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Opinión

La culpa es de la vaca

La culpa es de la vaca

Por Óscar Viña Pardo.


Que la culpa es del alcalde, que la Policía tiene mucho… que ver, que los vacunadores son muy lentos, que los guardias de tránsito nunca aparecieron, fueron parte de las afirmaciones que se escucharon ayer en las largas filas que realizaron los ibaguereños de 65 años en adelante que querían vacunarse contra el Covid19 en la Universidad de Ibagué.  

El problema logístico volvió a ser la piedra en el zapato; a la secretaria de Salud de Ibagué se le olvidó mirar la estructura de la pirámide poblacional, ponerle una pisca de sentido común, es cierto, todo se salió de control. Pero, la culpa no es solo de la vaca. 

Martha se gozó la fiesta de la vacunación y hasta exigió chupeta luego de aplicarse el biológico, así se hacia cuando ella era parte del grupo de la secretaria de Salud del Tolima. 

En esas casi cinco horas se reencontró con sus compañeros de oficina, todos ya pensionados; con personas del estrato 1, del estrato 6, sacaba su libreta de apuntes como haciendo un listado de los sobrevivientes al primer año de la pandemia y por cada chulo una sonrisa, una anécdota. 

Pero para Martha más allá de los cálculos hechos por la cartera de salud que tampoco esperaban tanta gente, está el problema estructural de educación, del que todo vale, del tas tas tas, de la picardía como elemento de poder en donde se cree que se gana a costilla de los demás. 

Ejemplo, muchos. El señor que parquea su carro a mitad de la calle para que se baje su familiar y se excusa con que es adulto mayor y hasta agrede a quienes le piden respeto. ¿Y los que están haciendo cola que son, adolescentes?

La señora o señor que llama al amigo que está más atrás para que se haga con ellos colándose en la fila y luego dicen y qué pasa, se quitan en tapabocas para que escuchen sus gritos. Luego piden más Policía. ¿Acaso los policías los van a reeducar?, yo creo que no.

Llegó el primer carro con los vidrios polarizados que solo le faltó el tapete rojo para los que bajaron a aplicarse la vacuna, no hicieron cola, no aguantaron sol, solo se bajaron y ni se inmutaron al escuchar los reclamos más que justificados de quienes estaban ahí no porque quieran, sino porque conocen de los beneficios de vacunarse. 

La educación no pelea con nadie, es cierto, pero en estas dos jornadas de vacunación mayores de 65 años los ibaguereños como toda la humanidad en vez de sacar lo mejor de sí, recordaron que solo tienen derechos, pero no deberes, recordaron que la cultura del atropello, de las violencias son el pan de todos los días y que la intolerancia en tiempos de pos pandemia es otra de las enfermedades que debemos combatir desde la educación.

No estoy defendiendo el proceder de la alcaldía de Ibagué, porque se equivocó, pero la culpa no es solo de la vaca. Ahora estoy haciendo vaca para comprarle una bolsa de chupetas a Martha para que luego ella pueda entregarle un dulce a todos los amigos que pudo chulear en su libreta de la vida.

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