Opinión
Ibagué muere de sed
Por: Humberto Leyton
El mitómano alcalde Andrés Fabián Hurtado, haciendo uso de su conocida verborrea afirmaba en su discurso de rendición de cuentas de las últimas horas, que en su cuatrienio: “Nuestra empresa (refiriéndose al IBAL) invirtió más de $138.000 millones en todo el sistema de acueducto de la ciudad, por eso hoy vemos todos los proyectos ya para entregarse…”.
Sin embargo, la gente y comunidades de barrios de la zona centro de Ibagué, pocas horas después lo desmentían, tomándose las calles y con ello paralizando el tránsito en diferentes sectores de la ciudad exigiendo agua.
Los videos que se hicieron virales en las redes sociales de las manifestaciones de protesta e inconformismo por la falta del vital servicio, fueron prueba palmaria del pronunciamiento engañoso del mandatario local que a pocos días de dejar el cargo, sigue con su catilinaria mentirosa atribuyéndose la solución al más grave problema que tiene la capital del Tolima, cuando en realidad en sus cuatro años de gobierno no fue capaz de terminar los ocho metros que quedaron pendientes de la administración anterior para el empalme con el acueducto alterno.
Hurtado se dedicó solo a lo que sabe, derrochar y malgastar los recursos, a contrataciones dudosas y poco transparentes, dejando intactos problemas tan graves como el sistema de acueducto.
Pero la administración que ‘Vibra’ es tan descarada que para explicar a la ciudadanía la escasez de agua en la ciudad, la cubre con más mentiras. Ahora la gerente del IBAL Erika Palma, nos sale con el cuento que debido a las lluvias es que se presenta la interrupción en la prestación del servicio.
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Una respuesta que además de bobalicona, tiene la carga de cinismo que ha caracterizado a la administración Hurtado. Si el problema de los cortes permanentes de agua se registra en verano o en invierno. La falta del preciado líquido en Ibagué no distingue entre la lluvia y el sol: es permanente y en todos los sectores de la ciudad.
¿Acaso en la administración del anterior alcalde G.A. Jaramillo no llovió? Y en ese gobierno, pese a que recibió el acueducto en ruinas del mandato de Luis H. Rodríguez, prestó un servicio menos interrumpido, más eficiente y por poco concluye el acueducto alterno, el que la actual administración ha visto como un negocio para hacerle adiciones presupuestales y la obra nada que se termina, como solución definitiva a la falta de agua en la ciudad.
*Y pensar que faltan cuatro años de lo mismo. La alcaldesa electa Johana Aranda, pertenece al mismo costal del alcalde Hurtado,* fue elegida por el poder de su dinero y de su administración más la maquinaria de contratistas. Entra hipotecada a los designios de su tutor y, por ello, abrigamos pocas esperanzas de su mandato, el que estará comprometido con un grupúsculo de exalcaldes conocidos por sus malas mañas de administrar la cosa pública.
Nos parece más bien, que el sempiterno problema del acueducto de Ibagué, obedece a intereses privados de determinados alcaldes y exalcaldes que lo han querido privatizar para crear un negocio propio, y para ello han tratado de desprestigiar a la empresa IBAL, prestando un mal servicio a los usuarios y crear la necesidad de cambio del modelo de la administración, haciendo ver que las empresas privadas son más eficientes que las públicas. Desde hace rato este intento se viene planificando, pues el negocio de las elevadas tarifas los haría más ricos a costa de los sufridos usuarios.
Y el escenario con la repetición del gobierno de Hurtado en cuerpo ajeno, es propicio para culminar esta tarea que dejaría al municipio sin su principal empresa y los bolsillos repletos a los tres exalcaldes que comprarían a precio de huevo el agua de todos los ibaguereños.
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