leyton

Un tema de reflexión que nos deja algunas dudas en esta Semana Santa es el travestismo político en la región. La historia universal está llena de traidores y canallas políticos, por lo tanto, no es el único caso pero las elecciones del pasado 11 de marzo, fijaron un elevado puntaje en esta materia en el Tolima.

Y nada mejor que traer a recuento el pasaje bíblico del mayor traidor de la historia: Judas Iscariote. El que vendió y entrego al mismísimo Cristo, pero al caer en cuenta de su felonía quiso devolver las 30 monedas al sanedrín de sacerdotes, vio que no había vuelta atrás y   arrepentido tuvo al menos rezagos de honor y valor para suicidarse; enmendar así su error con el peor castigo que pueda tener una persona.

La cavilación que nos ocupa en esta columna podría ser el beso de Judas y otras traiciones.

Y precisamente en ellas se encuentra anclada el caso de Julio César, a quien la historia lo considera víctima de una de las traiciones más conocidas, donde la frase "¡Bruto. Tu también hijo mío!", deja ver el drama en toda su extensión  de esta conducta cobarde, pero también nos recuerda que la muerte del emperador romano, en su ascenso al poder había traicionado a muchos de sus amigos.

Esto de defraudar la confianza depositada en los amigos o personas no es nuevo y se registra en casi toda actividad humana, solamente se ha modernizado y actualizado. Ahora en la política moderna con eufemismos tienen nombres como: "La política es dinámica", "tránsfuga", "oportunista", "travesti político", "Mermelado", entre otros. Solo se busca suavizar el lenguaje y la formas de definirlos, pero en el fondo siguen siendo los mismos traidores de siempre. Por nuevos nombres que se le busquen o inventen  para mitigar la falta de lealtad, en el imaginario de los consecuentes seguirán siendo perjuros, el delito que Dante colocó en los últimos círculos del Infierno cuyo castigo era la muerte y el mayor de los desprecios.

Maquiavelo, por su parte, también se refirió a la traición política como el único acto de los hombres que no se justifica ni se debe perdonar. (Puede leer: Olga B. ¿con el enemigo en su casa?)

La actividad política ha sido rica en traiciones a través de la historia. Quienes han buscado el poder siempre han vendido a unos o desertado de otros. En el caso que nos ocupa en el departamento, la narrativa solo cambia de nombres, lugares, colores y actores, pero la materia prima sigue siendo la misma: el engaño, la mentira, la trapisonda, la traición, la venta y compra de conciencias y de votos. Decir que el Tolima se costeñiso es redundancia. Este debería llamarse el burdel de la política.

Aquí algunos sectores han acusado al gobernador Óscar Barreto de haber comprado y sonsacado dirigentes (incluyendo alcaldes) a ciertos grupos y partidos políticos, entre ellos a liberales, Cambio Radical y de la U, y presentarlo como si fuera el único responsable de la situación. Empero, olvidan que los que aceptaron o recibieron las dádivas  son iguales o peores que el que los compró.

Esto de la prostitución política en las pasadas elecciones en Tolima fue simplemente un incremento de lo que ha sucedido en las anteriores, solo que los renegados han actuado más descaradamente, como verdaderos traficantes de idearios y conciencias.

Según nuestras ponderaciones de Semana Santa, nos indican que en la mayoría de listas al Congreso, en mayor o menor grado, se registraron maquinaciones, pero al parecer, los que la sacaron del estadio fueron los liberales y los Decentes, donde algunos candidatos a la Cámara jugaron a la doble y hasta la triple apoyando aspirantes al Senado, incluso de otras regiones. Es decir, le sacaron plata al que más pudieron.

Pero dejemos que sean los partidos y movimientos afectados los que realicen sus propios juicios, arreglen sus problemas y saquen sus conclusiones. No somos los indicados para meternos en problemas ajenos.

De nuestra parte, nos referiremos al partido liberal que es el que más conocemos y con el que nos unen aspectos ideológicos y programáticos que nunca hemos negado. Allí, quedó manifiesta la traición que uno (¿o algunos?) candidatos a la Cámara de Representantes le hicieron a Olga Beatriz González; pero siendo justos esta situación se extiende a varios integrantes del directorio  municipal de ese partido.

Por ejemplo, Jorge Raúl Ballesteros Patiño, uno de los integrantes de ese directorio, al menos reconoció en plena reunión conjunta de directivas departamental y municipal que no había votado por Olga B. Este señor es considerado intimo amigo y fiel escudero de Disraeli Labrador, en quien también recaen sospechas sobre su comportamiento desleal en las elecciones al Senado, después de haberse servido financieramente para la campaña de la candidata liberal.

A Labrador, se le señala de no haber realizado un trabajo eficiente y sincero para el Senado, como también de tener en su equipo de campaña a personas como Diego Londoño, quien realizó un trabajo abierto por un candidato de la U al Senado y las diferencias tan evidentes de votaciones entre Cámara y Senado en municipios como Carmen de Apicalá.   

Pero las críticas también cobijan al secretario del directorio municipal Antonio Castro, de quien dicen se convirtió más en un obstáculo que en un colaborador de la campaña al Senado. Y pensar que la sangre nueva que iba a renovar al partido liberal estaba en la juventud del directorio municipal de Ibagué. !Que fiasco tan verraco¡  

En fin, esta historia es más larga y con varias aristas, pero con estas tenemos para la reflexión de Semana Santa y concluir en que Judas Iscariote fue más honesto que muchos políticos tolimenses y que en esta traición a Olga B, el beneficiado  fue el senador huilense Rodrigo Villalba.

Foto: Internet-Google 

   

Siguenos en WhatsApp

Artículos Relacionados