Por Alba Lucía García

*Abogada de la Universidad Externado de Colombia.

Doctora en Estudios Avanzados en Derechos Humanos y líder en desarrollo regional.

La semana pasada, nuestra ciudad fue testigo de algo poderoso. No solo fuimos sede de la Cumbre de Diputadas del país —un encuentro donde mujeres de distintos rincones se reunieron para hablar de liderazgo, participación y transformación desde los territorios—, también fuimos testigos de un hecho que merece celebrarse: la posesión de la nueva rectora de la Universidad de Ibagué.

No fue una coincidencia. Fue un mensaje claro. Las mujeres estamos tomando la palabra. Estamos tomando el lugar que por tanto tiempo se nos negó. Y lo estamos haciendo con firmeza, con preparación, con sentido de propósito.

Cuando una mujer llega a un cargo de poder, no solo gana ella. Gana su familia. Ganan las niñas que la ven y piensan: “yo también puedo”. Gana una sociedad que empieza a verse desde nuevos ángulos: más humanos, más empáticos, más diversos.

El empoderamiento femenino no es solo una bandera, es una necesidad urgente. Cuando las mujeres están en la política, se prioriza la educación, la salud, el cuidado. Cuando lideran empresas, los equipos son más estables, más creativos, más sostenibles. Cuando hacen parte de juntas directivas, las decisiones son más estratégicas, más responsables, más conectadas con la realidad.

Y aún así, seguimos viendo cómo los espacios de poder se llenan —casi siempre— de los mismos nombres, de las mismas caras, de las mismas voces. No porque falten mujeres con talento, con formación, con visión. Sino porque todavía hay barreras que no se quieren mover.

El Tolima merece más mujeres en los lugares donde se toman decisiones. En el Congreso, en las cortes, en los medios de comunicación, en las universidades, en las empresas, en los laboratorios, en las calles. Mujeres que abran camino sin cerrarle la puerta a nadie.

Mi llamado es a quienes hoy ya están ocupando esos lugares de liderazgo, porque tienen una doble tarea: hacer su trabajo con excelencia y, además, inspirar a otras. Ellas deben ser esa voz que dice: “tú también puedes, aquí hay espacio para ti”. Como lo viene haciendo la Gobernadora, y algunas alcaldesas, diputadas y concejalas de nuestra región.

Para quienes aún se sorprenden cuando ven a una mujer liderando, es hora de cambiar el chip. Lo raro no es que lleguemos. Lo raro es que aún tengamos que probar que merecemos estar.