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El estudiante de la UT que se convirtió en el mejor catador de cafés del Tolima
Iruin Calderón Vásquez en el Café Condor.
Iruin Calderón Vásquez es el nombre del joven que descolló en la reciente Feria Internacional de Café que se realizó en Planadas, Tolima. Con tan solo 21 años, sorprendió a todos y se convirtió en el mejor catador de cafés especiales del departamento.
Para el joven tolimense, el café es un estilo de vida, una pasión que comparte con la Ingeniería Forestal, programa que estudia en la Universidad del Tolima. Al mismo tiempo es el tostador del prestigioso Café Cóndor, con varias sedes en Ibagué.
Las raíces cafeteras
Iruin es oriundo de Fresno, municipio de tradición cafetera encumbrado en la Cordillera Central. Allí nació, se crio hasta los 16 años y, sin darse cuenta, cayó en el hechizo del café.
El adolescente estudiaba en el colegio Niña María, donde escaló todos los cursos hasta graduarse de bachiller. A la par, le hacía favores a su padrastro, a quien considera su padre, los cuales consistían en entregar encomiendas o mensajes en la Federación de Cafeteros. En ese lugar, un día probó un tipo de café muy distinto del que tomaba en su casa. Era el primer café especial que su paladar saboreaba.
“Recuerdo que ese café, a diferencia de los otros, no era quemado, no era muy amargo. Hasta ese momento no me gustaba el café por lo amargo, pero ése era suave”, rememora Iruin.
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Su madre es Marcela Vásquez Barragán, ama de casa consagrada. “Una mujer increíble, luchadora, que puede con todo”. Su padre de crianza es Javier Leonardo Mesa, ingeniero foresta. “Quien me enseñó a ser más fuerte”.
Con su familia, Iruin llegó al Líbano en el 2021. Corría la pandemia del Covid, terminó su bachillerato en clases virtuales e hizo sus prácticas en la Cooperativa de Caficultores del Líbano, la más grande del Tolima.
“En septiembre se me apareció la oportunidad de hacer un curso con la Real Academia del Café y la aproveché. Me sirvió para confirmar lo fascinante que es el mundo del café”, recuerda.
Poco tiempo después eligió la ingeniería forestal como su profesión. Hacia allá lo llevó su deseo irrefrenable de aportar su grano de arena a la conservación del medio ambiente. El niño que alguna vez quiso ser alcalde o policía, encontró su camino en las matemáticas.
“El café es un hobby, una pasión, una forma de vivir. Y la ingeniería es mi manera de devolverle algo al planeta. Es tan hermoso el planeta y nadie hace nada por él. Es mi grano de arena para lograr que el bosque andino pueda cohabitar con el grano insigne de Colombia. Confluyen las dos mejores caras de nuestro país: su biodiversidad y el café. Son las dos cosas que me hacen feliz”, expresa.
La infinidad de variables que tiene el café enamoró a Iruin. Que pueda hallar una infinita cantidad de matices en un mismo producto lo apasiona. “Son cambios sutiles, pero el café cambia constantemente. Hay un millón de posibilidades con un mismo café y hay un millón de fincas en Colombia: las posibilidades son infinitas”, remarca.
El boom del café especial
Salta a la vista que en los últimos años se empezó a hablar más y más de los cafés especiales en el Tolima. Poco a poco se ha creado una cultura de consumo de cafés especiales. Las entidades se dieron cuenta. Cada vez son más frecuentes los eventos y ferias. Cada día hay más establecimientos dónde consumir un buen café.
“Los cafés especiales siempre han estado, solo que no habían sido visibles. Antes no había la posibilidad de tener alguien que les dijera qué tan bueno es su café. Hoy ya los cafeteros del Tolima son conscientes que tienen un café de muy alta calidad”, explica Iruin.
En ese contexto, otras figuras además del caficultor también cobraron protagonismo. El tostador. El catador. El barista. Roles que han entusiasmado a la juventud y los atraen para que se involucren a la tradición cafetera.
¿Pero qué hace un catador de café?
Esta es la pregunta que muchos desconocedores del café se pueden hacer. La cadena productiva de este grano cada vez acoge a más integrantes. Uno de ellos es el catador, quien reconoce las características y avala la calidad de un café.
“Mi rol es mostrarle al caficultor que lo está haciendo bien. También es mostrarles a las demás personas que participan en esta cadena de valor, lo bueno que es un café. Y ver la cara de satisfacción del caficultor al escucharlo, eso no tiene precio”, expone el joven.
La catación de cafés se hace básicamente en dos escenarios. En las fincas con los caficultores. Y en concursos, como la Feria Internacional de Planadas, en la que Iruin se consagró campeón departamental.
Iruin está certificado ante la Asociación Especial del Café (SCA por sus siglas en inglés), la Real Academia del Café, el Sena y próximamente por la Escuela Regional del Café del Líbano.
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Iruin celebra su triunfo junto a su equipo de Cóndor Café y amigos.
“El catador de café es el que va a las fincas y le dice al caficultor: haz esto y mejoras. O quién es el medio para llevar a un caficultor a una subasta. Somos un medio. Pero técnicamente es quien analiza un café y dice qué está bien y qué debe mejorar”, detalla.
En cualquier caso, Iruin aclara que el caficultor es el eslabón más importante en la cadena productiva del grano. “Es quien lucha, hace todo el proceso, cuida su cosecha, realiza la fermentación y lo saca a la venta”, destaca.
El mejor del Tolima
El pasado 3 de noviembre, Iruin se convirtió en el mejor catador de cafés del Tolima, tras ganarle a 31 competidores más en Planadas. Resultado que ni siquiera él mismo esperaba. Luego del año anterior quedar por fuera de la final, en esta ocasión su meta era subirse por lo menos al podio. Por su mente no pasaba conseguir el primer puesto.
Sin embargo, se disputaron los Campeonatos de Catadores y Iruin ganó la categoría “profesional”, que reúne a los catadores más experimentados del Tolima y algunos buenos exponentes de otras regiones cafeteras.
“La diferencia es que antes estaba solo. Entrenaba solo. Este logro no es solo gracias a mí, sino también a las personas que estuvieron al lado mío. El equipo de Cóndor Café fue fundamental. Ahora ya no estoy solo”, resalta.
Para un catador, antes de una competencia es fundamental mantener la serenidad, una alimentación balanceada y dormir las horas suficientes. Solo una mente despejada puede identificar los matices sutiles de un buen café.
Para destacarse en el mundo del café y las otras facetas de su vida, Iruin debe sacrificar vida social, dejar de lado actividades propias de su edad. “Por hacer tantas cosas en algún momento llegarán los resultados. El café es tanto mi estilo de vida, que muchas veces voy a tostar o catar, y lo tomo como descanso, pero realmente es trabajo. Ya llegará el momento de hacer otras cosas”, apunta.
En el 2025 Iruin representará al Tolima en los Campeonatos Nacionales de Catación. Se convirtió muy joven en embajador del café tolimense. Es consciente de la responsabilidad que reposa sobre sus hombros.
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