Opinión
Filosofar, una tarea de hoy, mañana y pasado mañana
Por Juan Bautista Pasten G. - Docencia e investigación en filosofía
Universidad de Chile
El jueves 17 de noviembre se celebró – como se lleva a cabo desde el año 2005 – el Día Mundial de la Filosofía, que motiva e impulsa a las personas de todo el mundo a la reflexión y análisis de la realidad personal y colectiva. Esta labor discursiva y “eidética” constituye la sublime herencia que hemos recibido de excelsos pensadores de todas las naciones del planeta.
En efecto, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, señala que la Filosofía otorga los fundamentos y principios cognitivos y valóricos de la cultura humana; es una acción consciente en búsqueda de la consolidación del conocimiento, la justicia, la libertad y la paz. Sin duda, avanzar hacia la Sabiduría, que constituye el anhelo esencial del quehacer filosófico, posibilita la generación de seres humanos idóneos para habitar, vivir y construir un mundo mejor. En definitiva, para Ser quienes verdaderamente somos.
Ciertamente, de filosofía puede hablarse mucho, pues los temas a tratar son inagotables, como también lo son las problemáticas, las dificultades, las injusticias, los misterios y enigmas que rodean la existencia humana.
Sin embargo, en primer término, considero pertinente derribar algunos mitos y errores con que se ha cubierto esta importante actividad: la Filosofía. Algunas de estas falencias son las siguientes:
1. Filosofar es un trabajo accesible solo a ciertas personas, es decir, que la filosofía sea realizada por una elite de intelectuales. Es una falsedad, ya que la capacidad de pensar puede y debe ser efectuada por todos los seres humanos, siendo el filosofar una prolongación y profundización del mismo.
2. Toda persona puede tener su propia forma de pensar y, por tanto, de filosofar. Es una opinión falaz, pues no existen las “filosofías particulares” como tampoco hay matemáticas, ni biologías, ni ciencias particulares o privadas. La filosofía es un examen racional y afectivo de nuestra existencia en cuanto aspecto fundamental de la vida genérica.
3. La filosofía es una forma de vida. Es una concepción equivocada derivada de la anterior. La filosofía puede concretarse como una cierta manera de habitar en la sociedad; no obstante, el pensamiento filosófico no se reduce solamente a esto, ya que filosofar consiste en un proceso de Autoconocimiento, de potenciamiento racional y emocional que genera una adecuada interacción con el prójimo y la naturaleza, además de dilucidar situaciones causantes de temor y desesperanza. En fin, filosofar permite dar y/o encontrar un adecuado sentido de la existencia, la filosofía otorga significado a la vida terrenal y universal.
4. La filosofía es un apéndice de la ciencia, o sea, debe aportar con elementos cognitivos y lógicos que vengan a potenciar la metodología y el quehacer científico. También es una concepción errónea o, al menos, insuficiente. Esto se anula por diversos factores, entre ellos, podemos mencionar que existe una disciplina llamada “filosofía de las ciencias”, la cual busca organizar, fortalecer y darle un derrotero a la labor científica. Al mismo tiempo, la filosofía aborda muchos temas y situaciones no examinadas por la ciencia, como ejemplo podemos indicar el por qué de la existencia, para qué vivimos y cuál es la proyección de la vida humana.
Al respecto, la profundización de este pensamiento se manifiesta en aplicaciones como “filosofía de la naturaleza”, “filosofía política”, filosofía del derecho”, “filosofía de la literatura”, “filosofía de la historia”, filosofía de la religión”, entre otras expresiones.
Por otra parte, la filosofía, desde su origen hasta nuestros días, ha incomodado bastante a quienes ejercen dominio sobre otros seres humanos – hacia la mayoría de éstos -, el cual suele sustentarse, muchas veces, en la ignorancia y el temor de los habitantes. Como dijimos anteriormente, filosofar posibilita abatir el desconocimiento y los temores inherentes al mismo. Al hacer uso adecuado del pensamiento podemos develar, entre otra ingente cantidad de cosas, que no existen seres superiores ni inferiores, que las ideas y el pensamiento, aplicado oportuna y equitativamente, pueden generar sociedades más justas, más libres y, por sobre todo, más conscientes.
Ciertamente, esto es terrible para aquellos sujetos que han engañado y detentado opresoramente el poder sobre la mayoría de las personas.
Además, filosofar es leer, comprender, aprender, reflexionar y descubrir que la vida, nuestra vida, está en condiciones de ser desarrollada e incrementada de manera constante. Además, si habitamos en unidad con nuestros congéneres, podemos propiciar comunidades donde los Valores no sean simples sueños ni ilusiones, sino realidades efectivas y transparentes.
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Ahora bien, al filosofar surgen nuevas y más interrogantes que requieren ser develadas, respondidas y practicadas, pues el conocimiento siempre puede aumentar y perfeccionarse. Estas ansias de conocer, proyectadas al común de los seres – mediante la Educación plena y democrática – posibilita la germinación de personas potentes y auténticamente humanas. ¡Imaginen los frutos de tan noble actividad reflexiva!
En consecuencia, el terreno, las áreas y los objetivos de la Filosofía son fundamentales, en lo cualitativo y lo cuantitativo, en lo cognitivo y lo afectivo, en lo individual y lo social. No hay trabas para acceder al pensamiento filosófico, bastan solo los deseos irrefrenables por conocer y aprender. Todo lo demás, como aseguran los grandes pensadores de todos los tiempos, vendrá como añadidura.
En efecto, cuando las ansias de aprendizaje sean el “leit motiv”, el principio substancial de tu vida, cuando la semilla del saber haya hecho nido en tu existencia y la luz sea el faro que dirige tus relaciones cotidianas, ese será el momento en que oirás la voz de la Sabiduría.
Los grandes valores solo serán una realidad cuando haya hombres y mujeres lo suficientemente aptos y conscientes de la plenitud de sus capacidades y habilidades.
¡¡Feliz día de la Filosofía!! ¡Bienaventurados sean quienes la practican!
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