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Opinión

¿Somos realmente capaces de hacer múltiples tareas al mismo tiempo?

¿Somos realmente capaces de hacer múltiples tareas al mismo tiempo?

Por Óscar Viña Pardo


Hace pocos días encontré a mi amigo Libardo con un vendaje en el dedo. Me contó que, mientras cortaba la pezuña de un cerdo, se distrajo por un instante y casi pierde parte de su falange. Fue cuestión de una fracción de segundo. Por suerte, la herida no pasó a mayores y ahora muestra con satisfacción cómo avanza su recuperación.  

En la conversación, alguien comentó que los hombres no pueden hacer varias cosas al mismo tiempo, mientras que las mujeres son expertas en ello. Hoy creo que eso no es del todo cierto. Es innegable que ellas suelen concentrarse mejor y ser más ágiles en ciertas tareas, pero la idea de que somos multitarea es un mito. Nos perdemos en los procesos y terminamos desviándonos del objetivo.  

Esa fragmentación de la atención nos impide vivir el presente. Nos extraviamos en distracciones constantes, incluso en situaciones tan simples como escribir un mensaje de texto. Peor aún, hemos llegado al punto de alterar el placer de las acciones más básicas. ¿Cuántos no revisan el celular incluso cuando están en el baño?  

El psicólogo Jonathan Haidt reafirma en su estudio "Que no haya teléfonos en los centros escolares" que el ser humano no es multitarea. Lo único que hacemos es alternar la atención de una actividad a otra, desperdiciando tiempo y calidad en cada cambio.  

¿No le ha pasado que, al hablar con alguien, este interrumpe la conversación para revisar su celular? Ya no importa si es joven o adulto, todos parecen incapaces de sostener un diálogo sin distraerse. La interacción real se ve interrumpida por notificaciones y pantallas brillantes.  

Es urgente que establezcamos límites en nuestra vida diaria. "No me rinde en la casa", "no me rinde en el trabajo", "no me rinde en la universidad" son frases que reflejan una sobrecarga de tareas y nos impiden disfrutar el momento presente.  

Si por un instante dejamos los dispositivos a un lado, la concentración mejora, la comunicación fluye y hasta nuestras habilidades motrices se optimizan. La vida en pareja, el tiempo con los hijos, el trabajo en equipo o las reuniones con amigos deben vivirse plenamente. Nos lo debemos.  

Mi invitación es a evitar que la multitarea se convierta en hábito, porque NUNCA haremos algo bien si intentamos hacer todo al mismo tiempo. Hoy, una de las mayores distracciones son los celulares, cuya simple presencia en la mesa disminuye la capacidad cognitiva inmediata, como lo demuestra un estudio en España de José Ruiz Pardo y otros autores.  

En mi caso, he logrado reducir en un 35% el tiempo que paso frente a la pantalla. No permito que el celular sea mi compañero constante, sino una herramienta para organizar mis actividades. Además, después de las nueve de la noche, lo dejo a un lado para descansar como merezco, disfrutando de un libro o una película.  

Vivir el aquí y el ahora requiere atención plena y el placer de hacer cada tarea con dedicación. Mientras escribía este texto, volví a los libros en lugar de recurrir a internet. Un ejercicio que, además de enriquecerme, me permitió redescubrir lecturas. Y ahora, con este punto final, concluyo no solo un texto, sino también el inicio de una nueva tarea.

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