Opinión
Quintín Lame asusta en los Abechucos
En Cancún (México), se reúne durante esta semana el COP13 para hablar sobre los acuerdos del Convenio sobre Diversidad Biológica y la Convención sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas ; líderes indígenas y de movimientos sociales de la Alianza Mesoamericana de Pueblos y Bosques han manifestado que esas recomendaciones no se pueden quedar en el aire, que tienen un derecho ancestral sobre sus territorios que deben ser respetados.
Loaní –Toi en el municipio de Ortega (Tolima), cerca del cerro de los Abechucos, es un territorio sagrado donde en el siglo pasado, el dirigente indígena Manuel Quintín Lame reunió en una de sus famosas mingas festivas y adoctrinadoras al Gran Resguardo de Ortega y Chaparral y en trabajo colectivo fundó una república chiquita de aborígenes que reclamaban sus tierras y luchaban contra los abusos y arbitrariedades, declarando los cabildos como centros de autoridad autónoma que hoy, 100 años después, continúan reclamando sus herederos. El caserío de entonces fue arrasado y destruido con todo y parcelas en represión abierta a las familias que allí se encontraron.
Hoy los nietos y bisnietos de esa Quintiniada, más de ocho comunidades indígenas, se rebelan e impiden, desde hace más de un año, el acceso de una empresa petrolera. Denuncian, que incumplen los protocolos y contamina las aguas de los ríos Cucuana y Tetuán y, por supuesto, afecta la siembra de cultivos y la posibilidad de continuar abasteciéndose de agua limpia y de los frutos de la tierra. Argumentan además, lo que puede ver cualquier persona que hoy visita este municipio, que no encuentran por ningún lado el tal desarrollo ni el progreso prometido en más de 30 años de regalías petroleras.
A la pobre petrolera HOCOL, filial de la Houston Oil, la tiene asustada esta protesta pacífica y no ha visto otro camino diferente que llamar a la policía. Cada semana insiste ante los Consejos de Seguridad pidiendo auxilio para reactivar su operación en los campos cedidos por Ecopetrol.
Cuando los gobiernos del mundo firman acuerdos vinculantes para detener la temperatura del planeta, adoptan agendas frente al cambio climático, inician la transición hacia otras alternativas energéticas, plantean la reducción de manera progresiva, de la producción y uso de hidrocarburos; en nuestro territorio se les da la bienvenida , les brindan protección a empresas extranjeras que vienen a explotar nuestros recursos naturales, dejando miseria y un entono destruido y contaminado.
Los ingredientes para preparar la paz territorial que cocina el Gobierno Nacional, no pueden ser la amenaza, la represión, y las dosis de dolor y sufrimiento de las comunidades y las personas que defienden con autonomía la tierra, los ríos y los montes sagrados. Se requieren otras recetas para resolver los conflictos ambientales.
En los Estados Unidos las autoridades oficiales suspenden la construcción de un oleoducto que atravesaría el río Misuri y territorios sagrados, presionados por los reclamos de los indígenas Sioux que aliados con granjeros y veteranos de la guerra, permanecen en un campamento exigiendo el retiro de una petrolera en Dakota del Norte.
Los doctores que dirigen los Consejos de Seguridad, saben de Leyes, conocen de historia y del Derecho de los Pueblos; los soldados y policías que juraron bandera tricolor y que hoy asisten a esos Consejos , recuerdan las clases de “ Pensamiento colombiano del siglo XX” en la Escuela Superior de Guerra, cuando hicieron los cursos para ascenso; y en esa lógica tienen claros argumentos para saber cual patria juraron defender y para decidir quién es más criminal, si una petrolera que contamina las aguas y los suelos o los indígenas y campesinos que las defienden.
Estas son horas para recordar y volver a cantar las notas andinas del reconocido compositor orteguno Pedro J. Ramos, quien inspirado en la memoria de resistencia popular preguntaba en sus canciones “Dígame porqué doctor … si cuando Dios hizo el mundo a naides lo escrituró” y otra más como el bambuco “ Ora si entiendo porqué, hablan de rivolución ” o esta otra “Qué es Macondo me preguntan/ pon atención hijo mío/ es el petrolio perdido/ en manos del buen vecino ”, o esta danza hermosa de la tierra como es “ Vivirás mi Tolima ”. Templemos los tiples, las guitarras y las tamboras, preparemos los cantos antes de que lleguen las tanquetas del ESMAD a Ortega.
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