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Corrupción: nuestros gobiernos se hunden en las sanciones
Asusta y conmueve el desconocimiento de muchos funcionarios de distintos niveles de las administraciones frente a la responsabilidad adquirida al fungir como servidor público y lo que esto conlleva, incluso al actuar como supervisor de contratos de todo tipo. ¿Acaso según la ley 734 de 2002, no es derecho y deber del funcionario el de actualizarse en los distintos temas? ¿las administraciones no se preocupan por instruirlos al respecto?
Y ni hablar de la cantidad de funcionarios por elección popular que por estos días han resultado envueltos en investigaciones tanto disciplinarias, como penales y de responsabilidad fiscal, más la sanción social que recibirán por los actos cometidos durante esta pandemia.
Según la MOE (Misión de Observación Electoral), “de los 13.614 candidatos elegidos en 2015 para ocupar cargos públicos en Gobernaciones, Alcaldías, Concejos y Asambleas, 913 funcionarios recibieron 1.220 sanciones; es decir, el 6.7% de los candidatos han sido sancionados al menos una vez.” Bueno, el que este libre de pecado que tire la primera piedra, pero ¿por qué elegir al que ya tiene un pasado oscuro? ¿acaso el que ya ha sido investigado y sancionado no es más proclive a re incidir en prácticas corruptas?
El Monitor Ciudadano de la Corrupción en su tercer informe refirió que entre 2016 y 2018, en Colombia, los actos de corrupción fueron así: 73% corrupción administrativa, 9% corrupción privada y 7% corrupción judicial; y los delitos más concurrentes: “peculado (18 %), celebración indebida de contratos (13 %), falsedad en documento público (12 %) y concierto para delinquir (11 %)”, delitos que hoy se siguen viendo y no cesan. El respeto por lo público es mínimo.
En lo corrido del 2020, sabemos que el primer Gobernador suspendido fue el de Chocó y que a la fecha el Gobernador de Antioquia se está viendo envuelto en problemas legales de gran envergadura por hechos cometidos hace 15 años. La Fiscalía ordenó la captura de 10 alcaldes, dos de ellos ya en manos de las autoridades.
Lo más triste, es que señalan que casi que todos estos líos jurídicos que enfrentan varios de nuestros mandatarios responden a celebración indebida de contratos, entre otros delitos. Eso tiene muchas lecturas: están mal asesorados o estamos eligiendo personajes que llegan a seguir desangrando nuestro país.
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Y, ¿por qué pasa esto? Nos encargamos de culpar y de señalar a ese o esa “corrupta” pero, ¿acaso el dedo con el que señalas no es el mismo con el que votaste?, o la mente que maldice a los políticos ¿fue la que decidió no salir a las urnas a votar?
El problema de los mandatarios corruptos radica en varias situaciones: la primera, malas prácticas en la época electoral, que muchos ciudadanos propician o aceptan. Ciudadano, si usted ve prácticas corruptas antes de que ese candidato ejerza, ¿qué espera cuando llegue al cargo por el que aspira?, “el que paga para llegar, llega para robar”; la segunda es el abstencionismo electoral que nos somete, el que no vota contribuye a que el mejor candidato pierda; y tercero, ¿realmente estamos dando votos de confianza a quien lo merece o solo nos dejamos llevar por la masas? Es decir, ¿estamos eligiendo a conciencia pensando que serán personas correctas quienes administren los recursos públicos y así construyan obras y brinden a nuestra comunidad lo mejor para el desarrollo de las futuras generaciones? Ese llamado sensacionalismo electoral es el que prima.
Son muchas preguntas pero muy pocos quienes las quieren contestar, el interés por la política es mínima, pero yo les digo una cosa: ¿no quisieron elegir? Ahora toca acomodarse a lo que hay, que desafortunadamente es un desgaste para nuestro erario público.
Es necesario ¡despertar!, y que esto no solo lo haga el ciudadano que elige, sino también usted, el que se hizo elegir ¿acaso la política no lo apasiona? No olvide, que nacimos para servir y que de ahí parte el ejercicio de ser presidente, gobernador, alcalde, congresista, diputado, concejal, edil o presidente de junta. El nombre de los políticos debe limpiarse, ejercer con responsabilidad y respeto por los fines constitucionales y además, con temor por irse a quedar con si quiera un solo peso que responde a los impuestos de todos.
Duele ver tantos mandatarios envueltos en líos, máxime porque nuestras regiones empiezan a verse desamparadas más en estos momentos. Mandatarios, por favor, actúen correctamente y luchen verdaderamente por tener un mejor país.
- Por: María del Mar Mejía Rojas, Abogada, Especialista en Derecho Público
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