Por Gilberto Buitrago Buitrago - Comunicador social- Docente universitario

En la ciudad de Ibagué al salir a la calle y detenerse un poco a revisar el comportamiento ciudadano en general, nos deja más preocupaciones que aspectos por resaltar, y esto compromete por igual a los entes de gobierno que debieran dedicar esfuerzos a fomentar el buen comportamiento, el respeto por el otro, independiente de sus condiciones.

Comencemos por revisar el trabajo que, desde la Alcaldía, a través de las dependencias correspondientes, no se observan ni campañas, y menos se hace algo por resaltar la importancia del peatón, del ciudadano, y solo basta con pasarse por la carrera tercera, la que hace un tiempo nos advirtieron era peatonal, ya no lo es.

Los semáforos peatonales, no funcionan, nunca les hacen mantenimiento, mínimamente revisan los vehiculares que tampoco operan adecuadamente, pero los peatonales no aparecen como prioridad en la Secretaría de Movilidad, al menos nunca se observa que les hagan un mínimo mantenimiento, un mínimo esfuerzo por que funcionen.

Ahora detengámonos en el respeto al peatón, no existe, no se respetan las cebras, esas líneas blancas en el piso, al conductor en general se le olvida que antes que ser conductor es peatón, que ese espacio nos pertenece a todos y que hay que respetarlo y cuidarlo. En medio de la congestión, del acelere, carros, motos, motocarros, hasta ciclistas desconocen el derecho que le asiste al que va a pie, lo propio sucede con quienes tienen locales comerciales, edificaciones en general, en todo se piensa menos en el peatón, en facilitar la circulación, en respectar el espacio público.

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Otra más, en las calles los conductores en su gran mayoría desconocen al peatón, al que va a pie, cuando llueve no se disminuye la velocidad ni se piensa en el otro, por el contrario, se acelera, haciendo que quien vaya por las aceras, por las calles así tenga sombrilla, paraguas y otros elementos de protección, de nada sirven pues la mojada está segura por la insensibilidad de quienes van cómodos en sus vehículos.

Cuánto se añora y se extraña al profesor Antanas Mokus, al exalcalde de Bogotá, que, con símbolos, con diferentes estrategias nos enseñó a valorar al otro, a pensar en nuestros semejantes y ponerlo en el primer lugar, a poner en los primeros lugares la “cultura ciudadana”.