Opinión
Acciones Innovadoras para Problemas Persistentes de Ibagué
Por Nicolás Álvarez Bernal - Estudiante de Economía. UNAL
Ibagué se ha constituido como una de las ciudades con los peores indicadores del mercado laboral en toda Colombia. Esto es evidente cuando observamos que su tasa de desempleo se sitúa en 17.5%, lo que ubica a la capital musical de Colombia dentro de las 3 ciudades con mayor desempleo en todo el país; su tasa de informalidad es de 51% lo que también la sitúa dentro de una de las ciudades con mayor informalidad de las 13 ciudades principales.
Todo esto refleja las difíciles condiciones para el trabajador ibaguereño que, al no conseguir empleo formal, se ve obligado a autoemplearse en trabajos precarios que atentan contra su dignidad y van en contra de lo que la Organización Internacional del Trabajo (OIT) define como “trabajo decente”. Sin embargo, lo más grave es la persistencia de estas cifras en el tiempo, lo que ha sumido a la ciudad en un círculo vicioso de miseria, desempleo y corrupción.
Ahora bien, si observamos el Plan de Desarrollo de Ibagué 2020-2023 se evidencia claramente que no hay como tal una política de empleo (o siquiera una iniciativa) que establezca metas en el corto, mediano y largo plazo sobre la creación de nuevos empleos o de mejoramiento en la calidad de los mismos.
Tan solo hay un conjunto de acciones enfocadas al otorgamiento de financiación a las MiPymes, acompañamiento y capacitación técnica a empresas y vendedores informales y estrategias para fomentar el emprendedurismo. En resumen, se encuentra un conjunto de acciones sin ningún tipo de orden que pueda vincular una con la otra y se genere así más empleo de calidad, lo cual se constituye como una de las principales causas que explica porqué muchos de los jóvenes deciden emigrar a estudiar y trabajar en otras ciudades.
Ahora bien ¿qué elementos debe tener el diseño de una política pública de empleo en Ibagué? Sin duda alguna, el primer punto a considerar es el establecimiento de un proyecto enfocado en el fomento de pactos sociales por la productividad y el empleo entre los diferentes actores que interactúan en el mercado laboral ibaguereño.
En ese sentido, el gobierno municipal más que tener un papel protagónico, debe buscar complementar e impulsar las iniciativas y propuestas que surjan en el pacto y velar por el cumplimiento de los compromisos adquiridos por cada parte; así pues, el papel protagónico pasa a ser de los empresarios y los trabajadores, en particular, gremios, asociaciones y sindicatos, entre otros, puedan dialogar acerca de las necesidades y desafíos que cada sector tiene y, a partir de esto, formular los mecanismos mediante los cuales una parte pueda ayudar a la otra, formándose así un círculo virtuoso de confianza y reciprocidad cuyo resultado final es una ciudad más competitiva con más empleo digno y una mayor cooperación.
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Como han mostrado diferentes estudios, este modelo de desarrollo enfocado en establecer pactos ha sido probado con resultados muy positivos en países como Bélgica, Irlanda, Países Bajos, Francia, España, Alemania, etc., dado que ha generado una mayor cantidad de empleo decente, a partir del fomento de la productividad. Por ende, el establecimiento de este primer elemento debe ser la base para la formulación de una política pública de empleo.
Una vez establecidos los pactos sociales por la productividad y por consecuencia, la existencia de un acuerdo sobre los aspectos más claves del desarrollo económico y laboral de la ciudad, el gobierno municipal debe promover la industrialización cimentada en la proximidad de los lazos e intereses comunes entre las empresas, así como con las universidades y los diferentes centros de investigación para que haya una interacción donde se busque un “gana-gana” por parte de todos los participantes y de esta forma se fomente una especialización local y regional que permiten la creación de redes que articulen la cooperación de los diversos sectores y actores sociales.
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Esto último es muy importante ya que son la base del encadenamiento productivo que se puede transformar en la conformación de parques industriales ecoeficientes y polos tecnológicos, entre otros, lo cual nos permitirá ser competitivos a nivel nacional e internacional.
Pero para que se dé todo lo anterior, es imperativo un cambio de los tripulantes del barco ibaguereño que nos han llevado a naufragar una y otra vez. Se necesita de una nueva generación de tripulantes con ideas innovadoras para problemas persistentes.
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