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Futuro incierto para las MiPymes

Futuro incierto para las MiPymes

El 2020 quizás sea uno de los años más recordados por los colombianos debido a la llegada y prolongación de la pandemia por Coronavirus. 

La que reconfiguró la cotidianidad y desarrollo de los territorios, al hacer transparentes las necesidades que por años se han ido acrecentando por la falta de empatía y capacidad de gestión  de los diferentes gobiernos con la ciudadanía. 

Los efectos del coronavirus repercutieron en todos los aspectos de la vida de los colombianos, demostrando la fragilidad del sistema al desestabilizar los sectores productivos de la economía. 

Entre los sectores más afectados, los expertos han señalado que se encuentran las Mipymes, pues ante las medidas de prevención adoptadas por el Gobierno Nacional en consonancia con los diferentes entes territoriales, se vieron en la obligación de hacer un alto en su operación hasta que el Gobierno Nacional lo permitiera. 

La limitación en el desarrollo de sus actividades produjo un shock al interior de  estas, ya que quedó demostrado que en el país muchas empresas apenas sobreviven de lo que se produce y consume en el día a  día. No está de más recordar que a raíz del cese temporal de las actividades, las pequeñas y medianas empresas no contaban con el músculo financiero para responder ante todas las obligaciones tributarias y gastos de operación sin una generación de ingresos. Lo anterior, no solo genero un incremento en el fenómeno del desempleo sino un también un cierre definitivo de muchas MiPymes que no pudieron seguir solventando sus obligaciones. 

En el caso particular del Tolima, sabemos que es uno de los departamentos con la tasa de desempleo más alta en el país (25,1%) y que en concordancia con la propagación del Covid-19 por el territorio,  está viviendo una crisis económica que se ve compleja de superar, pues las ayudas prometidas por el Gobierno Nacional a este sector no guardan la proporción con las cifras de las empresas que conforman el tejido empresarial de la región. 
Según cifras de la Cámara de comercio de Ibagué, en el Tolima para el año 2019 se encontraban registradas 45.609 empresas en las cámaras de comercio que tienen jurisdicción en este territorio, distribuidas de la siguiente manera: Cámara de Comercio de Honda, Guaduas y norte del Tolima: 5.834 empresas (12,97%), Cámara de Comercio del Sur y Oriente: 10.935 empresas (23,98%) y la Cámara de Comercio de Ibagué: 28.840 empresas representando una participación del 63,23%. De las cifras anteriores, se destaca que con respecto al tamaño, el 97.09% están catalogadas cómo micro empresas, el 2,37% son pequeñas empresas, las medianas representan el 0,46% y finalmente las grandes el 0,08%. Lo anterior, nos permite deducir que el tejido empresarial del Tolima lo conforman mayoritariamente las microempresas. 

Uno pensaría que ante la afectación que la pandemia ocasionó en la productividad de los territorios, se establecería de manera prioritaria un sin número de ayudas para tratar de recomponer el tejido empresarial en el Tolima, si bien el ente territorial quedó maniatado ante la utilización de parte de sus recursos por parte del Gobierno Nacional, la esperanza de sobrellevar la crisis quedó a cargo de este último, que dispuso de ayudas al sector empresarial mediante el otorgamiento de líneas de créditos de Bancoldex con un interés bajo. 

La realidad, es que muchos de los empresarios del departamento manifestaron que cuando se dirigían a solicitar estas ayudas no había claridad en el tema o rechazaban sus solicitudes, evidenciando la carencia de acompañamiento y asesoría técnica en un proceso primordial que permitiría aliviar un poco la situación coyuntural por la que pasan las Mipymes del Tolima. 

En ese sentido, me permití indagar ante la Cartera del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo acerca del otorgamiento de las líneas de crédito de Bancoldex en el Departamento del Tolima, entendiendo que cómo se dijo con anterioridad este Departamento está conformado por micro empresas, lo que nos llevaba a concluir que por el gran número de empresas de este tamaño se habrían destinado una porción considerable de ayudas para el Tolima. Sin embargo, la realidad fue otra y al constatar la información aportada por el Ministerio con corte al 10 de septiembre del 2020, se evidenció que solo  441 empresas del Tolima se beneficiaron de estas líneas de crédito,  es decir a penas el 0,967% del tejido empresarial del Departamento, en dónde el Tolima recibió  la suma de $5.632,7 millones de pesos. 

En el ambiente quedó la sensación de que algo está sucediendo con el otorgamiento de las líneas de crédito en este Departamento,  ¿A caso las Mipymes que no han recibido estas ayudas  no las necesitan para afrontar la crisis? o ¿Quizás no ha suficiente acompañamiento y asesoramiento durante los procesos de consecución de las líneas de crédito? Algo está ocurriendo en el Tolima, porque durante las restricciones de aislamiento obligatorio más de 991 empresas en Ibagué habían cerrado de manera definitiva por la incapacidad para sostener su operación durante la pandemia, y esa cantidad supera el doble de las empresas que fueron beneficiadas con las ayudas. No podemos seguir ignorando que el tejido empresarial está afrontando una de las crisis más duras de todos los tiempos. Es necesario que las Cámaras de Comercio con jurisdicción en el Departamento asuman un rol colaborativo con las Mipymes, que en épocas de crisis su aporte se haga notorio y retribuyan en gran medida todas las contribuciones que durante años los empresarios del Tolima han realizado. 

Hoy incluso es pertinente solicitarle a la Secretaría de Desarrollo económico del Departamento  mayor acompañamiento y articulación con los gobiernos locales para que asuman el rol de asesoramiento técnico en la consecución de ayudas que permitan reactivar su economía y recomponer el tejido empresarial en sus territorios. Por otra parte,  el Gobierno Nacional debe revisar con lupa el proceso de otorgamiento de estas ayudas, pues no están llegando a quienes realmente las necesitan. Quizás sea conveniente que  se establezcan otros criterios que permitan una facilidad de acceso a las microempresas, priorizando en una asignación de recursos exclusivos paraafianzar en la reactivación y recomposición de la vida productiva de aquellos territorios con un panorama desalentador. 

Podríamos asegurar, que si no se amplía la cobertura de las ayudas en el Departamento del Tolima, los esfuerzos obtenidos por formalizar los procesos organizativos quedarán en el olvido, ya que en la actualidad se están concentrando en la supervivencia empresarial, llevándonos a concluir que hoy el futuro es incierto para las Mipymes.

Por: Julio César Morato Ortiz, Diputado Asamblea del Tolima. 

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