Opinión
Ibagué: La ciudad que cae en riesgo de quiebra
Por Nicolás Álvarez Bernal
Economista Universidad Nacional
Todos los días escuchamos las historias de jóvenes que migran hacia ciudades como Bogotá, Medellín o Bucaramanga, lo cual es entendible cuando se observa que Ibagué presenta las mayores tasas de desempleo juvenil del país que rondan alrededor del 27% y de unas tasas de informalidad de más del 52%. Esto, lo que denota es una ciudad donde la llama de la esperanza se está extinguiendo poco a poco.
Pero a todos estos problemas del mercado laboral, debemos sumarle un problema adicional: el barco se está desfinanciando, lo cual pone en riesgo que el viaje naufrague.
Según el índice de desempeño fiscal realizado por el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el cual busca evaluar cuan aceptable ha sido el desempeño fiscal de los entes territoriales con el objetivo de tomar las acciones necesarias para perfeccionar la gestión financiera, Ibagué ocupó en 2021 el deshonroso último puesto en el ranking de desempeño fiscal dentro las 13 ciudades principales del país. En particular, Ibagué obtuvo una puntuación de 48 puntos lo cual, según el DNP, indica que las finanzas se encuentran en una condición de RIESGO, lo que significa que los próximos gobernantes de la ciudad tendrán “la olla raspada” y estarán limitados presupuestalmente para la ejecución de sus proyectos y políticas públicas.
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Ahora bien, según el mismo estudio del DNP los rubros que obtienen una peor calificación son: (i) dependencia de trasferencias; (ii) Relevancia del FBK fijo; (iii) el endeudamiento de largo plazo y (iv) el balance primario. La dependencia de las trasferencias es el porcentaje del ingreso total del municipio que procede de transferencias de la Nación (principalmente del Sistema General de Participación (SGP), es decir, indica la importancia que tienen estos recursos en el total de ingresos y su magnitud refleja el grado en el cual las transferencias se convierten en los recursos fundamentales para financiar los gobiernos municipales.
Con respecto a este indicador, Ibagué obtiene un puntaje de 60,82, lo que revela que la financiación de las inversiones depende en gran medida de los aportes que da el gobierno nacional, lo cual pone en evidencia la incapacidad de la alcaldía para generar recursos propios y con esto financiar sus inversiones.
En segundo lugar, la relevancia del FBK fijo mide el porcentaje del gasto total que es destinado a inversión en activos “duros”, por ejemplo la construcción y dotación de colegios, hospitales etc. Este indicador es de gran relevancia porque permite medir los niveles de inversión para generar mayor desarrollo social y económico. En este indicador, Ibagué obtuvo un puntaje de 6.12, lo que pone de manifiesto la poca inversión que realizo la Alcaldía de Ibagué en 2021 en construcción y/o dotación de la infraestructura.
En tercer lugar, el endeudamiento de largo plazo nos da una aproximación a la capacidad de la ciudad para responder con sus obligaciones financieras en el largo plazo y, así mismo, poder adquirir nuevos créditos para poder financiar los nuevos proyectos. Con respecto a este indicador, Ibagué presenta una puntuación de 38.27 en el indicador de endeudamiento de largo plazo (el tercero más alto de las 13 ciudades principales) lo cual restringe en gran medida la capacidad que van a tener los futuros gobernantes de la ciudad para financiar sus nuevos proyectos.
Esta cifra es consecuencia de los grandes empréstitos aprobados por el Concejo Municipal, por ejemplo los 60 mil millones en 2021 para diferentes obras las cuales no se han materializado pero que si han dejado en una situación paquidérmica a las finanzas públicas de la ciudad.
Finalmente, en cuarto lugar, es extremadamente preocupante el indicador de balance primario el cual mide el resultado fiscal del municipio; si existe un alto déficit puede poner en riesgo el saneamiento fiscal territorial, pero si hay superávit excesivo también da cuenta de la baja capacidad de ejecución del municipio. En este indicador Ibagué reportó un puntaje de 31.9 puntos, la puntuación más alta de las 13 ciudades principales, lo cual indica la bajísima capacidad de ejecución de los proyectos por parte de la alcaldía, y de esto inevitablemente surge la pregunta ¿dónde está ese dinero que no se gastó?
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Así pues, resulta URGENTE darle un vuelco a la forma en cómo se están manejando las finanzas públicas de la ciudad, porque si se siguen con las mismas prácticas, la ciudad corre el riesgo de caer en quiebra en el mediano plazo, o bien, en el deber de hacer planes de austeridad extremos también conocidos como “apretarse el cinturón”, lo cual siempre termina afectando a los más vulnerables y pobres de la ciudad reduciendo subsidios y gasto público social, mientras que los ricos y poderosos siguen su vida como si nada estuviera pasando.
Finalmente, cabe recalcar que esta investigación no tiene como objetivo buscar que los ibaguereños desertemos del barco, sino que tomemos el timón y dirijamos el barco hacia un nuevo y buen puerto porque si seguimos con los mismos capitanes, el barco irremediablemente naufragará, o bien, terminará su viaje sin llegar al destino prometido y con una tripulación cada vez más empobrecida, insegura y sin esperanza.
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