Columnistas
Sentido de la Vida
La pandemia que azota al mundo, ha puesto en cuestión doctrinas, teorías y creencias de todo tipo y, por supuesto, ha puesto en tela de juicio modos de existencia, de relación y cohabitación humana.
Ahora bien, las preguntas existenciales son: ¿Qué hago?, ¿Qué hacemos?, ¿Cómo ocupamos este tiempo? Por cierto, no puedo evitar relacionar estos interrogantes existenciales con aquellas substanciales e inherentes a la Filosofía: ¿Quiénes somos?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia dónde vamos?
Hoy tenemos, tiempo para pensar (aunque siempre lo tenemos, pero, se ocupa en otros menesteres), para reflexionar en lo que hemos hecho hasta ahora, en dónde estamos y en lo que queremos o pretendemos hacer.
Preguntarnos, por ejemplo, qué es el tiempo, qué es lo esencial en la vida, que son los Valores. Ciertamente, son instancias de encuentro con quienes nos rodean y con nosotros mismos.
Por lo pronto, la vida siempre nos enseña (¡qué duda cabe!). Este aprendizaje continuo que constituye el vivir, nos permite fortalecernos como personas, posibilita ampliar y enriquecer ideas, mejorar actitudes y descubrir potencialidades.
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La Vida nos enseña que todo depende de nosotros mismos, de la Voluntad, la Convicción y el Sentido que otorguemos a nuestro temporal paso por este planeta.
En lo personal, he aprendido a valorar la Unidad, como fundamento del verdadero crecimiento humano. La unidad con la naturaleza (que tanto se extraña en el encierro ), la Unidad con el entorno humano (por complicadas que sean las interacciones con nuestros semejantes ), la Unidad con uno mismo (que permite el ilimitado conocimiento de sí mismo), la Unidad con el Universo, el todo del que somos ínfimas partes y – por sobre todo- con Dios, que permite en nosotros la conjunción de Valores fundamentales: La Humildad, para reconocer la pequeñez de nuestro ser; el Agradecimiento, por la grandeza de estar vivos y consientes y el Amor, manifestación máxima de Unidad, que nos compele a ser cada vez más y mejores personas.
Podemos descubrir – entre muchas otras cosas- que el tiempo, es una construcción mental, que somos lo que pensamos y que, en consecuencia, pensemos en grande, como lo que realmente somos y hemos olvidado.
“La mente robustece el cuerpo”. Shakespeare
“Que mi palabra se cumpla ahora o en cien mil años, me tiene sin
cuidado, me entrego al tiempo sin temor”. Walt Whitman.
*Docente-investigador. Universidad de Chile
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