Opinión
¡Vuelven las bases! Mauricio Jaramillo se fue
Por José Baruth Tafur G.
*Abogado
Especialista en Marketing Político y Estrategias de Campaña
Maestrante Comunicación Política
La pataleta de Mauricio Jaramillo es porque no le dieron aval a un candidato en Melgar que está apadrinado por el clan Hurtado. Hoy, su renuncia no duele, al contrario: libera. Libera al Partido Liberal de una sombra larga y desgastada.
¿Cómo olvidar que fue en el gobierno de Luis H. Rodríguez, acompañado de Orlando Arciniegas —sí, el mismo que posaba en fotos junto a quien renunció este fin de semana—, cuando se empezó a manejar de forma indiscriminada el Partido Liberal?. Cerraron las puertas a tantos liderazgos, obligándolos a marcharse o a resignarse al olvido.
Toda esta devastadora erradicación de quienes soñaron con hacer grande al Partido Liberal tenía una única finalidad: que los mismos de siempre conservaran sus cargos. Ahí está el diputado Carlos Reyes, con más de 20 años en la Asamblea del Tolima. Y ni qué decir del concejal Javier Mora, con más de 12 años en el Concejo Municipal. Ambos han ocupado sus investiduras mientras se desfalcaba a los ibaguereños y a los tolimenses con los escenarios deportivos.
Ahora, mientras uno de ellos se pensiona, el mismo va vendiendo la panela de su hijo al Concejo, y el otro —de forma quizás programada— pretende escalar a la Asamblea. Pero ya no más. ¡Ya basta! Hoy es el llamado a la independencia, a la unión, a los nuevos liderazgos. Es un grito para aquellos que se marcharon: este es el momento para volver y hacer renacer el Partido Liberal.
Con la salida de Jaramillo, se libera a las nuevas generaciones de tener que agachar la cabeza frente a quienes convirtieron la causa liberal en un patrimonio personal. Se libera, incluso, a quienes se habían ido con la tristeza de ver cómo se les negaba su lugar en el proyecto colectivo.
Ahora, más que nunca, debemos decirlo con claridad: el Partido Liberal del Tolima tiene una segunda oportunidad. Una oportunidad de limpiarse, de reencontrarse con su causa social, con su espíritu popular, con las banderas del cambio y la justicia.
Porque el liberalismo no está muerto: fue secuestrado. Y ahora, por fin, hay una ventana para rescatarlo.
Este es el momento de decirles a quienes se fueron: vuelvan. A quienes se marcharon con rabia, dolor o impotencia… ahora es el tiempo de la esperanza; Ya no está el muro que bloqueaba los liderazgos nuevos, ni los capataces que se creían dueños del rojo.
La renuncia de Mauricio Jaramillo no fue un acto de sacrificio. Fue un pataleo político, motivado por no lograr el aval para un candidato vinculado al exalcalde de Ibagué, Andrés Hurtado, Sí, el mismo del Puente Fantasma de la 60, el mismo con proceso por peculado por uso —por su fiesta de cumpleaños en el estadio—, el jefe del clan Hurtado, que se refiere a las mujeres con palabras descalificativas, describiéndolas como inferiores, y que ha demostrado que quien no le obedece, será víctima de sus ataques.
La salida de Jaramillo fue el último capítulo de una historia que ya no tenía nada que ofrecer. Una historia que convirtió al Partido en un cascarón, usado por unos pocos para sus intereses, mientras los demás eran simples espectadores.
Hoy es un llamado a los liberales de corazón: vuelvan a casa. Vuelvan por sus sueños rojos. La unión debe ser su objetivo. Ya no está quien les coartaba los sueños. Hoy es el momento de regresar al lugar donde se enamoraron de la política, donde se enamoraron de las convicciones… y del amor por cambiar el Tolima.
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