Todos contra Antonio Giraldo de la U y Diego Padilla del partido Conservador.

 El primero ya fue alcalde,  su administración estuvo salpicada de escándalos y una pobre gestión, aparte que su propuesta está plagada de demagogia. Del segundo, se dice que pese a ser un aspirante que tiene buen perfil, los que rodean su campaña no generan confianza, y ponen de ejemplo la manera clientelista como han manejado el hospital regional, donde Padilla tiene el mayor fortín electoral.

Ante ese panorama y el temor que uno de los dos gane la alcaldía, en las últimas horas, para intercambiar ideas sobre una  posible unión, tuvieron un primer acercamiento tres candidatos: Daissy Barragán, avalada por sectores alternativos;  Armando  Navarro, candidato del partido Liberal y  Humberto Páez de  Cambio Radical. Quedarían por fuera de esta eventual alianza  Gabriel Calderón de Renacientes y Germán Amortegui del CD.

Lo que llama la atención de esta singular y posible alianza es la presencia directa como arquitecto de la misma, del ex senador Mauricio Jaramillo.

Puede leer: El Debate y populismo de mercadito

Y ese detalle es el hueso duro de roer porque de ahí se desprenden varias interpretaciones.

Una de ellas y por la que más se inclinan algunos, es que de concretarse dicho acuerdo, el jaramillismo podría tomar un nuevo aire, pues para nadie es un secreto que este movimiento en otrora fuerte, hoy está diezmado, para la muestra un botón los resultados tan bajos que obtuvo en la reciente consulta que sirvió para escoger el candidato liberal.

Otra consideración ante el interés de Mauricio Jaramillo que esta alianza fructifique y  permita ganar la Alcaldía, podría ser que se dio cuenta que es la oportunidad de reivindicarse  con el Líbano y subsanar las malas decisiones políticas que durante muchos años tomó y que han contribuido al atraso y abandono que hoy presenta el municipio.

 Entonces, esta actitud que está asumiendo se podría mirar como de querer subsanar esos errores y salir por la puerta grande. Eso estaría por verse.  

Adicional a esto, y si hay algo claro que decir, es que el responsable inmediato para que al Líbano hayan llegado a dirigir su destino una persona cuestionada como Antonio Giraldo o el actual alcalde Germán Castellanos que termina una administración con más reparos que logros, es gracias a la acción política equivocada de Mauricio Jaramillo.

 Como nunca es tarde para corregir, ojalá en este momento piense que primero está el Líbano que la politiquería y el clientelismo.

Puede leer: Ni el triunfalismo de Orozco ni las cuentas alegres de Pinto

Ciertamente, de los tres candidatos en conversaciones para la posible unión, es indudable y de lejos que Daissy Barragán es la que tiene el mejor perfil, el mayor reconocimiento de la ciudadanía, y aparte de ser mujer en esta coyuntura, se convierte en la mejor carta para ser la candidata de esa coalición. Si eso llega a suceder y ante el evento que Daissy Barragán, ojalá sea así, sea la nueva alcaldesa del Líbano, debe respetársele su independencia. Que nadie llegue a interferir su gobierno. Por fortuna se sabe del carácter y firmeza que acompaña a esta candidata y de eso sí que va a necesitar.

Lo cierto es que en el escenario planteado o el que se avizora, aparece un sapo difícil de digerir. Yo prefiero tragarme el sapo de Mauricio Jaramillo con tal de evitar que el Líbano sucumba al populismo, la demagogia y el clientelismo. Le apuesto a ese slogan de recuperar la grandeza del Líbano, no hay de otra.