Análisis

Terciarización laboral: un ejemplo a la vuelta de la esquina

Terciarización laboral: un ejemplo a la vuelta de la esquina

Muchos nos hemos topado con una aguda situación de precarización laboral, tan normal, que es en su misma esencia de cotidianidad  la que no nos permite siquiera pensar en ello. Y hago referencia a las decenas de trabajadores ambulantes que hacen presencia en cada semáforo de esta pequeña pero caótica ciudad, vendedores de Bonice y vive 100 cuyos trabajadores pasan horas ante el vituperio del sol y del agua tratando de ganarse el sustento  de cada día, devengando un salario  que ni siquiera llega al mínimo; en un país donde la tasa de inflación es del 4.7 %  entre otros meollos decadentes de un país tercermundista, en pocas palabras, uno dolosa situación.

Ahora bien, quisiera compartir la siguiente experiencia, dentro de la rutina del  ver y cuestionarse, decidí acercarme a un vendedor de bebidas energizantes que hace presencia en uno de los semáforos más transitados de Ibagué. Lo que me impresiono a primera vista fue su avanzado estado de edad, cuya gravedad se acrecentó  aún más cuando lo vi trabajar ante el incandescente y poderoso sol de mediodía. Esta situación me obligó a recordar aquella declaración de un expresidente (sujeto que no vale la pena nombrar aquí), quien afirmo que las personas a sus 70 años aun podían trabajar sin ser pensionados, egoísta aseveración que deja en claro el proyecto de precarización laboral que se vive en Colombia. Retomando mi encuentro con el anciano vendedor, me pareció prudente hacerle algunas preguntas sobre su cuestión laboral, sabiendo que su tiempo era corto.

Dentro del vaivén de un día pesado, el anciano me contó algo vergonzante para nuestros Ministros de salud y trabajo o por lo menos para los contratistas de trabajadores como el cazo del anciano. Según el vendedor, él no está asegurado con ningún tipo de póliza para seguros médicos, lo más infame, es que el anciano tiene un contrato en meses; es decir, un trabador sin seguro laboral y con un paupérrimo contrato contado en semanas me llevo a pensar ¿en qué clase de país estamos viviendo? Y así mismo, ¿cuáles son los derechos laborales que tenemos como colombianos?

Y es que en este país los grandes empresarios han adoptado formas particulares de contratar y emplear trabajadores. Muchos de estos son ancianos desahuciados por un sistema laboral que en su momento, como en el presente, no ha mejorado siquiera para fijar y asegurar una pensión a esos millones de adultos mayores que se encuentran a la deriva sin ingresos dignos para una vida mejor, las razones son cuantías, una de ellas es que estos trabajadores no han tenido oportunidades educativas para forjarse un futuro no tan incierto, puesto que el Estado  Colombiano históricamente ha invertido en la guerra y no en un sistema educativo solido que proyecte profesionales con buenos “sueldos” y una pensión que medio sostenga sus recurrentes gastos que se presentan en la vejez. Ahora, son estos trabajadores quienes se ven forzosamente a vender su fuerza laboral a empresas nacionales que se comportan como compañías de explotación laboral extranjera, al punto de parecerse una compañía esclava europea del siglo XVII.

Jóvenes y ancianos, todos contratados como una conjunta fuerza de trabajo enajenada, tan enajenada como la Ministra de trabajo Griselda Janeth Restrepo  quien se hace la de la vista gorda ante un proceso de esclavitud legal, o proletarización en masa, y como no, ya en Colombia para el presente año (2017) la tasa de desempleo  alcanzó el 9,4 %, esta lógica de contrato a días sin pagar pensión, salud y un salario digno obedece al proceso de terciarización laboral cuyo objetivo es acelerar el mercado de trabajo pero ¿acosta de qué?

Solo esperemos que actual turbulencia política por la que atraviesa el país no oculte el actual panorama de los trabajadores (a) y que personas como el anciano  vendedor de bebidas energizantes y los más de 5 millones de trabajadores informarles encuentren un sistema social ameno, más equitativo en materia de oportunidades, un sistema que no se integre a la estafa occidental del “Gobierno de bienestar” si no un estado que se apoye en el cumplimento de los derechos humanos, comenzando por el laboral, pues partiendo de ello radica la verdadera democracia de un país.

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