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Ni solistas ni estrellas: los cuerpos colegiados se piensan en equipo

Ni solistas ni estrellas: los cuerpos colegiados se piensan en equipo

Por Alba Lucía García

*Abogada de la Universidad Externado de Colombia.

Doctora en Estudios Avanzados en Derechos Humanos y líder en desarrollo regional


Una corporación colegiada no es un escenario para protagonismos. Es, por definición y esencia, un cuerpo colectivo. Un espacio donde las decisiones se toman en conjunto, donde la deliberación es constante, y donde cada voz cuenta, pero ninguna basta por sí sola. Eso aplica para un concejo municipal, para una asamblea departamental y, por supuesto, para el Congreso de la República.

Sin embargo, pareciera que muchos de nuestros dirigentes no lo entienden. Llegan a los recintos creyendo que el escaño es una tarima individual, cuando en realidad es apenas una silla dentro de un cuerpo que necesita funcionar articuladamente, en equipo. Olvidan que como dijo Aristóteles “el todo es mayor que la suma de sus partes". Se enorgullecen de ser independientes, pero confunden independencia con aislamiento. Votan solos, opinan solos, se mueven solos.

Este comportamiento no es exclusivo del Congreso. Se observan diputados y concejales que actúan como si fueran secretarios de despacho, lo que se agrava por una desconexión profunda entre quienes deberían estar construyendo en conjunto.

Lo más preocupante es que el seno de la democracia se ha vuelto el templo de los egos. Quienes quieran llegar al Senado o la Cámara deben saber que serán una sola bancada, que no se define por el color del partido sino por el compromiso compartido con nuestro territorio, con el Tolima. Por la capacidad de sumar, de rodear a los alcaldes cuando toca, de apoyar a la gobernación cuando hace bien las cosas, y de ponerle el pecho a las causas del departamento, no cuando dan votos, sino cuando son justas y necesarias.

La política de verdad se construye en equipo. Quien no entienda eso, no tiene nada que hacer en un cuerpo colegiado. El Tolima no necesita más congresistas con agendas personales. Necesita representantes que hablen en plural. Que sepan que su equipo no es solo su partido, es su región. Y que el liderazgo real no se mide por el eco de sus palabras, sino por el impacto de sus acuerdos.

Porque sí: el Tolima merece más. Y para lograrlo, necesitamos menos individualismo y más bancada. Menos “yo” y más “nosotros”. Menos figuras sueltas y más cuerpos que trabajen como lo que son: colegiados.

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