Opinión

Por: Humberto Leyton

La zambra protagonizada el domingo 12 de mayo, en la asamblea del partido Verde del Tolima, por los dos sectores fuertes en que se encuentra dividida esa organización forma parte del espectáculo de anarquía política que están viviendo todos los partidos y movimientos en el departamento. No son solo los Verdes, están los rojos, lo azules, los más reaccionarios y ultraderechistas pero también todos los matices de izquierda.

En nuestro criterio, estos enfrentamientos surgen al agotarse la inteligencia y la razones para convencer o para ganar en democracia una disputa interna, ante la falta de un liderazgo que por encima de los intereses individuales o de grupo imponga una conducta o línea política a seguir.

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Entre los Verdes, desde hace rato existen dos tendencias fundamentales que se disputan el control interno de esa organización política; una que tiene dos escaños en el Concejo Municipal, integrada por Linda Perdomo y William Rosas, quienes hábilmente se han adaptado a todos los climas administrativos, y prevalidos en su representación, han llevado la vocería de ese movimiento, lo que les ha permitido negociar, transigir, arreglar, contratar, disponer de puestos y cargos públicos, presupuesto  y, hasta cogobernar, con todas las administraciones, algunas de ellas tan polémicas y corruptas como las de Jesús María Botero y Luis H. Rodríguez, incluso en las últimas elecciones regionales, le hicieron campaña a Jhon Esper Toledo, candidato del hoy presidiario Luis H. Al perder este las elecciones, como por arte de magia pasaron a respaldar a la actual administración de Guillermo Alfonso Jaramillo.

Esta conducta del travestismo político ha hecho crisis al interior de los Verdes, y como consecuencia y en respuesta a ese proceder, se ha formado un grupo de restauración moral, al parafrasear a Gaitán, que busca rescatar las buenas costumbres políticas y enfrentar las desviaciones que inexorablemente se registran cuando se cohabita con el poder corrupto, sin principios ni valores, como el de los dos administraciones citadas (Botero y Luis H.).

Las cabezas visibles de este sector son: Renzo Alexander García y Darío Romero, entre otros. Estos al parecer, se dicaron a realizar un arduo trabajo en la bases de todo el departamento antes de la convención del domingo pasado, y pusieron mayorías en las 16 comisiones de sectores poblaciones que constituyen en el fondo la estructura de ese partido, lo que les garantizaba apoderarse de la dirección de los Verdes.

Al oler que estaban en minorías Perdomo y Rosas, objetaron la validez de la asamblea al considerar que supuestamente se habían elegido irregularmente algunos delegados, lo que calentó los ánimos de la mataría de asistentes, y  fue cuando surgieron los gritos de: !corruptos¡...!corruptos¡..!corruptos¡... Y luego los afectados, sacaron la versión que los habían secuestrado, intervino la policía y siguió lo que todos conocemos en las informaciones de prensa.

Pero los hechos esenciales de esta situación, es que el sector minoritario en este caso, Linda Perdomo y William Rosas, quisieron judicializar un hecho político y desconocer la democracia interna de la asamblea. El caso lo definirá la Comisión Ética de los Verdes, y una vez se falle,  se sabrá quién tiene la razón de los dos sectores.

Pero el peso político de esta situación particular de un partido, repercudirá obviamente en la convergencia de todos los movimientos alternativos que tratan de forman una gran coalición para aspirar a la alcaldía de Ibagué.

La división se agudizará más, y es posible que los concejales Perdomo y Rosas, terminen apoyando a José Alberto Girón, mientras que el resto de alterativos definan a través de una encuesta si se van con Marco Emilio Hincapié o Hugo Ernesto Zárrate.

En conclusión, lo más dramático de este enfrentamiento de los Verdes, es saber que se está cavando más profundo la tumba de una alianza que infortunadamente nunca cuajó,  porque la división suicida los rondó desde el principio hasta el fin.

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