Opinión
Los caficultores no estamos viviendo sabroso
Por: Gentil Gómez Oliveros. - Líder social y Agricultor del Oriente del Tolima.
En reciente artículo del diario El Tiempo, sobre una alza considerable del precio del café tanto en la cotización nacional como internacional del grano, nos deja varias reflexiones. Quien escribe estas letras, un mediano productor del Oriente del Tolima, he recibido varias llamadas de amigos que me preguntan si esto es una bonanza.
Lo sería en apariencia pero no en esencia, y más especulaciones se generan a juicio de la mayoría de los lectores que no conocen las técnicas de producción, las afectaciones climáticas que debilitan este cultivo y las variaciones constantes en el precio interno causadas por la especulación bursátil internacional, la especulación comercial interna, así como los picos altos y bajos de producción de países líderes en el mercado internacional como es el caso Brasil, cuya inestabilidad climática simboliza para nuestra caficultura ruina o simples sofismas de fugaces bonanzas. Desearíamos estar viviendo sabroso, pero no es así, estamos asando y comiendo, como siempre.
La opinión pública mayoritariamente es indiferente a problemas internos del sector como son el notable aumento de los costos de producción, principalmente mano de obra para atender procesos de mantenimiento constante del cultivo, la fertilización, la recolección que consiste en cosechar el grano maduro, el rere que es una técnica fito-sanitaria para prevenir la Broca que consiste en recolectar periódicamente granos maduros y sobre maduros en las plantas, el proceso beneficio que consiste en descerezar, lavar, secar y empacar el grano ya sea en Silo mecanizado o mediante temperatura ambiente para finalmente empacarlo en sacos, el tratamiento de residuos sólidos y líquidos.
De otra parte el transporte y comercialización del producto, hacen que junto con las variaciones climáticas que estamos viviendo, tengamos en ocasiones un año de buena cosecha y otro de regular mitaca, o al contrario regular cosecha y buena mitaca; de tal suerte que si continúa este verano, la mitaca venidera para fin de año como la cosecha del 2025 no tendrán buen pronóstico de producción; demasiada lluvia y/o ausencia de ella afecta la asimilación de nutrientes, la floración, la formación y maduración óptima del grano, los cultivos se enferman, las socas se mueren y no rebrotan, la infestación de Broca y Roya aumentan, las siembras con cafetos nuevos no llegan a la adultez, presentando un panorama desolador en los minifundios donde mayormente se cultiva el Café Arábica suave y aromático que tantas leyendas inspira.
Manejar estadísticas desde los despachos públicos, resulta sencillo para los economistas y dirigentes gremiales del nivel nacional, pero la realidad es muy distinta frente a las dificultades de todo tipo que hoy enfrentamos los pequeños y medianos cafeteros en la provincia colombiana donde la decadente infraestructura vial terciaria y secundaria, el aumento de precio de los combustibles, la inseguridad creciente, la falta de mano de obra, junto a la nula formalización laboral, son factores negativos adicionales al esfuerzo que hacemos para producir trabajo y paz para el país.
Una cosa es hablar de café pocillo en mano desde un escritorio y otra cosa es vivir y sufrir la caficultura, pues eso solo lo sabemos los caficultores.
Se anuncia con rimbombante título que la bolsa de Nueva York cotizó el precio del Café Arábica Suave en $2.56 dólares la libra; nos preguntamos si tienen claro cuánto porcentaje de este aumento que desde el 2011 no se cotizaba llega a los bolsillos y los hogares de los caficultores.
Lo que tal vez no evidencian, o no quieren evidenciar es que en materia de comercialización existe una desigualdad total, estoy seguro que en este momento no tenemos en las bodegas de las fincas café guardado para gozar de este momentáneo precio favorable, pero las bodegas de los comercializadores están llenas de café comprado a un precio muy por debajo al agricultor, muchos pequeños productores prefieren vender su café húmedo a los intermediarios, las cooperativas están quebradas por las famosas ventas a futuro, el Factor de Rendimiento con que se mide la calidad del grano no siempre se aplica con objetividad a la hora de tazar el precio de una carga de café pergamino la cual equivale a tres sacos de 42.5 kilos, los cafeteros certificados y que tenemos sellos de calidad ambiental recibimos un sobre precio, pero nos exigen un esfuerzo técnico estructural adicional que implica más costos, también exigen facturación electrónica.
En suma, lo que recibimos como incentivo no alcanza para pagar el contador y el impuesto de renta ante la DIAN que, a propósito, ya nos está requiriendo sobre todo al mediano productor que quiere evolucionar hacia la agroindustria y la formalización empresarial.
Así las cosas, respetados paisanos, la bonanza es comercial, en tal sentido beneficia a quienes compran y venden nuestros granos de café ya sea mediante el sistema de garantía de compra de la Federación Nacional de Cafeteros, o la especulación de los comercializadores privados que en algunos casos en los pueblos pagan a cuenta gotas.
Indiscutiblemente el gremio se fortalecerá económicamente pero sólo en su gobierno corporativo, ya que esto le permite seguir sosteniendo su gasteril burocracia.
Lo único que recibirá el productor en su cafetal será la asistencia técnica o servicio de extensión por parte de profesionales no muy bien remunerados, por lo demás socialmente se sigue en deuda con un sector de la economía nacional que siempre en sus bonanzas le aporta al país, y aún hoy seguimos esperando que el país le retorne beneficios tangibles haciendo con ello honor al verdadero concepto de justicia social.
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