Opinión

La noche en la que todo fue predecible

La noche en la que todo fue predecible

Por: Jhonny Alexander Lozano


Era predecible que el estadio no iba a estar lleno. El Tolima es un equipo que tiene una base de hinchas que está entre los que se abonan y los que van de vez en cuando. Ese número no pasa de cinco mil personas. Era predecible que la alineación titular no ofreciera sorpresa en ataque. El “topo” Rentería padeció como extremo derecho. Sosa de media punta no ofreció soluciones y Rangel no se caracteriza por ser veloz. Iba a ser complicado llevar peligro al arco de Aldair Quintana (inexplicable su elección como figura de la cancha). 

Lo más predecible de la noche ocurrió. Jeison Lucumí que venía acumulando minutos y desgaste se lesionó. Fueron muchas las voces que pedían un descanso para el jugador más desequilibrante del plantel; no obstante, su presencia en la cancha solo se interrumpió por una lesión. Algo que le sigue ocurriendo a Hernán Torres y que está lejos de ser una triste casualidad. 

También era predecible que la defensa sufriera. Riascos no tuvo el nivel y la frescura que había mostrado en partidos previos. Jeison Angulo normalmente hace todo lo contrario a lo que debería hacer un lateral izquierdo. 

El tolimense Saiz y Héctor Urrego, como centrales, lucieron descoordinados, a destiempo y con el nivel de desconfianza propio de dos tipos que no alcanzaron a entrenar más de dos veces juntos. Comprensible hasta cierto punto, aunque preocupa mucho el nivel de Urrego. Duque en el segundo gol lo pasó con una facilidad llamativa. 

Era predecible que el equipo necesitaba un “vuelco” en su estructura y llegó de la mano de Hernán. La inclusión de Yohandry fue determinante en la mejora del equipo. Junior Hernández, esta vez como extremo izquierdo, demostró el gran nivel que viene consolidando desde que es titular. Es emocionante cuando el DT sustenta su valía a partir de la lectura de juego y de las decisiones que toma. El sábado en la noche, Torres fue un magnífico estratega. 

Rangel estuvo monumental. Su aporte al juego fue vital y su presencia en el gol esperanza a la hinchada. Rovira y Ureña fueron consistentes. Miranda fue nuevamente revulsivo y eficiente en ataque. El equipo no tuvo buen juego a lo largo del partido, pero mostró carácter para arrancarle una victoria a Nacional en el último minuto. 

Lo más predecible de todo es que una vez finalizó el partido, el equipo y la hinchada estuvieron obligados a pensar en el encuentro que sigue. Contra Medellín el miércoles por Copa Betplay el Tolima alcanzará su partido número 45 en un 2022 maratónico. Ojalá los buenos resultados vuelvan y las lesiones dejen de ser lo más predecible.

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