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Opinión

Esbozo para la nueva educación (primera parte)

Esbozo para la nueva educación (primera parte)

Por Juan Bautista Pasten G.


Es menester señalar que estas columnas – la de esta semana y la siguiente - constituyen una síntesis apretada de un ensayo mayor referido al tema en cuestión, es decir, la urgencia e importancia de una Nueva Educación, la cual incluye y entrega lineamientos puntuales para la comprensión, desarrollo y transformación de la realidad.

Para esto, es imprescindible abordar, a mi juicio, aspectos substanciales que posibiliten la evolución, el crecimiento cualitativo y cuantitativo de las personas y, por tanto, de las comunidades humanas en su generalidad.

En efecto, no es posible quedarnos estancados en el pasado, en ningún orden de cosas y menos aún en lo que compete a la formación de los seres humanos. Como bien expresaba el sociólogo estadounidense Marshall Mac Luhan, “no podemos realmente avanzar si permanecemos mirando el espejo retrovisor”, si nos aferramos a un ayer que ya no existe, que ya fue.

La dialéctica de la realidad, los cambios constantes y de todo tipo, nos rodean, nos atiborran e impulsan a estar atentos, a tono con la multiplicidad de elementos novedosos e inéditos.

En este contexto, resulta evidente destacar la importancia y trascendencia de la Educación, tanto para fomentar los cambios como para lograr el entendimiento de los mismos. Por cierto, cuando escribimos de Educación, nos referimos a ella en todo el sentido de la palabra, o sea, la educación formal (impartida en las aulas de colegios, institutos y universidades) e informal (la que debería ser comunicada y hallada en libros, revistas, periódicos, medios de comunicación, redes sociales y, también, propiciarse de modo autodidacta).

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Efectivamente, la Educación constituye el sustrato, el medio y la dirección fundamental para la construcción de nuevas realidades, nuevos mundos y Nueva Vida.

En medio de un mundo tan convulsionado como el presente, resulta una tarea esencial permitir y actualizar la auténtica Educación, donde los educandos adquieran protagonismo en el descubrimiento y elaboración de proyectos existenciales para sí mismos y para la sociedad de que forman parte.

Por lo pronto, la crisis sanitaria que ha azotado al mundo en los dos últimos años, ha ocasionado la penosa pérdida de ingente cantidad de seres humanos valiosos. Junto a ello, nos hemos dado cuenta de un hecho patente e irrefutable, el cual consiste en que el ser humano no puede vivir solo para sí mismo, ni siquiera para su núcleo más próximo.

Hemos percibido, de modo dramático, que las personas - todos nosotros - nos necesitamos unos a otros. Todos requerimos de quienes nos rodean, de nuestra familia, de las amistades, de los espacios en que vivimos y frecuentamos, de la comunidad, de la sociedad, de la naturaleza, del mundo, del universo, de Dios.

Somos seres sociales que, querámoslo o no, necesitamos de la presencia del otro, del semejante, del prójimo. Este carácter gregario intrínseco y recíproco permite sobrellevar, cuidar nuestra existencia personal y colectiva, salvar a la humanidad y considerar, en su justa medida, la trascendencia de la naturaleza para nuestra subsistencia y desarrollo.

Ahora bien, la Nueva Educación debe concebir y generar las instancias que allanen el crecimiento de la humanidad en su conjunto. Nadie puede estar ajeno ni desligado de tan sublime quehacer. Es imprescindible una educación integral, holística, ocupada de todos los elementos que conlleven a la evolución del género humano, es decir, físicos, socioemocionales, mentales, valóricos y anímicos.

Ciertamente, la Nueva Educación está armoniosamente ligada a la elevación de la Consciencia, a la construcción de personas ingeniosas, libres, justas y responsables, lo cual influye, de manera positiva, tanto en nuestra existencia como en las relaciones con todos quienes nos rodean y, en consecuencia, con la generación de formas de Vida potentes, unitarias y equilibradas.

La historia nos ha enseñado que, en los tiempos más dificultosos y críticos de la humanidad, ésta ha logrado salir a flote con nuevos ideales y mejores modos de interacción consigo misma y con la naturaleza. Consideramos que estamos en el instante preciso para pensar, elaborar y concretar una Nueva Educación que, a su vez, sea el soporte y el sustento valórico para todos quienes habitamos en este hermoso planeta.

El mundo requiere de humanos educados en Sabiduría, que no sean meros receptores y reproductores de lo habido, sino en personas idóneas y creativas, en seres conocedores de la grandeza y la plenitud de la Vida,

Filosofar es la comprensión del tiempo presente”. G.W.Hegel, filósofo alemán, siglo XIX.

La educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo”. Nelson Mandela, líder sudafricano, siglo XX.

Descubre quién eres, pero no te aferres a ninguna definición. Cambia las veces que sea necesario para vivir en la totalidad de tu ser”. Claudio Naranjo, psiquiatra y pensador chileno, siglo XX.

 

*Docencia e investigación en filosofía

Universidad de Chile

 

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