Opinión
Carta a un candidato presidencial
Por: Oscar Javier Arciniegas Garzón
Estimado candidato, espero que en esta recta final a la presidencia de la República no deje que las encuestas, comentarios de las redes sociales y las apreciaciones de las demás personas que no confluyan con sus planteamientos, le hagan cambiar su esencia que lo caracteriza como ser humano y de las cuales como ciudadano confío desde la distancia.
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Además, al escucharlo sobre una de sus banderas de campaña, como lo es la educación, me siento orgulloso de pertenecer a ese grupo de soñadores que usted respeta, admira y sobre todo va a apoyar incondicionalmente en su presidencia. Soy un convencido que un país que no centre su desarrollo en la educación es un pueblo sin alma, vacío, oscuro y sin esperanza. Quiero seguir soñando y usted es la esperanza en este mar de incertidumbre y polarización a la que nos llevaron.
Por otro lado, mencionarle que tengo solamente una hija de 8 años de edad y le estoy construyendo un legado fundamentado en los siguientes aspectos y seguro que los conoce muy bien de antaño.
- No se necesita gritar para liderar.
- No se necesita amenazar para dirigir.
- No se necesita vociferar para que le crean.
- No se necesita mentir para quedar bien.
- No se necesita pagar para llegar.
- No se necesita negar al otro para sobresalir.
- No se necesita Victimizarse para convencer.
- No se necesita hablar duro para demostrar seguridad.
- No se necesita creerse algo que no es.
- No se necesita el dinero para surgir.
Finalmente, solo espero que nuestro país comprenda que los anteriores aspectos son fundamentales para crecer como sociedad y mientras llegan las elecciones seguiré trabajando desde mi labor como padre y profesional con los principios que he construido a través de mi vida y que usted muy bien encarna.
(Puede leer: "Ibagué: una ciudad para quererla")
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