Opinión

Guillermo Alfonso Jaramillo, intransigente, soberbio e imprudente

Guillermo Alfonso Jaramillo, intransigente, soberbio e imprudente

Ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo Martínez.

Inocultable que la rencilla política entre dos tolimenses, paisanos del Líbano, el ministro de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo y la representante a la Cámara, Martha Alfonso, no deje de producir frustración entre los que se ubican en la línea genuina del progresismo en el Tolima.

Es un distanciamiento patético, precisamente por tratarse de dos actores relevantes no solo de la política local, sino que trascienden en el plano nacional, el uno por ostentar la dignidad de Ministro de Estado y la representante Alfonso porque en menos de dos años logró convertirse en congresista estrella, tal como la acaba de calificar el presidente Gustavo Petro, un elogio que sin duda, contiene un alto valor político.

En ese orden, no pretendo ni me interesa salir en defensa de la representante Martha Alfonso, sin embargo, debo expresar que el comportamiento desobligante y mezquino del Ministro Guillermo Alfonso Jaramillo hacia la representante Alfonso ha sido real. El solo hecho de desconocerla, de no valorarle el enorme trabajo y aporte fundamental que ella hizo durante todo el desgastante proceso en el trámite de la reforma a la salud que se cumplió en la Cámara, es inaceptable. Cómo llega el ministro Jaramillo a menospreciarla si era Alfonso la que estaba llamada a convertirse en su aliada estratégica. ¿Egoísmo, o acaso celos políticos?, ¡¿vaya uno a saber!

Y claro, los seguidores del ministro Jaramillo en el Tolima que, desde luego, no son pocos, y se caracterizan en estar siempre prestos a ponerle el cerrojo a cualquier crítica que vaya en contra de su ‘jefe’, pues todo lo que hace ‘el jefe’, es perfecto, todo lo que hace el ‘jefe’ hay que aplaudírselo, porque ese es un mandato que ha impuesto la tradición, que a GAJ nadie ni menos su séquito puede siquiera atreverse a levantar una voz que lo contradiga, así existan los argumentos para hacerlo.  Entonces, esos obcecados seguidores han terminado en no aceptar que a ese ‘jefe’, su temperamento volado y con una siempre alta dosis de soberbia e imprudencia, lo ha llevado a cometer errores políticos y administrativos en los distintos cargos que ha desempeñado, y con ello a frustrar y apagar sueños y utopías sobre el ejercicio de la nueva política.

Pese a que muchos no lo van a reconocer, pero la intransigencia e imprudencia del ministro Jaramillo, en parte, sí contribuyó a dar al traste con la reforma a la salud. Se requería de mucha paciencia y consensos, y Jaramillo de eso carece por completo. Esa situación es la que critica Martha Alfonso cuando dice que faltó liderazgo. El liderazgo emerge cuando hay generosidad, se sabe escuchar, pero sobre todo hay respeto.  Y mientras tanto la oposición egoísta y mezquina con las mayorías, feliz.

Adenda. El excandidato a la Alcaldía de Ibagué, Marco Emilio Hincapié acaba de escribir en una columna publicada en El Cronista.co en la que hace un llamado a “dejar de lado las divisiones”. Invitación que ha sido recurrente desde distintas voces de los alternativos, pero nunca llega a materializarse porque los egos y apetitos personales pueden más que el deseo de servir con desprendimiento.

Henry Rengifo Hernández

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