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Dilan no murió, a Dilan lo mataron

Dilan no murió, a Dilan lo mataron

A las 12 de la noche volvieron a sonar las cacerolas en Ibagué. Ese ruido era la despedida a Dilan Cruz, el joven de 18 años quien murió ayer, el mismo día en que se graduaba como bachiller, pero en lugar de toga con una bata quirúrgica en una camilla del Hospital Universitario San Ignacio en Bogotá. “Dilan no murió, a Dilan lo mataron” sentencian las redes sociales.

A las 5 de la tarde del sábado 23 de noviembre fue impactado por un artefacto que dirigió un agente del Esmad en la calle 19 con carrera 4 en el centro de Bogotá. Colombia fue testigo de la estrepitosa caída que le causó al instante aquel disparo directo en la cabeza.

Revisé su perfil de Facebook y quedé conmovido con los mensajes de muchos de sus amigos. Según lo que pude leer, Dilan era un joven divertido, la mayoría le recuerda con una sonrisa en el rostro, la que no van a borrar fácilmente como lo hicieron con su vida. “¿No que solo tenía que llorar de risa (…)?” le pregunta Lorena Rey en uno de sus estados a Dylan luego del deceso.

No pude contenerme y salí a tocar la cacerola, salió también uno de mis vecinos, David de 20 años a quien no conocía. Él fumaba un cigarrillo, es hijo de campesinos de Santa Isabel. Hace un año salió del ejército y como “no hay nada más que hacer”, dice él, trabaja en la construcción y duerme en un pequeño cuarto desde hace ocho meses en la misma casa donde rento mi apartamento.

David solo estaba curioso por el ruido, pero sin pedírselo, volvió a su cuarto y sacó a la terraza una cacerola y una cuchara, después de que le dije que el muchacho había muerto y de que él me dijera: “este país está una mierda, si seguimos así, vamos a quedar como Venezuela”. Conversamos un rato sobre la des fortuna de los campesinos, la de un candidato a la Alcaldía de Santa Isabel a quien sospecha que mataron hace cuatro años y la de uno de sus compañeros quien murió cuando prestaba servicio militar, razón por la cual odia a las FARC pero también por la que decidió no regresar al ejército a pelear una guerra que no es de él. “Peleando no vamos a conseguir nada” dijo.

David me pareció un joven inteligente, estoy seguro de que si tuviera la oportunidad de estudiar lo haría sin reparos, así como lo habría hecho Dilan quien soñaba con ser psicólogo, quizás por eso su mejor arma era el buen humor con el que le sacaba alegrías a todos sus conocidos. No sé cuáles serían las razones de Dylan para estar allí ese día, en sus redes no se puede ver mucho sobre contenido político, pero en todo caso, fue él quien pagó con su vida la irresponsable actitud de la fuerza pública y de los dirigentes que dieron la orden de dispersar manifestaciones, en ese momento pacíficas.

La muerte de Dilan debe indignarnos. El Gobierno Duque no se duele del futuro, está ocupado gobernando para los viejos ricos que lo pusieron en el poder y defendiendo a los valerosos estudiantes venezolanos que luchan contra la represión en ese país; está ocupado dando resultados positivos de operaciones militares impecables, donde se le da de baja niños desafortunados que viven donde no hay presencia del Estado.

Duque, ¿no será mejor tender sin dilaciones el diálogo con la sociedad colombiana? o acaso

  ¿será que usted esperaba como el reportero de Noticias Caracol el 21 de noviembre, que al menos mataran a uno para que el pueblo se calme? Porque ya lo mataron.

“Dejaste una buena marca en mi corazón, una marca que ningún presidente, gobierno, policía, smad, y gente pueda quitarme” Daniel Briñez, mejor amigo de Dilan Cruz.

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